«Hinayana»: un término sánscrito y pali que significa el “vehículo inferior” o “deficiente, abandonado, defectuoso”. Con esa definición, mis colegas de Science of Noise me pasan un trabajo en formato EP, de un grupo con este “palabro”. ¿Qué podemos decir sobre ellos? Pues bien, que es joven, nacidos en el 2014, de Estados Unidos y con un anterior primer LP bajo el brazo, Order Divine (2018). Aunque huelga decir que en esta ocasión, este Death of the Cosmic (2020) tiene un buen padrino como es el sello Napalm Records.
¿Qué nos encontraremos? Pues muy fácil. Una delicia para los oídos en forma de mezcla perfecta de doom y death metal melódico. Como bien comenta Casey Hurd, fundador de la banda, además del vocalista y guitarrista:
«El disco es una conexión entre la banda y la fuerza cósmica y espiritual del universo, en contrapunto con la pérdida de esperanza en un mundo actual frío y moderno que el hombre ha creado en el lugar de la naturaleza. Queríamos algo que fuera hermoso y aplastante al mismo tiempo.”
Y vaya si lo han hecho. Recordemos que todo esto ha sido masterizado por Juho Räihä, guitarrista, entre otros, del grupo Swallow the Sun, de donde Hinayana coge mucha de su esencia.
El disco empieza con el tema “Death of the Cosmic”, con una introducción de ambientación lenta pero melódica, y que poco a poco va en aumento, llena de melódicos riffs, paisajes acústicos sonoros y growls amenazantes, aunque todo ello repleto de atmósfera y belleza. “Cold Conception” tira más a la pesadez. Es un tema un punto más oscuro, sin olvidarnos de lo melódico y atmosférico, parte musical integrada en el grupo. Aquí hay la colaboración de Nature Ganganbaigal, multi instrumentista folk famoso en su campo (por cierto, muerto el año pasado a la corta edad de 29 años). La presencia de este músico en esta canción, hará las delicias de los que le gusten los temas con mucha ambientación de por medio, ya sea post o, como he dicho, atmosférico.
“Yet Here I Wait Forever” es una pieza en perfecta armonía con el universo que nos presenta Hinayana. Totalmente instrumental, es un break en mitad del disco, que no hace más que tu mente se despeje y disfrute de semejante música. Un interludio místico, vaya. La siguiente, “In Sacred Delusion”, en esta hay mucha fuerza dramática, riffs otra vez pesados y duros, pero en contrapunto con una belleza instrumental, y también con la colaboración del vocalista Toni Toivonen (Hanging Garden). Y terminamos con “Pitch Black Noise”, que no hace más que demostrar que con cinco canciones, Hinayana tiene una marca identificable, y fusiona perfectamente la tranquilidad y la intensidad atronadora, sin olvidarnos de la profundidad existencial de sus letras.
Podríamos decir que han cogido la melancolía y la tristeza del doom, pero sin llegar a tener ganas de suicidarse, y también la fuerza y la dureza del melodeath, pero sin pasarse de marchas. Todo ello aderezado con mucha atmósfera y matices por doquier, por lo que hay una simbiosis perfecta. No olvidemos que no soy fan del doom, y para nada se me ha hecho un disco pesado y con ganas de marcarme un harakiri y desparramar mi pared intestinal por el suelo. Hay calidad y se nota.
Para los amantes de lo desgarrador, bello, melancólico, oscuro, contundente, íntimo. Música que hace pensar, que sientes en tu cuerpo, que casi puedes ver con tus propios ojos (si te tomas peyote, mejor). En fin, excelente disco y con una grandísima calidad musical y de grabación. Os animo a dejar de lado cualquier cosa que ibais a hacer ahora mismo e invertir media hora en este Death of the Cosmic.
Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.