Pues no tiene otra cosa, el compañero Jordi Tàrrega, que pedirme una Canción perfecta o un Himno del rock de Sonata Arctica y y, la verdad, me deja en cuadros. A ver, que sí, que el power, de siempre (pero más en mi juventud) me ha gustado, pero no creo que fineses sean tan grandes ni tan buenos como para tener alguna de las dos. De hecho, aunque alguna hay, creo que el power no tiene demasiadas canciones perfectas, o no las tiene bajo la concepción que yo creo que deben ser. Himnos sí, los que quieras. Es un estilo muy hímnico, y bajo esa premisa, más que la de caracterizar a toda una generación, me agarro para deshojar la margarita y encontrar un tema que pueda valer para hoy. Y lo encuentro rápido. «FullMoon» es la gran canción del grupo, un grupo que, sea dicho de paso, duró un par de (brillantes) discos antes de empezar una decadencia tan grande que aún dura.
Si bien es cierto que cuando Sonata Arctica vieron la luz, allá a finales del siglo pasado, todo en el power estaba más que inventado, lo cierto es que había una nueva mini generación, liderada por Edguy (o por Sammet) que apuntaba maneras, y nuestros protagonistas se enmarcan ahí. De esa nueva generación, sin duda, «FullMoon» es todo un himno.
El EP UnOpened (1999) había dejado tan buenas sensaciones que abrió las puertas de contratos discográficos a los jóvenes, que además tuvieron como padrinos de gira nada más y nada menos que a Stratovarius, sus padres musicales, se quiera decir o no. Dentro del disco que presentaban en esa gira, Ecliptica (1999), destacaba nuestra protagonista de hoy.
En Spotify, dentro del «disco oficial», por así decirlo, pasando de listas y demás, vemos que «FullMoon» tiene más de ocho millones de reproducciones, y aunque «Replica» tiene 10 millones, la trascendencia de una y otra es incomparable. Si alguien ha asistido a alguno de sus conciertos, a alguno de sus nefastos conciertos que hacen últimamente, sabrá a lo que me refiero.
La canción no tiene misterio. Tema power melódico a tempo alegre para ser más rápida hacia el final. El inicio, con el piano/teclados y la voz apareciendo, es muy del grupo, así como la entrada del resto de instrumentos. Quizá que esa intro sea un poco tan larga la hace menos espectacular, pero cuando los bombos empiezan a cabalgar, todos los detalles aparecen. La melodía vocal de Kakko lo domina todo, hasta llegar al estribillo estratosférico, rematado por esos «run away» que se repiten
El solo, tanto el de guitarra como el de teclado, sin ser ninguna maravilla, quedan perfectamente, y la batería que los acompaña (especialmente al inicio del primero) es más que resultona. Pero no nos engañemos, la canción es el estribillo, que se te pegará como el Loctite con media escucha, y que aunque den pena, corearás como loco en directo.
Letrísticamente tampoco tiene ningún misterio. Si hablamos de hombres lobo, está todo dicho, así que no enredaremos la cosa. Solo que huyas si hay luna llena, como dicen una y otra vez.
No. No es un tema espectacular ni va a trascender la música. No va a ser un as ganador del estilo ni va a estar en un CD recopilatorio (comentario para los que ya peinamos canas), pero sin duda es una gran canción, muy disfrutable. Lo más destacado que ha escrito Tony y un tema remarcable en esa segunda o tercera generación del power metal.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.