“Éramos una banda desgarrada, super heavy, a punto de estallar, cargada de gasolina y nadie podía tocarnos…” (Iggy Pop)
Parir este álbum icónico y fundamental no fue fácil para un Iggy Pop que tras dos discos con The Stooges veía como su sello Elektra no paraba de boicotearles, hasta el punto que las tensiones hicieron que se separara del grupo y emprendiera su camino en solitario. Abandonó Detroit para ir a ver a su amigo David Bowie en Nueva York. El consejo que les dio a él y a su guitarrista James Williamson (que había entrado en los últimos tiempos de The Stooges) es que se largaran a Londres a grabar un nuevo disco.
Una vez en Londres se dieron cuenta que necesitaban de los hermanos Asheton para conformar la base rítmica necesaria, y de veras que lo consiguieron, pues bajo y batería son claves para el groove alocado y penetrante del disco, aunque es una obra que premia por encima de todo a la voz y la guitarra. No debió ser nada fácil para Ron Asheton lo de quedar relegado al bajo… Es un sonido especial, es una energía especial y es la puerta abierta a cosas que van a venir, desde el punk al heavy metal. Pocas veces un disco es capaz de aunar tantas cosas y sonar como lo hace.
El disco
Poco hay que añadir en palabras a una canción tan monumental y perfecta como es “Search and Destroy”. Un trallazo hímnico con una línea vocal inmensa y esa guitarra de Asheton que acompaña a un Iggy, con todo saturado hasta los topes. No sólo es una de las canciones definitivas de la iguana, es que es historia viva del rock.
La belleza de “Gimme Danger” es rutilante. Es una canción desbordante de energía que nunca llega a rebosar. Potencia contenida dominada por los sabios arreglos que la suavizan como el trabajado bajo de Ron Asheton o las percusiones de Scott Asheton. James Williamson a la guitarra se sale en muchos momentos y los solos encumbran una pieza que, en el fondo, de reposada tiene poco. Otro tema histórico para un álbum de leyenda.
En “Your Pretty Face Is Going to Hell” hay la voz más raspada posible de un Iggy que se desgañita en un frenético rock n’ roll con un punto loco emparentable a lo que harían los The Cramps posteriormente. En “Penetration” hay ese característico riff de teclado que puede recordarte a The Doors y que se combina con el de guitarra, en un tema que es otra vuelta de tuerca a la obra, dando mucha profundidad y variedad. La iguana canta a medio camino entre amenaza y el hechizo. Maravilloso e inquietante tema con aires chamánicos.
Otro de los himnos fundamentales de la obra es el que da título al disco, con un alma muy Stones especialmente dada por el piano de Iggy Pop, aunque la guitarra y la forma de cantar es absolutamente proto-punk, con la voz bastante por encima de la mezcla. “I Need Somebody” juega con ese pasaje enigmático y repetitivo de guitarras mientras Iggy canta como si hubiese una especie de filtro de voz. Muy cadenciosa y otra vez con aires muy Rolling Stones y con las percusiones precisas de Scott Asheton.Williamson juega con la guitarra con fraseos libres y poco pulidos sobre la estructura acústica que da cuerpo al tema.
“Shake Appeal” es absolutamente loca y desmadrada hasta el punto que termina con aullidos. “Death Trip” hace honor a su nombre y es un desbocado viaje animal de más de seis minutos en el que hay un tramo instrumental que da juego para que su iguana baile y haga el animal sobre escena al calor de ese ritmo hipnótico. Quizá el último tramo no es tan rutilante como el inicio, pero la calidad es innegable.
Veredicto
Una vez terminado el disco su nuevo sello Columbia se cabreó con Iggy al considerar que esa obra era menos accesible y comercial que los dos anteriores discos facturados para Elektra. Intentaron que David Bowie en tareas de producción arreglara las cosas, pero él se mantuvo fiel a Iggy y el disco salió como salió. Conozco músicos absolutamente enamorados de ese sonido hasta el punto que han intentado replicarlo y acercarse a él y han sido absolutos desastres.
Raw Power es el disco más emblemático de Iggy Pop y de los Stooges por mucho que las cosas quedaban medio empantanadas. A quien hay que agradecerle todo es a Bowie que resucitó a un Pop que andaba de capa caída y en sus directos estaba totalmente colgado siendo esclavo del personaje y sus actitudes auto-destructivas. La fe del futuro Duque Blanco en él y la confianza que le dio le sirvió a Iggy para encauzar su carrera y conseguir uno de los grandes momentos para la historia.