Estamos de enhorabuena, a pesar de lo mierdoso que está siendo este puñetero 2020, pues musicalmente nos estamos dando de morros con excelentes noticias a modo de publicaciones discográficas. Lamentablemente, la presentación de todos estos buenos trabajos se verá frenada por todas las limitaciones y restricciones que está sufriendo el sector cultural por parte de quien se encarga de regularlo. Desde aquí mi más sincero apoyo a tod@s l@s afectado@s por esta injusta situación.
Como iba diciendo, y espero no irme más por las ramas, el puto 2020 nos trae bastantes buenas noticias musicales en lo que a trabajos se refiere, y eso sin contar los que desgraciadamente se nos quedan en el camino por diferentes circunstancias, casi siempre vinculadas con la logística laboral y familiar. Ahora que afortunadamente vamos recuperando algo de actividad frente al teclado, vuelvo a encontrarme con otro buen trabajo que reseñar. Y ya van dos en estas semanas.
Hilotz es una banda originaria de Gipuzkoa formada en 2009 y que tras diferentes cambios de formación, actualmente como trío, viene a presentarnos su segundo trabajo, consolidándose como una banda a tener en cuenta dentro del panorama thrash estatal.
Utilizando el euskera como lengua de expresión, Aske (2020) (hermosa palabra) se adentra en la libertad en sus diferentes interpretaciones según el colectivo al que hacen referencia. Ellos mismo nos lo explican en su nota de prensa:
«Aske, disco compuesto por 11 canciones, once miradas, dudas y deseos, relatados desde el punto de vista de aquellos que quieren romper sus cadenas. Migrantes, mujeres, animales, personas con adicción, con capacidades diferentes… son algunos de los protagonistas de este álbum. La banda ha hecho un ejercicio de empatía, un intento por ponerse en la piel de quienes pretender ser libres.»
Una curiosidad acerca de la repercusión que ha tenido el avance de este segundo trabajo es el interés de algunos medios generalistas a causa de la temática y de la interpretación de algunos de los símbolos inalterables durante siglos. El ejemplo más claro, la interpretación que realizan en «Agur», canción que cierra el disco, del tradicional aurresku. Indagando en las raíces lo mezclan con ese sonido black que también casa con los sonidos folk de cualquier cultura. Para un servidor, que el black puro y duro lo deja bastante frío, no me ocurre lo mismo cuando se fusiona con sonidos más tradicionales u otros estilos. Pero no se quedan ahí, el videoclip que acompaña la presentación presenta unas bellas imágenes en la que la danza, tradicionalmente interpretada por hombres, en esta ocasión se reinterpreta a través de la mujer frente al dantzari tradicional.
Si hablamos de libertad, ellos se toman la suya a la hora de decidir la forma en la que dar arranque a su trabajo. Y lo hacen con una de las canciones más extensas del disco. Es poco habitual y arriesgado pero nos sirve de completo resumen de lo que nos tienen preparado para disfrutar durante la extensa hora que tenemos por delante. La lenta y pomposa introducción conjuga perfectamente con el sonido más punk y thrasher del disco, pues en los siguientes cortes, sin perder la comentada esencia, se adentran en terrenos musicales más enrevesados y elaborados que en su anterior disco. Aquí los temas son de estructuras más complejas sin perder un ápice de fuerza, así lo demuestran en «Pertsona, terrorista». Aquí el thrash de manual nos atrapa volviendo a la duración estándar, la valiente introducción al disco de ocho minutos hubiera sido demasiado atrevida si se hubiera repetido en otra ocasión.
El rasgado y chillón tono vocal de Mikel no es para nada melódico, la agresividad es patente sobre una base musical que cuida la ambientación y la melodía. Interesante las partes de teclado de «Sinisten dut» aportando una ambientación diferente al resto del disco. El aburrimiento no está presente en este disco gracias a los riffs afilados y los ritmos frenéticos de batería fusionados con partes más melódicas, excelente trabajo por parte de Pablo y Etxahun. Otro ejemplo es «Auhen», la acústica introducción con versos recitados agónicamente desde el fondo de la oscuridad, dan lugar a unos blast beats muy blackers. Asombrosa la fuerza de este trío.
Vamos descubriendo más canciones reiterándose en la agresividad y la melodía. Al llegar a «Izua su» nos encontramos con una voz femenina que ayuda en los coros. El aporte melódico se complementa perfectamente en los coros, pero para nada se trata de una voz delicada al uso, aporta fuerza dentro de su limpieza.
Podríamos decir que en la parte final del disco se han opuesto el traje de faena y han decidido no dejarnos descansar. Con esto quiero decir que las canciones se cortan en duración, pues no sobrepasan los tres minutos y medio, destacando «Ezin du» por ser una interesante parte cuellos.
Tras «Betirako atdesena», «Agur» («Adiós») se despide magistralmente con la interpretación del aurresku como ya había comentado más arriba. Es tan buena la adaptación que se hace inquietantemente corta, necesitando repetirla de nuevo.
Excelente final para un disco que merece ser escuchado con detenimiento, disfrutando los detalles que afloran a cada nueva escucha.
¡Salud y heavy metal!
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.