La gente empezaba a apostar, de nuevo, por ellos, y es que Master of the Rings (1994) significó un retorno bastante inesperado y polémico, dado los cambios en la formación, así que se jugaban el todo por el todo. ¿Su anterior disco fue un espejismo? ¿Volvían en forma? Veamos como puntúan diferentes webs a The Time of the Oath (1996) de Helloween: 4 estrellas sobre 5 en Discogs, 4,5/5 en Amazon, 3,65/5 de media en Rate Your Music y una media superior al 85% en Metal Archives. Sin duda nos encontramos ante un discazo.
Para celebrar su cuarto de siglo hemos convocado a nuestros dos expertos en el estilo, Xavi Prat y Jordi Tàrrega, para que nos hablen de él y nos cuenten qué piensan de cada una de las canciones. Pero antes de empezar, ¡felicidades, discazo!
Xavi Prat
Había pasado, un par de años antes, lo que parecía imposible: Helloween resurgía de sus cenizas, y lo hacía de una forma un tanto diferenter. ¿Mejor? ¿Peor? Eso lo dejo a los gustos de cada uno, pero en la época del Chamaleon (1993) era impensable que algún día pudiesen levantar la cabeza.
Con Master of the Rings (1994) ya dieron un golper encima de la mesa, reclamando el trono que nunca debieron abandonar, pero para el que escribe, es con este The Time of the Oath (1996) con el que realmente alejan cualquier duda acerca de la vuelta más aplastante que pueda recordar.
Me es difícil escoger entre los cuatro primeros discos con Deris a la cabeza. Creo que los cuatro son discazos, pero sí que creo que este es el angular de esta evolución. Si bien es cierto que podemos considerar Master of the Rings como el más importante (sin él no hubiesen existido los próximos), es con este con el que se aferran, con el que demuestran su «poder» (guiño guiño) y el que los coloca, de nuevo, en la posición delantera del estilo. Imprescindible.
Jordi Tàrrega
Cuando en 1996 salió el The Time of the Oath de Helloween hubo quien se llegó a sentir decepcionado. Hoy, visto en perspectiva, casi parece imposible criticarlo, pero pensad que en esos días los alemanes habían vuelto a rearmarse con Andi Deris ex de Pink Cream 69. Eso motivó la broma de llamarles Hellowcream. La gente esperaba otro Keeper y las comparaciones de Kiske con Deris eran constantes y el nuevo siempre perdía. Obviamente se mejoraban esos momentos bajos que significaron Pink Bubbles Go Ape y Chamaleon, pero… Para muchos Time of the Oath no mejoraba al anterior trallazo: The Master of the Rings. Las cosas en esos días no se valoraban con la correcta vara de medir y todo estaba viciado. También era el segundo trabajo de Uli Kusch tras el suicidio de Ingo Schwichtenberg. Un suicidio, un exmiembro de los rivales Gamma Ray… No lo tuvieron fácil. Y sí, a pesar de todo Time of the Oath es un discazo.
Hay experimentación bien llevada, muchos clásicos, grandes momentos y algún tema que es de lo mejor que han grabado en toda su carrera. Soy de los que tiene el disco en un pedestal por el momento vital en el que lo viví. Helloween avanzaban con nuevo sonido y cantante, probaban cosas y no les salían nada mal. Había voluntad de seguir adelante y no encasillarse sonando más duros y oscuros. Disco basado en supuestas interpretaciones bélicas de Nostradamus y algo de Goethe en el tema título.
Las canciones
“We Burn”
XP: Se dice aquello de «¿No quieres caldo? Dos tazas». El refrán viene perfecto para definir el opening track del disco, y es que es un trallazo a los que no estábamos acostumbrados. Sí, Helloween había hecho canciones (muy) rápidas, pero desde los silvidos iniciales se ve que «We Burn» es una locura demasiado poco valorada por los fans y por el propio grupo. Patada en el estómago.
JT: Menuda forma de abrir un disco… Aquí ya se demuestra nivel con esa original entrada de silbidos y teclados para caer en brazos de uno de los singles típicamente Deris que hay en el disco. Gran puente+estribillo si bien el grupo ya demuestra que suena más crudo a pesar de mantener la melodía. Clasicazo de la era Deris ya de primeras.
“Steel Tormentor”
XP: Seguimos en la misma línea, tralla y melodía al 50%. El estribillo ya es mítico (además salió cuando un servidor se sacó el carnet de conducir, con lo que la canción tomaba un significado especial), y el global de la canción es de típico single del grupo. Todos los miembros rayan a un nivel altísimo.
JT: Aliento de motor y carretera en una composición que mantiene un nivel muy alto y que resulta pegadiza y original, compuesta a dúo por los líderes Weikath y Deris. Siguen los puentes brillantes antes del estribillo con un gran trabajo en la línea vocal. La batería de Uli es perfecta a lo largo del disco, pero de verdad que el bajo de Markus es una de las piezas claves para el sonido Helloween. El trabajo técnico vuelve a ser constante y muy adornado. El final es muy de directo.
“Wake Up the Mountain”
XP: Aunque es cierto que el tema tiene personalidad propia y va cogiendo su sonido, más alejado de los Keepers, aquí me voy a llevar palos. Me parece de las más sobrevaloradas, tanto del disco como del grupo. Kusch demuestra buen hacer en la composición, pero siempre me ha parecido un quiero y no puedo.
JT: Es el primer disco de Helloween en el que todos los músicos aportan composiciones de su puño y letra. Kusch siempre han tenido grandes ideas y lo ha demostrado en Gamma Ray y Masterplan… y aquí también. Tema original que rompe lo previsible y un poco se aleja totalmente del sonido Keepers. Poco a poco los Helloween de Deris van creando su propio sonido y este es uno de los temas más rompedores, una puerta abierta que se explotaría en los posteriores discos.
“Power”
XP: ¿Qué debe tener un single de Helloween? Potencia, melodía, actitud, coreabilidad… «Power» es, quizá, el single más perfecto (y más single) de la primera etapa Deris. Atemporal, ya que con 25 años sigue sonando bien, con una letra absolutamente reivindicativa y que sonará en cualquier concierto de las calabazas. Imprescindible, pero imprescindible en toda la carrera del grupo. El solo…
JT: Maravilloso himno atemporal a la altura de lo mejor que nunca han hecho, y eso no es algo fácil, pues tienen material que sentó cátedra. Weikath se marca un tema espectacular con solo coreable y que demuestra al mundo que Helloween sigue siendo un grupo capaz de seguir hechizando más allá de su pasado. Es una canción de las que siempre caen y en las que Deris disfruta jugando haciendo cantar al público. Magistral.
“Forever and One”
XP: Para muchos es, juntamente a «A Tale that wasn’t Right», la mejor balada del grupo, y aunque yo prefiero «In the Middle of a Heartbeat», de su anterior disco, pero sin lugar a duda este tema está más que conseguido.
JT: “Antes de la guerra” hay un momento de pausa para la balada marca de la casa, un poco en la tradición ya empezada con la excelente “In the Middle of a Heartbeat” del disco anterior. Es intensa muy bien construida y le da un gran contrapunto al disco, haciéndolo variado y ameno. Un poco este tema se acerca a una fórmula que va naciendo y que serán los futuros “I Can” o “If I Could Fly”, temas accesibles, oscuros, pero puramente Deris.
“Before the War”
XP: Una de las dos tapadas del disco. Un trallazo que Deris presentaba, en directo, como «a nice little ballad» (una baladita bonita). Las estrofas son brutales, el puente aún más, y el estribillo lo peta. No sé por qué la han dejado de tocar en directo, quizá por la posible exigencia vocal, pero es power metal en estado puro, una composición tremenda y una ejecución por parte de los cinco integrantes que te hace caer de culo.
JT: Una de las grandes tapadas y que sí se tocó durante la gira de presentación del disco fue este “Before the War” de Andy Deris, que empezaba a destaparse cada vez más como un gran compositor. El tema es rápido, agresivo y posee otro de esos solos doblados y melódicos que tan bien definen a Helloween. Weikath y Roland Grapow le ponen la guinda a una de las canciones más inspiradas. También hay que destacar el constante y técnico trabajo de Markus Grosskopf al bajo, siempre con ese tono agudo y presente.
“A Million to One”
XP: Casi diría pasapalabra. No es mal tema, el medio tiempo, pero tampoco me dice nada en demasía. Prescindible.
JT: Medio tiempo resultón con buen estribillo que funciona bien sin excesivos lucimientos técnicos y teclados modernillos dando ambiente. Si me preguntáis os diré que es Kusch empezando a componer para Masterplan…
“Anything My Mama Don’t Like”
XP: Con una de las calabazas más icónicas del disco, el tema deja la velocidad para adentrarse en temas macarras más típicos de otros estilos. La diversión y el cachondeo vuelven a ser la bandera del grupo, y aunque no es un tema que pasará a la historia, siempre lo he considerado divertido. Destaco la sección rítmica de Uli y Markus.
JT: Ración de hard rock acelerado y endurecido con letra macarrilla y un pasaje cercano al funk, con bajo original y un gran lucimiento de Uli. Coros dando la réplica y siendo un buen tema de esos que completan el disco y lucen en segunda fila. Aquí no hay relleno, o si más no… hasta aquí.
“Kings Will Be Kings”
XP: Para mí es la otra tapada del disco. Tema potente que siempre me ha encantado, con una melodía de guitarras resultona, con un puente y un estribillo que siempre me han gustado mucho y la pena de que nunca la hayan tocado en directo.
JT: Aquí ya un poco baja el listón a pesar de que el tema resulta y contiene otro gran solo de guitarras melódicas y coreables. El grupo estaba en un gran momento y no había temas de relleno, si bien en el segundo tramo la cosa decae un poco.
“Mission Motherland”
XP: Veo una sombra de lo que se desarrollaría un par de discos más tarde. Helloween se adentra en temas más largos y complejos, con cierto toque oscuro, y aunque no es su medio natural, el resultado es más que bueno. La instrumentación es brillante, y el juego entre lo happy y lo agresivo está muy bien encontrado.
JT: Aquí hay representada esa cara del grupo que busca lo extenso, lo complejo, casi progresivo, y especialmente lo duro. Puros sonidos 90 en el riff con conexiones con Pantera y Fight que tampoco convencieron y que quedaron en mero experimento. De todas formas, es una puerta abierta que sería explotada en The Dark Ride. Hay estribillo y pasaje happy metal y su faceta cristiana queda enfrentada con el infierno.
“If I Knew”
XP: Podría copiar exactamente lo mismo que en «Forever and One», solamente que esta «If I Knew» es mucho peor. Para mí, la menos destacada del disco. A kilómetros de cualquier otra.
JT: Un tema que firme Weikath a solas es siempre interesante. Esta es obviable, pero es un medio tiempo oscuro con aires de balada que se queda en poco a pesar del bonito crescendo hacia el estribillo. Atmosférica y con otro buen solo repleto de feeling.
“The Time of the Oath”
XP: Otro paso más hacia lo que harían en 2000 con The Dark Ride. Aquí la oscuridad toma forma de riff y se adorna con los efectos que le dan a la voz de Deris. Seguramente a los fans más keeperianos del grupo nos cogió desprevenidos y necesitamos muchas escuchas, incluso algún año, para saborearla como realmente merece. Es un gran tema, quizá de los más logrados, pero no parece Helloween. Que cada uno lo interprete como quiera.
JT: La auténtica joya del disco, y el gran riff de la obra. Ampulosa, trabajada, de inicio casi industrial y con ese riff básico pero efectista y con una letra que la eleva. Puede que sea poco Helloween pero sigue siendo un temazo en el que demostraron que su evolución iba por buen camino. Aquí el mérito es de Roland Grapow, que fue un fichaje excelente para las calabazas.
Veredicto
XP: Helloween siguen dando pasos en buena dirección. Con Master of the Rings demostraron que podían recuperar el trono del power metal aún alejándose del sonido y las reglas más básicas que les hicieron reinar en los 80. Con este no solo lo recuperan, sino que empiezan a dar pasos interesantes. Pasos que los alejan de los sonidos más felices pero que no desentonan, como el último y homónimo. Aquí se dan la mano todos los ingredientes que han hecho, de este, un grupo legendario.
JT: Gran disco y grandes hits en un disco con una primera parte matadora y una segunda más experimental, aunque entretenida y variada. Es un paso adelante en cuanto a evolución si bien mantienen sus postulados clásicos en unos tiempos en los que Andy Deris continuaba muy en entredicho como cantante de Helloween. El tiempo le ha dado la razón. Soy de los que no me importaría una gira con solo temas de la era Deris, pero en esos tiempos… ¡Cuánto añoré a Hansen y a Kiske! Es el tercer disco más tocado en directo por Helloween, por lo que estamos ante un disco clave.