Que High On Fire son unas bestias pardas que crean auténticos muros sonoros con su mezcla doom-sludge no lo voy a descubrir ahora. Que llevan años ofreciéndonos auténticas joyas en forma de obras musicales sin parangón, tampoco. Que Death Is This Communion (2007), Snakes for the Divine (2010), De Vermis Mysteriis (2012) y su penúltima entrega, Luminiferous (2015) son lo más representativo y potente de su obra, tampoco.
La verdad es que había ganas de echar el guante a nuevo material de este power trio liderado por Matt Pike. Hay que decir que el amigo Pike se ha sacado de la manga dos discazos este año, la sorpresa de nuevo material de Sleep y su The Science y este Electric Messiah (2018), octavo largo de la banda.
Como os decía, el sonido de la banda es una auténtica pared sónica doom/sludge con dominio del riff por encima de todas las cosas, base rítmica contundente y voz ruda y algún momento putrefacta de Matt Pike. Lo estable de esta formación, más la apuesta en la producción por Kurt Ballou (algún día tendremos que hablar de este hombre en un artículo aparte, pues de sus controles han salido obras mayúsculas de grupos como The Dillinger Escape Plan, Code Orange, Converge, Zeal & Ardor o Chelsea Wolf) desde De Vermiis Mysteriis ha conferido a High On Fire de un sonido rudo, orgánico y visceral absolutamente personal e identificativo con solo escuchar medio segundo de un tema.
Ciertamente, Luminiferous dejó el pabellón muy alto con auténticas joyas como “The Black Pot”, el clásico inmediato “The Falconist” con aromas Mastodónticas o la maravillosa “The Cave” con aromas que recuerdan a “Planet Caravan” de Black Sabbath y desarrollo muy pesado. Con este disco se acercaron a Razz 2 para volarnos la cabeza con su directo apabullante, poderoso y cavernoso. Gocé de lo lindo. Con un Matt Pike sudoroso y masculino a más no poder.
High On Fire en 2018 nos ofrecen una versión de ellos mismos anabolizada, más veloz pero igual de ruda y sólida con Electric Messiah. Con “Spewn from the Earth”, que desata toda la ira acumulada y sirve para iniciar el disco, queda bien claro de qué va esto: metal a toda pastilla no apto para amantes de producciones limpias y cuidadas. Esto es High On Fire, in your face. Orgánico y desde la viscera. El disco transcurre a toda velocidad con temas de entre cinco y seis minutos, veloces y otros con más desarrollo mucho más pesados (más del estilo Death Is This Communion) como “Steps of the Ziggurat/House of Enlil” o “Sanctioned Annihilation” mucho más pesadas y con ritmo machacón, como si de una ceremonia primitiva de los primeros hombres se tratara que te dejan agotado.
Pero para mí el punto fuerte del disco es esa mezcla de velocidad y mala leche que emanan temas como “God of the Godless”, “Electric Messiah”, el groove de “The Pallid Mark” o “The Witch and the Christ” que te recuerdan de alguna manera, y como el mismo Matt se ha ocupado de decir, a una cosa así como High On Fire meets Motörhead, feroces, fieles a sí mismos y muy primitivos. Una puta gozada. El disco se cierra con “Drowning Dog” con un inicio que por el punteo te recordará a Iron Maiden, poco a poco se transforma en un clásico tema de la banda de raíz sabbath, más en la línea de su anterior trabajo.
Noiser, si lo tuyo es lo visceral, crudo, veloz y sudoroso, con riffacos brutales, bases rítmicas primitivas y voces que salen de la caverna; lo tuyo, sin lugar a dudas, es este Electric Messiah. Ojalá, Matt Pike y sus secuaces, pasen por la península en algún momento para presentarlo.
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.