Ruta del día
Bloodywood – Spirit Adrift – Zulu – Fever 333 – Spirtworld – Crowbar – Soul Glo – Puscifer – The Obsessed – Arch Enemy – Pro-Pain – Finntroll – Lorna Shore – Monster Magnet – Black Flag – Within Temptation – Clutch – Carpenter Brut
Llegamos con la energía intacta a la tercera jornada del Hellfest. Tras la traca final de Sum 41 del día anterior, las ganas de volver a vibrar con un día histórico pasaba principalmente por tres nombres: Fever 333, Lorna Shore y Clutch. Tres bandas apuntadas en rojo por varios motivos que comentaré más adelante.
Un día marcado por bandas de nueva oleada, nuevos sonidos y fragancias aún no catadas. Por ejemplo, los indios Bloodywood acudían al Hellfest tempranito con el cartel de “banda muy a tener en cuenta”. Con una cadencia hacia la música de Bollywood y un metal fiel y bien ejecutado, la cuadrilla de Nueva Delhi nos ofreció un despertar de lo más agradable. Si su último disco ya fue una de las sorpresas del último año, en directo no se quedan cortos.
Y algo parecido pasaría más tarde con los tejanos Spiritworld. Thrash fundido con las bandas sonoras de Ennio Morricone. ¿Atractivo? Ya os digo yo que sí. Un disfrute continuo esta mezcla de riffs de Slayer con lo de El bueno, el feo y el malo. Los que, pese a apuntar maneras, me decepcionaron mucho fueron Zulu. La banda hardcore apunta a ser un referente a corto plazo en el submundo core, pero están más verdes que un pepino. Aún les queda mucho en todos los aspectos.
Un poco más lanzados si vi a Soul Glo. Del mismo estilo que Zulu pero estos al menos si tenían un directo de esos que nos merecemos. Gustará más o menos su hardcore moderno, pero en directo tienen potencial.
Entre todas estas bandas, la vencedora antes de comer fue Fever 333 quienes incendiaron mainstage sin ningún tipo de piedad. El cuarteto, sincronizado como un reloj suizo, nos aplastó con su rap metal, un hijo bastardo de Rage Against the Machine. Entrega, reivindicación clasista, política. Un frontman de esos que se dejan la salud en cada concierto y unos escuderos de lujo comandados por la bajista de melena alborotada quien nos regaló algunos de los mejores momentos del día. Y para colmo, su dinámico frontman se metió entre el público en la última canción para acabar cantando des de la torre de sonido de enfrente colgado como un mono. Brutal.
No logré conectar con Puscifer como merecía. Tras Fever 333 necesitaba más caña y ver el raro directo de la banda de Maynard me dejó más frío que el hielo. Para no hacer mala sangre del asunto, decidí ir a descubrir nuevas bandas y destinar mi momento Puscifer al que tendría en Mad Cool unos días después.
Y el destino fue Crowbar, esta claro que no era mi primera vez con Kirk Windstein, uno de mis guitarristas preferidos del sludge. Pese a que llevaba ya bastante tiempo sin ponerme con Crowbar, disfrutar de sus riffs es algo intrínseco cuando acudes a ver al bajito barbudo. No arriesga, pero te destroza con su guitarra como nadie más en el planeta. Algo que eché de menos algo más tarde y también en the Valley con The Obsessed. Era la última de las bandas primigenias del doom que me faltaba por ver. Wino estaba sembrado, pero no logré conectar con la banda pese a mi voluntad. Hay días y días, repetiré.
Contra mi voluntad pero para intentar hacer fotos a Alissa, me acerqué a ver a Arch Enemy y, desgracia para mi, cerraron el foso justo cuando me tocaba el turno para entrar. Hace ya un tiempo que veo que el efecto Alissa ha decaído y Arch Enemy empiezan a vagar sin rumbo fijo. Sus conciertos son aburridos y pese a que Alissa da todo y más, el resto de la banda no logra seguir el ritmo de la joven de pelos azules. Ni cuando destripan sus himnos logran emocionar como lo hacían hace un lustro.
Tras dejarme caer por Pro-Pain y seguidamente en Finntroll, dos bandas que no domino en exceso. Disfrutar de un rato de hardcore siempre es apetecible, en la Warzone siempre puede acudir uno y salir satisfecho. Aunque salí del todo decepcionado con esta “reunión” de Black Flag. Arrastrase de esta forma y ensuciar un nombre tan importante como lo es Black Flag tendría que estar penado con cárcel. Horripilantes. En cuanto a los trolls, no es que me apasione su estilo pero siempre llenan sus aforos.
Y ya llegaba al momento culminante del día. Mientras un % muy alto del aforo se posicionó en mainstage para ver a Iron Maiden, muchos (más de los que me podía imaginar) se acercaron al Temple para ver a una de las sensaciones del momento: Lorna Shore. La banda capitaneada en la actualidad por el versátil Will Ramos destrozó, con todas sus letras, el festival. La rediseñada banda de deathcore ya nos aplastó con su último disco, Pain Remains. Y tras seguir sus pasos por todas las fechas previas a Hellfest, el hype estaba por las nubes. Parecía que venía un huracán y, vaya si lo fue. Los norteamericanos son, y no exagero, la mejor banda de deathcore del momento. Sonido perfecto, registros vocales de escándalo. ¡Necesitamos recibirlos en nuestras salas!
Y aún sin saberlo, vendría una sorpresa mayúscula e inesperada. Monster Magnet también en la hora de Iron Maiden se decidió por hacer un show de esos memorables. La banda incendió the Valley sin compasión con una traca final de himnos que nos dejaron con un principio de infarto. “Powertrip”, “Negasonic Teenage Warhead” y cerrando con el himno “Space Lord”. No se podía pedir más. Pero es que un rato más tarde, Clutch decidió que, como mínimo, tenían que ofrecer algo parecido en calidad a lo que nos regalaron Monster Magnet. La banda de Neil Fallon y Tim Sult llenaron de forma insultante toda la zona de The Valley. Nunca había asistido a un lleno así. Había tanta gente que cuando salí del foso de hacer fotos acabé en el fondo del recinto.
Y ya para rematar la noche, pasar a ver un ratito a Within Temptation, banda que no me apasiona pero siempre es agradable en directo. Lo justo para hacer tiempo para ver el fin de fiesta que Carpenter Brut tenía preparado enmainstage. Frank Hueso nos hizo bailar, cantar, saltar, con un potente y equilibrado espectáculo de sonidos y luces. Fin de fiesta ideal.