Cuando empezamos con esto de Science of Noise recuerdo que pensé que cómo tenía que molar escribir sobre tus ídolos, sobre aquellos artistas que, de una u otra forma, habían ayudado a formar mi ADN musical. Recuerdo pensar qué discos, los trabajos de qué bandas, quería reseñar sí o sí a la mínima que vieran la luz, y cuando me paraba un instante a pegarle un repaso a las bandas que me pillan más de la mano, la que siempre ha ocupado el puesto número uno es, sin ningún género de duda, Hora Zulú.
La banda nazarí lleva metida en mi cabeza no pocos años, entre coplas, versos y rimas de compleja dialéctica. Con el paso de los años, no solo han sabido evolucionar y afilar su propuesta, sino que han llegado hasta el punto de poder presumir de poseer uno de los sonidos más inconfundibles de este país. Su sonido es tan único que no hay término medio: lo tomas o lo dejas, y creedme cuando os digo que un servidor no se cansa (ni se cansará) de tanto tomar.
Aprovechando que hace como 1.000 años que estoy suscrito a la newsletter de estos granaínos, dejaré que sean ellos mismos (o quienquiera que sea el que las redacta) los que os presenten su tan esperado regreso a la vida pública.
Casi un año después del lanzamiento de “Y si acaso” y “Beatus Ille” -primeros adelantos del álbum, publicados en marzo y abril de 2018-, Hora Zulú presenta La voz del amo, el esperado sexto álbum de los granadinos. Un nuevo trabajo discográfico con el que la banda de rock vuelve con nuevo material, siete años después de publicar su último disco, Siempre soñé saber sobre, nadie negó nunca nada (2012). Diez temas en los que Hora Zulú sigue fielmente los preceptos dictados desde sus adentros.
La voz del amo ha sido grabado en Sonobalance Estudios (Granada) y Bomtrack Estudios (Úbeda) y mezclado por David Fidel Castro, a excepción de «Y Si Acaso», y “Beatus Ille”, mezclados por Rémy Deliers en Lille (Francia). Con este álbum, producido por el propio batería de la banda Javi Cordovilla, la banda continúa la línea ascendente que caracteriza su trayectoria, manteniendo el sonido propio del grupo. Un inclasificable estilo basado en la fusión de diferentes géneros como son el rock, metal, rap y flamenco; todo ello engranado con letras llenas de poesía y metáforas recitadas por Aitor Velázquez sobre la música de Paco Luque, Javi Cordovilla y Alex Bedmar. Es este disco han colaborado artistas como RdeRumba (Violadores del Verso) o Soziedad Alkoholika.
Dicho esto, ahora soy yo el que os habla. Creo no andar errado cuando afirmo tajantemente que no existe ninguna otra banda dentro del panorama nacional que me haya aportado y llenado tanto como lo han hecho estos cuatro sinvergüenzas, abanderados del arte, del poderío y de la mala follá hecha cante. Me tendría que remontar hasta mis años mozos universitarios para agarrarme al primer recuerdo que tengo de ellos. Rondaba el año 2002 o 2003 cuando llegó hasta mis manos una copia de su Me duele la boca de decirlo (2002), su debut bajo las siglas HZ, toda una sucesión de trallazos sin compasión con una producción correcta, sin más. Un soberbio trabajo de debut que espero que algún día finalmente re-visiten, tal y como S.A. hicieran hace ya unos años con su álbum debut. Y esto no lo digo yo, pues me lo dijo -hace ya tiempo- el propio Sr. Cordovilla. Desde entonces, nos les he perdido la pista ni un solo instante. He vivido con ellos y su música me ha perseguido sin cesar. Les he ido a ver en concierto todas y cada una de las veces que han pasado por Barcelona y alrededores, menos en aquella lejana ocasión en la que fueron elegidos para abrir, ni más ni menos, que para Slayer. Ese día, lo reconozco, les fallé.
Un nuevo álbum de Hora Zulú siempre le llena a uno de orgullo y satisfacción, así que trataré de ver qué se esconde tras las paredes y rimas de este La Voz del Amo.
Unas palmas lejanas abren el primero de los cortes de este La voz del amo. El tema lleva por nombre «Cave Ventum» y es un perfecto tema de apertura, un regreso por todo lo alto que cuenta con todos cada uno de los detalles y los guiños que caracterizan el tan característico sonido de la banda: riffs galopantes de tintes y aires flamencos (de nuevo, el bueno de Paco Luque se sale en este álbum), una sólida base rítmica y esa forma tan característica que tiene Aitor de escupir lo que canta. Y todo ellos aderezado con un colchón de sonidos programados que le confieren un empaque una profundidad de tres pares de cojones.
El tema que nos desvelaran hace poco más de dos semanas es el segundo de una tanda de diez. «La voz del amo», que así es como se llama, quizá sea de mis temas preferidos. Aquí quien se lleva la palma es, por encima del resto, la percusión, con unos tambores que resuenan poderosamente por toda la estancia, sobre todo hacia la segunda mitad del tema. Los arreglos adicionales que aquí también encontramos le dan a la cosa un aire casi industrial. Detalles estos que se vendrán repitiendo a lo largo de los casi 40 minutos de álbum. Lo bueno de que hayan sacado un lyric video es que uno le pega un repaso especialmente importante y adicional a la poesía que siempre son las letras de la banda. De nuevo, de 10.
«Se non è vero» se postula, cada vez que la escucho, a convertirse en lo mejorcito de este La voz del amo. Un inicio algo «raro» en seguida da paso a un riff que nos pone en bandeja, ahora sí, al Aitor que tanto nos chifla, quien no pierde ni un solo instante, y a la mínima que le dejas, te destroza a base de rima, ritmo y compás. La esencia original de la banda hace acto de presencia por primera vez. El último minuto de la canción es, simplemente, espectacular, como lo es también el martilleo de las cinco cuerdas del Sr. Bedmar.
El inicio y posterior evolución de «Es menester» es muy del estilo de su célebre «Camarada», tema contenido en su tercer trabajo discográfico El que la lleva la entiende (2004). Una vez más Aitor nos da una lección de encaje de bolillos, con ese arte que atesoran sus palabras. Su poesía, no solo le confiere a cualquier tema de la banda un significado superlativo, sino que, con esa manera que solo él tiene de contarnos y cantarnos las penas, consigue y logra con soltura y acierto meternos en la olla pasajes y rimas que, si no fuera por él, jamás lograríamos entender. Mención especial (una vez más) al ex Lagartija Nick Paco Luque, demostrando una vez más porque es uno de los mejores guitarristas de este país.
Que este nuevo trabajo de Hora Zulú iba a apabullar nuestros conductos auditivos es algo que ya sabíamos de sobras desde aquel ya lejano día de marzo de 2018, fecha en la que nos regalaron a modo de adelanto la canción que suena a continuación, «Beatus Ille». El beatus ille es un tópico literario que consiste en alabar la vida del campo frente a la ciudad (una forta salutació al meu company Sergi Vila!). Según dicen la felicidad solo la logran aquellos que consiguen dejar atrás las preocupaciones urbanas, por lo que la banda se mete en la piel del poeta Fray Luis de León para regalarnos, no solo el tema más corto aquí contenido, sino el más ¿personal, quizá?; toda una oda a los sentimientos que cos acompaña hacia el meridiano de este trabajo.
«Y quiero morirme niña si no estás aquí conmigo
Y se ha convertido nuestro amor enfermo en un castigo.»
«Pena Mora» no me acaba de entrar del todo. Me suena un poco a relleno, pero me gustaría destacar el trabajo de guitarra (soberbio, una vez más) y la manera en que Aitor acentúa el final de cada frase, sobre todo a partir de la segunda estrofa.
La banda desentierra el gorro de Sublime para pegarnos una bofetada old school con «Romance de Juan de Elvira», una canción que te pega un subidón y que te hace acordarte de himnos del calibre de «Dice el Poniente» o «Yonki Supastar». La banda se quita por unos minutos el traje de los domingos para presentarnos (y repasarnos) a Juan, un tipo que a todos nos mola mazo. La fábula narra la historia de esa costumbre tan española de ensalzar, de idolatrar al mindundi, al carente de talento y al que no ha olido el arte en su punta vida. «Por mí pueden darle las llaves del cante», ¡grande, Aitor!
La romance existente entre Hora Zulú y Violadores del Verso no es ninguna novedad y no son horas de descubrir nada a nadie. Hace ya unos cuantos años que la conexión Granada-Zaragoza nos regalara trallazos del calibre de «Luego Querrán» (con Hate) y «Con un Gesto» (con RdeRumba). «Y Si Acaso» es, en palabras de ellos mismos «el eterno retorno del ritmo». De nuevo unos poderosos tambores y el incesante golpear de las cuatro cuerdas abren el tema, junto con los platos de Rubén (aka RdeRumba). Al igual que ya sucediera «Luego Querrán», aquí vuelven a pillar cacho catetos y artistillas de pacotilla que pueblan nuestra geografía. Y de Aragón viajamos hasta Euskal Herria para toparnos con los tres cuartas partes de los vitorianos Soziedad Alkoholika, colaboradores de lujo en el tema más potente y core del álbum, «Hanalfabeto y Ortera» (no, no se trata de una typo). Cabe mencionar que los maños son unos maestros en esto de colaborar con bandas rock/metal nacionales, pues ya dejaron asomar el hocico en «Política del Miedo», tema incluido en el álbum Mala sangre (2008) de S.A.. Cuando se juntan el hambre y las ganas de comer… Volviendo a «Hanalfabeto y ortera», la canción es una clara y explícita crítica a la España más asquerosa, casposa y facha en la que nos ha tocado malvivir, la del «¡A por ellos!», la España del obrero votante de PP/C’s/Vox salvapatrias… porque los catetos y los cortos de miras también votan. Parafraseando al gran Pepe Rubianes, dejadme que os diga que «A mí la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás. Y que se metan a España ya en el puto culo, a ver si les explota dentro y les quedan los huevos colgando del campanario».
Y cerrando el álbum, «Fuera / Román Paladino», una canción muy comprensible (en el fondo y en las formas) hablada en un puro y cristalino cristiano. El inicio me recuerda mucho al tema de Sepultura «Lookaway» (Roots (1996)) en el que colabora Mike Patton (Faith No More)y Jonathan Davis (Korn), pero hacia el minuto 1:45 la cosa se anima, poniendo así el broche de oro a un álbum brillante como pocos.
Hora Zulú nos tienen muy mal acostumbrados, la verdad sea dicha. Uno de los combos más brillantes (en todos los sentidos) que existen en la Península sale, se queda un rato a nuestro lado pero luego se agazapan en su Granada natal y se tiran una temporaria ocultos tras Vúfalos, Panglosses o Faustos Tarantos. Los que les queremos de verdad celebramos cada regreso de la banda con alegría, regocijo y Piononos de Santa Fe. De la misma forma que la Alhambra brilla con más fuerza cuando los rayos de sol acarician sus paredes, el rock patrio implosiona cuando Aitor, Paco, Alex y Javi se juntan en el estudio para regalarnos diez coplas como diez soles. Jamás la mala follá granaína había brillado con tanta fuerza.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.