Himnos del Rock: «Burn» de Deep Purple

Pues parece que esta vez nos ha pillado el toro y no hemos sido capaces de tener listo un reportaje a la altura de la conmemoración que nos ocupa en este 15 de febrero de 2024, el 50º aniversario de Burn, octavo trabajo de la mítica banda Deep Purple lanzado durante su etapa denominada Mark III. Para intentar paliar este descuido de dimensiones colosales, vamos, al menos, a homenajear a su tema estrella e himno por antonomasia por el cual fue bautizado el álbum, “Burn” y ya de paso, poner un poco en contexto esta magna obra que bien se merecería un examen más exhaustivo.

Deep Purple: Inicio y final de la era Mark III

Tras las desavenencias surgidas entre el vocalista Ian Gillan y el resto de la formación, en especial con Ritchie Blackmore, este primero abandonó la banda finalmente en 1973 dejando vacante su puesto. Poco después y por motivos no del todo claros, Ritchie Blackmore despedía al solvente bajista Roger Glover, incrementando el número de sillas vacías en la banda. Pero Ritchie Blackmore ya tenía claro quién iban a ser sus sustitutos, en su cabeza rondaba la idea de fichar a Paul Rodgers (Free) como nuevo vocalista (quién declinó la oferta) y a Glenn Hughes (Trapeze) al bajo, quién sí aceptó. Finalmente fue un desconocido David Coverdale, de un registro vocal similar al pretendido Paul Rodgers, quien acabaría asumiendo las funciones vocales en esta nueva etapa.

Burn fue el primer trabajo surgido de la unión creativa de los mencionados David Coverdale y Ritchie Blackmore, junto a los habituales Jon Lord a los teclados, e Ian Paice a la batería. Todos ellos aparecen acreditados en la mayoría de los temas del álbum, quedándose Glenn Hughes fuera de ellos aun habiendo participado en su composición por motivos legales contractuales, enmendando dicho asunto en su edición conmemorativa del treintavo aniversario del disco. No es de extrañar que haya sido precisamente él quien más haya reivindicado muchos de los temas incluidos en Burn en su carrera en solitario, pues es evidente la huella tan personal que dejó en los mismos.

La etapa Mark III, aunque popular, fue ciertamente fugaz, entre los años 1974 y 1975, y acabó con la deserción de su instigador, Ritchie Blackmore, quien no supo encajar las aportaciones estililísticas más blues, soul, rhythm & blues y funk que los nuevos integrantes habían traído consigo. Éste decidió partir para formar su proyecto en solitario denominado Ritchie Blackmore’s Rainbow, que acabaría acortando su nombre más adelante a Rainbow, dejando a la formación por primera vez en su historia sin su guitarrista fundador. Poco tardaron en anexionar un nuevo guitarrista, Tommy Bolin, pero esa es ya otra historia que ya abordaremos en un futuro si procede.

La importancia de «Burn» dentro del seno de Deep Purple

“Burn” es el tema de apertura de su homónimo disco y por lógica, su tema insigne. No solo fue escogido para dar el pistoletazo de salida al disco, sino que también tomó el relevo a “Highway Star” como tema de apertura en gira durante un par de años. Muchos son los rasgos comunes que se atribuyen a ambos temas, de ahí que en muchas ocasiones se les haya considerado como “hermanos” (si ya has dado con la fórmula, ¿para qué cambiarla?). Su fuerza y groove hacen de ambos temas ideales para captar nuestra atención de manera inmediata y querer continuar con la audición de lo que sea que venga a continuación. Después del pinchazo que supuso el disco anterior de la formación debido a las presiones discográficas, Who Do We Think We Are (1973), Deep Purple andaba necesitado de un nuevo hit que les devolviera notoriedad y vaya si lo consiguieron.

¿Es «Burn» un himno al uso?

Siempre que abordamos esta sección intentamos “justificar” el porqué el tema escogido entra dentro de esta categoría. Si bien suelen haber ciertos puntos en común entre todos los himnos, es evidente que pueden darse factores diferenciales. Burn creo que se sale del patrón usual de lo que consideramos un himno, y, sin embargo, entra de lleno como tal en el imaginario colectivo. ¿Y cómo es posible algo así? Tan sencillo como conseguir que la melodía principal se te instale dentro. Si esto en la mayoría de los casos se hace a través de un estribillo facilón y/o unas letras repetitivas o llenas de mensaje hímnico, en Burn son los instrumentos quienes nos empujan a absorber sus melodías, tararearlas y memorizarlas. ¿Qué es lo primero que nos viene a la cabeza al rememorar este tema? ¡El arrollador riff guitarrero de su inicio! Riff de guitarra que al poco se ve reforzado al unísono por las teclas de Jon Lord y que actúa como hilo conductor, repitiéndose de manera insistente de forma acertada en cada inicio de estrofa, antes de los puentes (¡dos!) e incluso abriendo el solo de guitarra. ¿Alguna cosa más super destacable del tema? ¡El solo de teclado! Y sí, las melodías vocales actúan como gancho, por supuesto, los tonos agudos que gastan Coverdale / Hughes tienen mucha fuerza, pero por una vez en la vida, el estribillo, un simple burn, no es el golpe de efecto principal sino la consecuencia final de todo lo que viene antes, como una especie de explosión que nos golpea en toda la cara de una forma extraordinaria. Una maravilla que me hace dudar de si estamos ante un himno o un tema perfecto. ¿O será quizás las dos cosas a la vez?

Continuando con las excentricidades que hacen de este himno algo atípico, ¿qué me decís de su duración? ¿Un himno de seis minutos? Pues sí, “Burn” es capaz de tenerte ahí en vilo de principio a fin, pues no decae en ningún momento gracias a un ritmo trepidante y una energía fuera de lo común, empujada por una sección rítmica que no descansa en ningún momento. Y qué decir del tema de los solos… sublime la elección de meter un par de forma espaciada, uno de guitarra y otro de teclado, estructurados de forma similar, con un tramo inicial más libre y una melodía final casi calcada en ambos instrumentos, reforzando esas sensaciones comunes que hacen distintivo el tema.

Si todo lo comentado anteriormente no fuera suficiente, y sigues dudando de si “Burn” se trata de un himno o no, espero que hayas podido saborearlo alguna vez en directo para poder comprobarlo por ti mismo. En mi caso así ha sido en más de una ocasión cortesía de Glenn Hughes, quien consigue que siempre que suene este tema, toda una sala Apolo o Razzmatazz llenas hasta la bandera coreen y rujan con una voz única: burn! Y no sólo eso, también sus riffs instrumentales. Ahí sí que ya has tocado el cielo.

La importancia de «Burn» en directo

Si consultamos las estadísticas ofrecidas por la web Setlist, “Burn” tan solo aparece en la posición 41 en cuanto a temas más tocados en directo por la propia formación Deep Purple, en cambio, con Whitesnake aparecería en la posición número 15 (sumando su versión íntegra a la que ofrecían en formato medley junto a “Stormbringer”) y Glenn Hugues la encumbra a la primera. Los motivos a mí me resultan obvios, pero por si acaso a alguien no le vienen a la cabeza de forma inmediata, los resumo y listos: su complejidad vocal. Ian Gillan, quien regresó más adelante a las filas de Deep Purple, se negó a cantarla, y de hecho la última constancia que aparece en esta web de su reproducción en directo data del año 1992, momento en que Joe Lynn Turner era el encargado de las tareas vocales, de ahí que, por pura escasez temporal, no se encuentre en una posición tan alta como debiera. Conclusión: si quieres que un himno perdure en el tiempo dentro de tu setlist… no lo hagas demasiado complejo. Piensa si tu yo futuro va a poder defenderlo, y si no es así, pues tampoco pasa nada siempre y cuando sea tu público el que lo sienta como himno inmutable en su interior por los tiempos de los tiempos, independientemente de las veces que suene o no en directo…

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Sobre Susana Masanés 176 Artículos
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!