Puedo considerar a Hora Zulú uno de los grupos de mi vida, además del grupo más importante de Granada por encima de sus paisanos Los Planetas o Lagartija Nick. Esta afirmación, que muchos tildarán de exagerada, no se basa en ningún dato empírico pero sí, como en la mayoría de opiniones, emocional. Además me reafirmo en dicha opinión después del bolazo de fin de gira que se marcaron hace un par de noches en L’Hospitalet de Llobregat.
Aún recuerdo el impacto que me causó tras la recomendación de un buen amigo y lo rápido que me hice con aquel extraordinario Me duele la boca de decirlo (2002), en el mítico y extinto catálogo Tipo. Desde entonces, también con alguna travesía por el desierto aunque me cueste reconocerlo, han retumbado en la cabeza y en el pecho de este humilde redactor las coplillas de estos ilustres granadinos que el pasado 27 de octubre finalizaron la gira de aniversario de su magistral debut discográfico y en el que no faltaron el repaso a otros himnos y, como no podía ser de otra manera, la presentación de los nuevos temas de adelanto que se incluirán en el que seguramente se convertirá en uno de los mejores discos nacionales de este 2023. Porque, y ya adelanto spoiler, el nuevo giro de tuerca que supone el adelanto de las dos canciones que se incluirán en Miraveh – Volumen 1 (2023) que saldrá el 3 de noviembre, es una bocanada de aire fresco a su propuesta y unos temazos que en directo (al menos el que pudimos disfrutar esta noche) funcionan de manera sublime.
Pero no nos vayamos por las ramas, porque lo ocurrido en la sala Salamandra era para haberlo vivido in situ. Es cierto que la asistencia no fue de las mejores, aunque el público presente ocupó las tres cuartas partes del aforo. Si dudaste y no viniste, te jodes, te lo perdiste.
Supongo que el cambio de horario, abrieron puertas a las 20:30, y el inicio del concierto a las 21:15 provocó que la llegada fuera pausada y sin aglomeraciones. El dato a señalar, en el momento de abrir la sala, apenas nos encontrábamos medio centenar de personas llegando a cubrirse el aforo con unas tres cuartas partes al inicio del concierto.
Los horarios se respetaron y todo funcionó como estaba previsto, entrando los músicos cinco minutos después de las 21:15 que estaba programado, respaldados de una gran ovación dando muestra de las ganas que había. Tras un breve parlamento de Aitor, como gran maestro de ceremonias animando e interactuando con el público con sus ocurrencias y reflexiones las pausas entre canciones, así como avisándonos, entre sudores, del resfriado que le había atacado en el último momento.
Sin más preámbulos nos aplastaron con “Por los ceniceros” y “Camarada” de su tercer trabajo El que la lleva la entiende (2006). Como siempre, sonido espectacular en Salamandra. Paco Luque, a nuestra izquierda, nos clavaba los riffs mientras controlaba que todo fuera perfecto, algo nada difícil viendo lo bien engrasada que estaba la máquina granadina. Javi Cordovilla, serio a las baquetas durante todo el concierto, mantuvo de manera impecable el ritmo tras la batería transparente que permitía ver la ejecución del instrumento, junto a un hiperactivo Manuel Romero al bajo, que siendo el último en incorporarse a la maquinaria andaluza, se ha adaptado a la perfección a la aplastante base rítmica. La contínua interacción con sus compañeros así lo demostraba. Aitor, con su voz cazallera y esa aparente desgana que destila sobre el escenario, es un auténtico monstruo derrochando carisma mientras nos ametralla con su lírica.
Con una puesta en escena sencilla y sin estridencias, únicamente respaldada por una pantalla en la que se proyectaba el logo de la banda entre animaciones, la fuerza estaba, como ha de ser, en la presencia y actitud de los músicos junto a la aplastante fuerza de sus versos y la música.
El público fue entrando poco a poco en calor mientras caían los trallazos preparados en el setlist. Pero a pesar de disfrutar de cada uno de los himnos de la noche, en mi cabeza rondaba la duda sobre qué tal funcionarían las nuevas composiciones en directo. Mi duda tardó en despejarse, pues no fue tras nueve canciones que cayó el esperado momento. Tras la presentación de la publicación del nuevo trabajo, sonó la introducción flamenca de “El niño de fuego” . El estribillo, en la voz de Ana María Luque, que salió a deleitarnos con su arte, se me quedó grabado en el cerebro desde la primera reproducción y que se va a quedar de por vida en el corazón tras la impresionante puesta en escena, respaldada por las animaciones del video de presentación basada en la pintura al óleo de Bernardino Sánchez Bayo y la aplastante ejecución. Aitor, entre bromas con Paco, reconoció al final de la canción haberse equivocado en la última estrofa. Será uno de los temas fijos en futuras giras, no hay duda. Envidia tengo de los paisanos granadinos que podrán disfrutar de la presentación de Miraveh – Volumen 1.
Tras el subidón, llegó el momento del aniversario de su disco debut que tocaron en su totalidad de manera desordenada a partir del cuarto tema. Inicio impecable de esta segunda parte del concierto en el que Aitor hizo referencia a las letras escritas 20 años atrás y que hoy las cantaría de manera diferente. En sus propias palabras,
«Esa libreta que uno encuentra ordenando la habitación y en la que hay escritas letras, reflexiones que hoy día producen fatiga.»
Fueron varias la referencias a esas antiguas canciones y el cansancio que algunas le producen a día de hoy, pues las revisaría y las cambiaría para adaptarlas al presente. Pero, contradiciendo al compositor de los versos, cada una de las canciones fueron cantadas como en aquellos días sin importar el paso de los años.
El ambiente estaba caldeado, su disco debut marcó una generación y algunos temas ya tuvieron su revisión en Limpiar, Fijar y dar cera (2021). No seremos nosotros quienes contradigamos a sus compositores, pero no pueden negar que nos hicieron cantar y sudar hasta el último verso. “Andaluz de nacimiento” nos unió a todos en un sentimiento que rompe cualquier distancia, ninguno renegamos de nuestras raíces familiares pero sí de esa gentuza a la que señalan.
Finalizado el aniversario ya toca volver a la normalidad y mezclarlo con la impecable discografía en su haber. Es comprensible que después de dos años girando con la celebración se le hayan visto los defectos a composiciones que dos décadas atrás significaron tanto para músicos y público.
Si algo me dejó con el gesto torcido fue el rápido y abrupto final tras un brutal “A ver si me entiendes”, sin bises y con los músicos abandonando rápidamente el escenario. Muchos nos quedamos con ganas de más. Aún así “sus quiere”. Noche inolvidable en la que costó coger el sueño tras el subidón.
Setlist:
Intro
Por los ceniceros
Camarada
Barraqueras
Toma y obliga
De-que-rer-ser
Beatus ille
Que me mata
Gabinas de cochero
Cave ventum
El niño de fuego
Especial 20 años de Me duele la boca de decirlo:
Intro + Vangelis
Agua de mayo
Tango
Andaluz de nacimiento
Dice el poniente
De buena mañana
Yonki Superstar
En el andén
Tientos
Golpes de pecho
En el lugar a estar
Y no protesto
A ver si me entiendes
Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.
Salud y Heavy Metal.