El último día de festival siempre se toma con algo de tristeza. Aunque ya acumulábamos tres días y cerca de 50 bandas en nuestros hombros con más de 2500 fotografias, pensar en que vamos por última vez hacía el recinto te pone melancólico.
El primer objetivo del día eran GOLD en The Valley, muchas, muchas ganas teníamos de ver a la banda holandesa en acción por primera vez y aún más tras escuchar su nuevo disco Why aren’t you Laughing?, uno de los mejores trabajos de este 2019.
Media hora que harían cundir en parte gracias a la imponente presencia de Milena Eva tras el micro. Su calidad es proporcional a su vistosidad, su presencia en el escenario es arrolladora. Pero tampoco se queda corto su compañero y también fundador de la banda Thomas Sciarone, guitarrista excepcional y aún mejor persona.
Con tiempo de hacer sólo medio setlist habitual, los de Rotterdam presentaron temas de su nuevo álbum, entre ellos los dos temazos “He is Not” y “Taken by Storm”. Tampoco faltaron temas de su penúltimo trabajo, el excelente Optimist de 2017. Impecable el concierto de GOLD quienes son sin duda una de las bandas con más proyección dentro de su ecléctico estilo.
El primer solape compartido del día llegaba hoy a temprana hora, por un lado cubriríamos Municipal Waste en Mainstage 2 y a Brutus en la Warzone. Ambas bandas ofrecieron épicos momentos de metal con lo que la separación salió rentable.
En el escenario principal teníamos a los siempre divertidos Municipal Waste. La banda de Richmond y su crossover thrash es una banda siempre apetecible de ver en directo. Es una banda entregada, divertida, con temas fáciles de seguir y con los que es fácil acabar metido en un circlepit o en alguna wall of death.
Media hora de puro crossover, llena de temazos. Evidentemente no faltaron “Beer Pressure”, “Born to Party”, “The Thrashin’ of the Christ” o “Headbager Face Rip”. Los norteamericanos saben gozar sobre las tablas y saben hacer gozar a un agradecido público reunido bajo un sol que empezaba a ser abrasador. Gran show de Tony Foresta, este frontman es todo un espectáculo, y gran trabajo de los menos visibles pero igual de importantes Landpuil, Ryan Waste y Dave Witte.
Por otro lado en Warzone empezaría uno de los shows más esperados por un servidor, los belgas Brutus. Si hace unas semanas reseñando su último disco afirmé que se trataba del mejor álbum de 2019, tras ver a la banda de Stefanie en directo puedo afirmar que Brutus son una sensación.
Quizás por la energía que Stefanie Mannaerts sabe transmitir en su papel de frontwoman – cantante – batería, o por la original propuesta musical que dista entre el post metal, post rock y post hardcore. Pero Brutus en directo es incluso mejor que en álbum.
La Warzone presentaba un lleno considerable pese a la hora y pese a que Brutus todavía es una banda pequeña, emergente pero pequeña. Me sorprendió ver que mucha gente cantaba sus temas y que poca gente abandonó su ubicación inicial quedando prendados de la banda de Leuven.
Stijn Vanhoegarden sabe captar cierta atención pese que el 99% de las miradas son para Stefanie. Peter Mulders con su bajo queda algo disimulado pero su papel es fundamental en Brutus. El despliegue de temas fue increíble, pese a contar solo con media hora pudieron interpretar hasta siete temas. “War” nos enamoró, “Cemetery” nos avasalló. No solo en las voces limpias Stefanie tiene un tono brutal, cuando se pone a gritar te pone los pelos de punta.
La dura “Horde II” arrancó a la gente de sus “asientos” y no pudimos parar con “Drive” y “Space”. Aunque el momentazo fue con “Justice de Julia II”, el enorme tema Brust sonó impecable. La despedida llegó a cargo de “Sugar Dragon”, el largo tema que cierra su nuevo disco Nest resonó con fuerza. Tras todo ello, los vítores y aplausos duraron un buen rato, la sensación de ver el nacimiento de una banda que puede llegar a ser enorme quedará en nuestros pensamientos para siempre.
En The Altar llegaba el turno de los debutantes Revocation. La banda de Boston se resistía a pisar Clisson y finalmente se logró cerrar su presnecia en Hellfest. Dentro de la larga gira de presentación de su último trabajo The Outer Ones, David Davidson y los suyos ofrecieron un musculoso concierto de técnica y virtuosismo siempre enfocado hacia el thrash y el death metal.
Sus temas en directo ganan enteros sobre todo si el sonido llega a ser perfecto como siempre nos malacostumbran en Hellfest. David estuvo perfecto en su papel de guitarrista y frontman, pero Dan Gargiulo, Brett Bamberger y Ash Pearson rindieron a un nivel asombroso.
Repasaron temas de su nuevo disco aunque la media hora de actuación y la longitud de sus temas no les permitió tocar más de cinto cortes. Eso si, todos ellos ejecutados a la perfección. Brutal banda y brutal su sonido. The Altar presentó sus mejores galas para recibir a Revocation y la banda lo agradeció haciendo un brutal concierto de metal extremo.
Se acercaba la hora de comer y la hora límite de las 14:50 sobrevolaba nuestras cabezas. A las 15:05 arrancaba el show de Trivium y queríamos estar en la mejor ubicación posible. Sobra decir que Trivium es una de las bandas favoritas de nuestras vidas.
Con lo que el quebradero de cabeza entre escenarios, solapes y las 14:50 nos hizo modificar nuestra ruta inicial y acudimos a ver medio concierto de los thrashers Death Angel. Si bien parece difícil creer que no habíamos visto a la banda de Rob Cavestany, esta sería la primera vez que lo haríamos.
También debo confesar que nunca me he sentido muy atraído por su música, el thrash si que lo hace. Aún así conozco poco de la banda de San Francisco. Con Humanicide recién salido a la venta, los californianos venían a Europa a presentarlo en vivo. Indudablemente de él tocaron dos temas, “Humanicide” y “The Pack” fueron bien encajados por un público ansioso de thrash.
Repasando sus álbumes clásicos, no podían faltar los temas “Voracious Souls” de su icónico disco The Ultra-Violence así como “Thrown to the Wolves” de The Art of Dying. Cuarenta minutos no dan para mucho pero en Death Angel el asunto cundió. Buen show de thrash metal de una notable formación.
Si bien pudimos ver la mitad de Death Angel, también pudimos ver 1/3 del show de los rockeros Blackberry Smoke quienes actuaban en Mainstage 1. No conozco muy bien a la banda y poco puedo comentar del setlist que interpretaron, lo que si sé es que hicieron una rockera versión del clásico de los Beatles “Come Together” con la que se metieron a medio Hellfest en el bolsillo.
A parte de ella, los de Atlanta ofrecieron un ameno concierto de hard rock con tintes southern rock. Charlie Starr es un buen frontman y se la da bien interactuar con el público. Mientras Paul Jackson y Richard Turner actúan bien a derecha e izquierda del líder de la banda.
Aunque nuestros nervios estaban en aumento por la proximidad del inminente show de Trivium. Pese a la mala hora y poco tiempo de actuación la zona de los mainstage presentaba unas cifras increíbles. Trivium gusta y se nota, deberían tocar mucho más tarde. Pero bueno, esto es otro tema.
Los de Florida saltaron a Mainstage 2 con las sonrisas más anchas del día, Matt Heafy es uno de los artistas más sinceros y agradecidos de la escena y es un gozo verle sonreír. Con “The Sin and the Sentence” sembraron una locura que no nos abandonó a lo largo de todo el concierto. El impecable tema que abre su último disco sonó potente y brutal y mostró las cartas de lo que Trivium tenia preparado para nosotros.
Con Matt Heafy super activo y Corey y Paolo campando a sus anchas sobre el escenario es difícil fijarse en el bueno de Alex Bent en la batería pero tenemos que comentar que su entrada como miembro ya oficial de la banda de Orlando ha disparado la dureza y la calidad de su música.
Las revoluciones no bajaron con la burrada de tema titulado “Beyond Oblivion” ni con “Sever the Hand”, ambas de su último disco. Un momento necesario de “relax” llegó con el tema “Until the World goes cold” del irregular disco Silence in the Snow, un tema curiosamente muy bien recibido por los fans pese a la calidad discutible de todo el disco.
Por si nos estábamos relajando nos avasallaron con una “Down from the sky” aclamada como si de “Enter Sandman” se tratase. Brutal el tema de Shogun y brutal recibimiento por parte del público. Y creo que me quedo corto. El trabajo de Matt Heafy estaba siendo impecable tanto cantando, como con la guitarra. “The Heart from your Hate” de The Sin and the Sentence nos relajó por así decirlo antes del combo final con dos temazos marca de la casa: “Strife” de Vengeance Falls y el cierre, como no, a cargo de una “In Waves” que aplastó al que quedaba en pie.
Curiosamente no tocaron ni un solo tema de Ascendancy, su mejor disco, aún así el concierto fue de lo mejor de todo el festival. Trivium no defrauda nunca, su puesta en escena es impecable y su sonido siempre es lo mejor posible. Un 10/10 para unos Trivium que deberían cerrar escenario en vez de tocar al mediodía. Eso si, ni nos acordamos que el sol estaba arrasando con todo.
Nos repartimos para cubrir casi enteros los shows de Vomitory en The Altar y Arabrot en The Valley, doble acierto pese a la pena de no ver a Clutch. En The Altar encontramos un llenazo increíble para recibir a la máquina sueca de death metal Vomitory.
La veterana banda de los hermanos Gustafsson están viviendo una segunda juventud como pudimos ver en Barcelona hace unos meses. Su segunda presencia en Hellfest será recordada por la descarga atómica de death metal sin contemplación alguna. Con un sonido brutal y una contundencia digna de mención, poco a poco fueron despachando temas atronadores como la gran “Perdition” o “Flesh Passion”, “Rotting Hill” o “Chaos Fury”.
Los suecos dieron una clase de como debe funcionar el death metal en pleno siglo XXI, su directo es increíble y la entrega de la banda solo puede contrastarse con la de un público alocado haciendo los circlepits más bestiales de la jornada.
Mientras, en The Valley, algo menos de gente de la esperada estaba reunida para ver al curioso Arabrot quien actuaba de última hora por la caída de Emma Ruth Rundle del cartel. Un Arabrot que ya pudimos ver en el pasado Kristonfest y nos sorprendió gratamente. Vestido con un gorro enorme, su camisa y sus pantalones anchos, el noruego ofreció un suculento concierto de rock metal oscuro, inteligente, complejo.
Junto a Nibby Needle (así se llama el Sr.Arabrot) encontramos a la teclista cuyo nombre he sido imposible de localizar y al batería Magnus Nymo. La banda noruega se encuentra de gira presentando su último disco titulado Who Do You Love, un álbum complejo pero excelente.
El combo lo dio todo durante los casi tres cuartos de hora, hizo vibrar a una The Valley siempre abierta a nuevas tendencias y es que Arabrot se sale de lo común.
Regresamos al sol de Mainstage pese a que tanto la Warzone con Cancer Bats y The Temple con Wiegedood ofrecían unas alternativas potentes a unos Testament que llenaban la zona de los escenarios principales. La proximidad de las visitas a Barcelona de tanto Cancer Bats como de los belgas Wiegedood nos animó a intentar disfrutar de unos Testament que acostumbran a dejarte un sabor agridulce en la boca.
Y desgraciadamente esta vez lo volvieron a hacer. Testament no es una banda de directos y punto. Chuck Billy no es un frontman carismático como tampoco lo son los demás músicos. Su pancarta es cutrilla y su sonido acostumbra a ser malo. Para una banda teóricamente grande como lo es Testament, estos detalles no pueden repetirse.
Tocaron 50 minutos en los que me aburrí 49. El setlist fue muy pobre pese a tocar temas de hasta seis discos, eché en falta temas thrasher con gancho como “Rise Up” o “True American Hate”, curiosamente no tocaron tema alguno del disco que les devolvió a la fama tras su travesía por el desierto. Ni un solo tema de Dark Roots of Earth. Si tocaron evidentemente dos temas de su último disco, el regular Brotherhood of the Snake.
Ni siquiera el teórico himno “Into the Pit” logró arrancarme una buena vibración. Para mi Testament es un grupo gafado, nunca lograré disfrutar con ellos, no lo volveré a intentar.
Se empezaba a desgustar ese sabor de recta final de festival, las 18.00h traían menos calor y también la presencia al fin de Stone Temple Pilots sobre el escenario. Muchas ganas tenía de ver a la icónica banda de grunge por primera vez, quizás demasiadas, pues cuando te creas unas expectativas altas, es fácil llegar a decepcionarte.
Y evidentemente eso fue lo que me ocurrió. Primero por ver a una banda con los humos demasiado altos teniendo en cuenta que siempre serán la menor de las bandas grandes del grunge. Segundo porque en Hellfest nadie tiene el ego subido (bueno, alguno si como Danzig y algún otro perla del estilo).
Pese a contar con el simpático Jeff Gutt como nuevo vocalista, las miradas se centraban en los hermanos DeLeo, tanto Dean como Robert estuvieron bien en su papel de músicos pero su actitud altiva de super estrella me enfrió y mucho.
Y encima me jodieron el temazo “Plush”, tema que tocaron en una especie de versión semi acústica sin ninguna alegría ni siquiera con ganas. Con un setlist a priori impecable, Stone Temple Pilots se llevaron entonces el premio a la decepción del festival. Una pena.
Por suerte no me dio tiempo a que la tristeza me cogiera por banda, pues en Mainstage 2 saltaban al ruedo los siempre espectaculares Anthrax. Si Testament acostumbran a ser mediocres, Anthrax acostumbran a petarlo y mucho.
¿Quién no desearía tener a un Belladona en su banda? Es imposible no divertirse y pasarlo en grande con un tipo como él en el escenario. Anthrax es una banda de directos y lo saben. Aunque siempre toquen los mismos temas logran que el público se entregue a ellos desde el minuto cero.
Arrancando con “Caught in a Mosh” seguida de “Got the Time” Anthrax ya se había ganado el público. “Efilnikufesin (NFL)” sonó brutal y me gustó especialmente que rescataran este temazo, “I am the Law” otro temazo a la saca seguida de “Now it’s dark”, otra sorpresa pues el tema del disco State of Euphoria no acostumbra a ser interpretado en directo. Es de agradecer que a veces incluyan temas olvidados en sus giras.
Con un Belladona hiperactivo pero con un sublime Scott Ian siempre omnipresente, Anthrax contaba con la vuelta de Charlie Benante en la batería, ¡por fin!. Jonathan Doanis, el otro guitarrista quizás es el que pasa más desapercibido, pues el bueno de Frank Bello con su bajo no para de trotar en todo el concierto.
El tramo final de su show estuvo marcado por “In the End”, la semi balada de su disco Worship Music y el combo final de temazos, “Antisocial” y “Indians” desataron la locura entre los asistentes. Un enorme cierre a un colosal concierto de los neoyorquinos que, una vez más, arrasaron.
Para los que no hemos podido ver en directo a Pantera, la actuación de Phil Anselmo and The Illegals es actualmente lo más cercano a ello. The Valley presentaba un llenazo desbordante para ver al bueno de Phil. Más delgado, masticando chicle y con una cara saludable entraba Anselmo al escenario y empezó la matraca.
Algo descolocados nos quedamos cuando el show arrancó sin nada de Pantera, ¡esto no es lo que veníamos a ver! Hasta tres temas de su disco con The Illegals sonaron en The Valley, “The Better”, “Little Fucking Heroes” y “Choosing Mental Illness” estuvieron bien, pero la gente quería escuchas temas de Pantera. Entre aplausos y vítores llegaron a los oídos de Phil las suplicas de todo el recinto. “Pantera, Pantera…” resonó largo rato hasta que el polémico frontman comprendió su función en todo ello.
“queréis Pantera, pues tened Pantera” y así arrancó el esperado show con la impepinable “Mouth of War”. La locura tomó The Valley y no cesó hasta el final del show. Con un Phil totalmente sereno, simpático, alegre y con su potente voz en buena forma, poco a poco soltaron trallazos directos a nuestra cara. “Becoming”, “Yesterday don’t mean shit” nos arrollaron pero el colmo se lo llevó la brutal “Fucking Hostile” que hizo estremecer a cada uno de los asistentes.
Pero no fue sino el principio de un final brutal en el que “Hellbound”, “I’m Broken” y “Walk” nos hicieron poner la piel de gallina, provocó lágrimas, gestó alegría colectiva. Varias veces hemos visto a Phil últimamente y siempre en baja forma, nos alegra mucho ver que se ha recuperado y sobretodo, poder afirmar que tiene cuerda para rato. A destacar que ese día cumplía justo un año de la muerte de Vinnie Paul, motivo por el que Phil dedicó unas palabras al ex batería de Pantera en uno de los momentos más emotivos de todo el festival.
Otro de los solapes más infernales del día ocurría a las 20:45h y enfrentaba a Emperor con Lamb of God. Sabiendo que siempre es más difícil ver a Emperor y desconocemos cuando volverán a partir peras, decidimos volver a verles, y ya van tres, en Hellfest. 2014, 2017 y 2019 en Hellfest y si a esto le añadimos su presencia en RockFest Barcelona 2018 podemos decir orgullos que hemos visto cuatro veces al excepcional combo noruego siendo esta última la mejor de todas.
Siguiendo con la gira especial de aniversario del discazo Anthems to the Welkin at Dusk (la única pega, ver tres veces seguidas prácticamente el mismo concierto), Ihsahn y Samoth saltaron sobre The Temple dispuestos a destrozarnos. Para ellos es fácil, repasando tanto Anthems como In the Nightside Eclipse el éxito está asegurado. Con un sonido nítido e implacable, las guitarras afiladas, batería potente, los teclados clavados a cargo de Mr.Leprous y la voz de Ihsahn como siempre brutal, el show se desenvolvió de manual.
Primer tocaron los seis temas más la intro de Anthems to the Welkin at Dusk, entre ellos “Ye Entrancemperium”, “Thus Spake the nightspirit” o “With strength I Burn” para tomar la recta final con tres temas de In the Nightside Eclipse: “Towards the Pantheon”, “I Am the Black Wizards” e “Inno a Satana” fueron un cierre espectacular y la gente lo vibró con intensidad.
Parece que a Ihsahn y Samoth han pillado el truco a girar celebrando aniversarios de sus discos y desconocemos cuanto tiempo lo harán, no parece que el milagro se traduzca en material nuevo. Una pena, pues los noruegos rinden a un nivel espectacular, sobre todo Ihsahn quien tampoco ha abandonado su proyecto personal. Un 10 para Emperor.
La hora de cenar nos situaba a Cannibal Corpse vs Slash vs The Young Gods. Difícil elección solventada con otro dúo de escenarios cubiertos. Uno iría a The Altar a ver a Cannibal y otro se desplazaría a The Valley a catar a The Young Gods. Acierto doble, vamos por partes.
Cannibal Corpse actuaban por cuarta vez en Hellfest, la veterana banda de death metal acostumbra a citarnos en los festivales veraniegos, ya sea en Clisson, ya sea por España. Siempre es apetecible presenciar su impactante directo y más cuando los de Buffalo se encuentran en muy buena forma.
Ver los extremos molinillos de cabeza de George “Corpsegrinder” Fisher da incluso miedo, algún día leeremos en las noticias que se ha dislocado las cervicales, tiempo al tiempo. Con su músculoso cuello a tope y una barriga cada vez más prominente, Corpsegrinder es un tiarrón, de los que dan miedo.
Con un sonido niquelado, poco a poco fueron despachando clásicos, doce temas de diez álbumes, eso si es un repaso discográfico. El repaso a los discos de su primera etapa siempre es mejor recibido que los más actuales, el riff inicial de “A Skull full of Maggots” del disco Eaten Back to Life arrojó a la hinchada a un moshpit terrible, pero lo mejor de la noche fueron los dos temas seleccionados del clásico Tomb of the Mutilated; “Hammer Smashed Face” y sobretodo “I Cum Blood” nos dieron el empujón necesario para acabar de gozar de otro concierto impecable de la banda norteamericana.
Tampoco faltaron repasos a sus últimos discos, tocaron un par de temas de su último disco, Red Before Black de 2017, “Kill of Become” de A Skeletal Domain… un sin parar de grandes temas de la banda.
Y en The Valley asistimos a un sublime e inesperado conciertazo de los suizos The Young Gods. La veterana banda de Fribourg regresaban a Clisson tras muchos años de su anterior visita. Con un juego de luces minimalista muy cuidado, Franz Treichler y Cesare Pizzi, el alma de The Young Gods, ofrecieron un recital de rock industrial con tintes electrónicos.
Según parece, los suizos son una de las influencias más grandes de NIN y me lo creo. La calidad y el cuidado de los detalles tanto musicales como extramusicales solo es comparable al de la banda de Trent Reznor. Tanto Franz Treichler como Cesare Pizzi se mostraron impecables, carismáticos.
Data Mirage Tangram, su nuevo disco, se publicó hace unos meses y de él tocaron medio set, pero los momentos de máxima emoción fueron cuando interpretaron temas como “The Night Dance” del discazo T.V.Sky o “Envoyé” de The Young Gods. Una buena entrada en The Valley que disfrutó y bailó en el que sería uno de los mejores conciertos del día.
Refused es una apuesta siempre segura y si además toca en la Warzone como cabeza de cartel, el éxito está asegurado. Se notó todo esto con una Warzone llena hasta los topes pese que Slayer iba a tocar por última vez en Francia en Mainstage 1.
Si no has estado en un concierto de Refused no sabes como se las gastan Dennis Lyxzén y los demás. Los suecos son una bandaza, sabe como arrasar y aún mejor, sabe como integrar su espectáculo entre la gente. Arrancando el concierto con la incomparable “Rather Be Dead” y con ella se desató la locura, y más cuando ves a Dennis bajar al foso y arrojarse sobre las primeras filas del público a cantar más de media canción. Arranque sublime.
La banda de Umea se encuentra en proceso de grabación de el sucesor de Freedom de 2015 y ya pudimos disfrutar de dos nuevos cortes: “Blood Red Until I’m Dead” y “Economy of Death”, dos buenos temas que nos pillaron totalmente por sorpresa. El bolaco no aminoró en ningún momento y las explosiones de éxtasis llegaron de la mano de “The Deadly Rhythm”, “Liberation Rrequency” y “Worms of the Senses”.
Aunque el momento top del show fue cuando los primeros acordes de “New Noise” nos golpearon fuerte, ¡menudo temazo!. Refused es una banda especial y sus directos son de otro planeta. Un acierto apostar por ellos.
Con Slayer en Mainstage Deicide se llevaría el premio a la peor asistencia en hora punta en The Altar. El 99% de los asistentes al Hellfest se encontraban viendo el último show de Slayer en Francia y quizás nosotros deberíamos haber estado allí, pues Deicide en directo me supo a nada. A comentar que la caída de The Obsessed del cartel dos días antes de que arrancara el festival dejaba huérfana The Valley en su último show de 2019. La polémica banda de Tampa saltó al escenario a medianoche frente a un puñado fácilmente computable de asistentes.
Con Glen Benton y su bajo apoyado en su enorme barrigota arrancó a base de rugidos un concierto del que poco se puede contar. Escupiendo blasfemias y death metal crudo, poco a poco se sucedieron sus temas como si del mismo siempre se tratase. No había visto en directo a Deicide y me sobraban las ganas de catarlos, pero una vez visto tres temas, vistos todos. Y a este punto puedo comprender el motivo por el que la banda de Glen no ha logrado desmarcarse como si lo han hecho Morbid Angel o Obituary por ejemplo. Otra banda que no repetiré.
Tool, la sensación del año, a punto de publicar su esperado nuevo disco tras 13 años de silencios. La banda más codiciada de 2019 y una de las bandas con más hype de todos los tiempos por fin sería cabeza de cartel en Hellfest. Y lo haría a la inusual hora final, última banda del festival, encargados de cerrar la noche tras un espectacular concierto final de Slayer del que solo vimos “Angel of Death” y los fuegos artificiales.
Con miedo nos posicionábamos relativamente cerca del escenario, con buena visibilidad y relativamente anchos. Mucha, mucha gente se reunía frente a Mainstage 1 para ver al fin a una de las bandas más complejas del rock y metal alternativo. Miedo porque una rara sensación volaba entre nosotros hacía ya varias semanas. ¿Estaría Tool a la altura de lo esperado?
Siendo un servidor seguidor de la trayectoria de la banda de Maynard James Keenan pero no como fan acérrimo. Me gustan sus trabajos aunque siempre he mirado con recelo a los fans verdaderos de la banda de Los Angeles. ¿Son realmente tan grandes como nos hacen creer que son?
Sin uso de pantallas más allá que para mostrar videos surrealistas, un juego de luces espectacular y uno de los mejores sonidos que recuerdo, arrancó el concierto. Pese a ver con claridad el escenario, si me dicen que los cuatro artistas eran unos vulgares clones podría colar. Primera gran decepción. Teniendo en cuenta que había gente que no veía el escenario y se veía obligada a seguir el concierto a través de las pantallas, un flaco favor de la banda al no dejarse mostrar. Egos los justos por favor.
Interactuar cero con las cerca de 60.000 almas que se aglutinaban para ver a la banda en directo también dice poco a favor de Tool. Ni una sola palabra, entrar, tocar, tocar, tocar y adiós muy buenas. Maynard se escondió, fuera de los focos, en un rincón del escenario, otro punto negativo para un artista tan engreído como polémico.
Eso si, musicalmente el concierto fue de 10. Impecable el sonido, milimétrico cada instrumento. Pero puestos a escuchar Tool, me lo pongo en casa. Dicho esto, cerca de 40 minutos aguantamos y decidimos acercarnos a ver un rato a Tormentor y otro rato a Enter Shikari. Curioso y muy interesante era ver a cientos, miles de asistentes enfilar la salida del recinto, su cierre de festival fue Slayer y lo de Tool les sentó hasta mal. Poco a poco se fue vaciando un Hellfest en parte por el cansancio, la nula visibilidad y la propuesta poco atractiva de Tormentor y Enter Shikari.
No sé si Tormentor era un reclamo suficientemente fuerte como para competir con Tool y desconozco totalmente su impacto en la historia del black metal. The Temple presentaba un vacío demasiado grande para ver a la banda que cerraría el festival.
La banda húngara capitaneada por el incomparable Attila Csihar se reunía para un selecto concierto en Hellfest pero la recepción fue casi nula. Tormentor nos ofreció un black metal oscuro, frío. Vestidos para la ocasión, sobre todo Attila, los húngaros desplegaron temas de sus dos primeros discos, Seventh Day of Doom y Anno Domini. Poca gente sabía algo de sus discos y poca indagará tras el concierto asistido. Una pena que una banda a priori importante reciba tan poca atención.
Y el cierre de la Warzone siempre presenta una banda especial, esta vez Enter Shikari no estuvieron a la altura y mucho menos tras el increíble concierto de Refused hacía un rato. No comprendo mucho el estilo de los ingleses y creo que no soy el único. Pese a ser una banda respetada dentro del metalcore durante la primera década de los 2000, la evolución de la banda ha ido de mal en peor, han añadido con mal gusto elementos electrónicos que, mezclados con el metal y el hardcore dan como resultado un pupurri sinsentido.
La entrega no es cuestionable, pues Rou Reynolds no dejó de brincar y hacer bailar a una warzone que presentaba una triste entrada. Parecía que todo el mundo estaba viendo a Tool, aunque realmente mucha, mucha gente estaba saliendo del recinto.
Hasta 15 temas desplegaron, siendo The Mindsweep el vencedor del que sacaron hasta cinco temas. Lo demás, poco a comentar, una banda totalmente omitible de cara al futuro.
Y en vista del éxito, decidimos regresar a Mainstage para ver la recta final de Tool, una recta final marcada por cuatro temazos, pudimos escuchar (que no ver) a lo lejos “Forty Six & 2”, “Part of Me” y “Vicarious”, aunque lo impactante por el cariño que le tengo al tema, fue el cierre con “Stinkfist”.
Luces y sombras en esta última jornada del festival, luces pues la mayoría de bandas vistas rindieron a gran nivel, un gran sonido y una entrega incuestionable. Sombras debidas a alguna que otra decepción ya comentada: Testament, Stone Temple Pilots y Tool.
Cerramos con éxito el séptimo Hellfest esperando con ganas el cartel del octavo, allí estaremos.
La decepción de día: Tool y Stone Temple Pilots
Los temazos del día: «The Sin and the Sentence» de Trivium, «All Along» de Brutus, «Fucking Hostile» de Phil Anselmo and the Illegals
La sorpresa del día: Brutus y The Young Gods
El grupo del día: Trivium