Gran disco y “gran banda” estadounidense de hard rock-heavy con todas las de la ley. Lleva(n) ya más de 10 años de carrera por lo que se notan los galones y el trabajo que hay detrás de este inspiradísimo disco. Encontrarás aquí una mezcla personal con mucho de Y&T, Riot y de Thin Lizzy, con grandes estribillos, mucha positividad y mucho carácter. Se echan de menos bandas practicantes de este estilo capaces de alcanzar este nivel compositivo, pues, de veras, que ha sido una muy buena sorpresa para empezar este verano maldito. La obra se hace corta viendo el nivel y la calidad atesorada. Grabado (todo), como es tradición, en Chicago por Chris Black y con todo un Dan Swäno en tareas de masterización. La producción es excelente y el sonido general del disco es perfecto pues, a pesar de sonar descarnado y crudo, tiene el punto de clase necesario. El líder de todo ello es el citado Chris Black que ya nos dio muy buenos momentos defendiendo a Pharaoh. Como viene siendo habitual el líder se monta otro Juan Palomo y graba todos los instrumentos y voces del álbum.
Ya desde “Since You’ve Been Gone” que los puntos se ponen sobre las ies. Heavy metal clásico de la mejor tradición con poso Riot y con estribillo de los que se quedan toda la tarde repitiéndose en tu cerebelo. Gran riff y gran demostración de cómo sonar actual manteniendo las credenciales propias y un sonido contemporáneo. El single es “Restless” y aquí la onda Y&T es patente con esa excelente voz de Chris bien apoyado por coros y bien arropado por guitarras. La onda Thin Lizzy emana de “Face to Face” aunque la línea vocal vuelve a los terrenos de Meniketti y compañía, incluso con conexiones a los años dorados de Loudness, parte de culpa la tienen los detalles de guitarra por parte de Black. Lo sorprendente de todo es que llegues al cuarto tema, “Hearts Will Burn” y sigan enchufados y demostrando calidad en lo compositivo, por mucho de lo trillado de las letras.
Hay un cambio de tercio importante en “Voice in the Wind” con un acercamiento al AOR melódico a pesar de mantener esas guitarras sucias y metálicas. Un tema que da un giro y sorprende pues se acerca más a Journey o a Whitesnake pero en su terreno. En “All Night Long” (el segundo título puramente Rainbow) el homenaje a Thin Lizzy es tan evidente que roza el plagio. Demoledoras twin guitars y mucho ángel compositivo. Está claro que cada banda que sube más le debe a Phil Lynott. Parece que todo el metal clásico actual rinde pleitesía a todos los guitarristas que pasaron por la banda irlandesa, algo que, personalmente, me encanta. Y la calidad no decae puesto que “Midnight Sun” es otro momento inspirado y certero armado con otro gran estribillo. Impresionante el nivel atesorado por Chris Black.
Otro bonito volantazo llega de la mano de “Now I Know” con Chris Black jugando a ser Volbeat y con impresionantes resultados. Impactante tema a la altura de lo ofrecido por los daneses. Efectivo directo y pegadizo. “We Are Everywhere” es el tema más extenso y también el más trabajado con esos juegos de voces y con esa batería certera. Es impresionante lo claras que tiene las ideas y su trabajo con todos los instrumentos pues esto no suena a producto de estudio.
Grandísimo trabajo que debería poner en alerta a los amantes del heavy más clásico. Chris Black no es ningún novato y tiene claras las ideas por mucho que High Spirits sea un puro divertimento. Cuando ves que el tipo se lo monta todo él solito encaja que sea Dan Swäno quien haya realizado las tareas de masterización, otro de los más grandes Juanes Palomos del negocio. Ha girado por Estados Unidos y por Europa así que cuando la pesadilla termine esperemos verle pronto en el Rocksound. Discos como Hard to Stop demuestran que en el heavy clásico todavía hay gente capaz de sacarte una sonrisa y de aportarte material incendiario. Posiblemente caiga entre mi Top 10 del año. Brillante…