Incite – Wake Up Dead

Hace ya más de dos meses que salió lo nuevo de Incite, pero bueno, no quería dejarlo pasar y comentaros un poco lo que me ha parecido. Sí, de acuerdo, con los años que llevan a sus espaldas no es un súper grupo, pero tampoco es para tirarlo a la basura, y a quién le mole el groove en vena pues es para tenerlo muy en cuenta; encima con este nuevo disco me han sorprendido.

No voy a entrar en que si se merece más o menos fama por el simple hecho de la idiosincrasia inherente en el apellido del vocalista. Y es que para quién no lo conozca, pues es Richie Cavalera, hijo (hijastro) del gran Max Cavalera. Los detalles sobre todo esto, ya los encontraréis en la mini bio que hice en la reseña del anterior disco de Incite, de nombre Built to Destroy (2019), explicando un poco su historia y tal. Volviendo al tema de su apellido, en mi caso los conocí de casualidad, me gustaron y después vi que el vocalista era Richie, por lo que los descubrí por su música, no por ser “el hijo de”.

Como he dicho al principio, practican un groove bastante potente pero, por desgracia para el resto de los mortales, más plano que el fondo de un Fórmula 1. Así que me ha sorprendido gratamente que justamente me hayan asombrado con este nuevo álbum. Álbum que, por cierto, nos lo han vendido como un LP y es un sí pero no. Han cambiado de discográfica por lo que cinco temas son nuevos y los restantes cinco son una elección de sus anteriores también cinco LP’s, sonando eso sí, más oscuros y potentes.

Así que basta de cháchara y vayamos al grano. El disco empieza con la distorsión de «Fuck With Me (Wake Up Death)», para presentarnos un tema que los mismísimos Pantera, tranquilamente podrían haber creado, aunque los solos de Eli Santana sean diferentes de los de Dimebag Darrell, son igualmente efectivos. A destacar la parte final con una especie de breakdowns que te hacen mover your fucking neck. Y sí, con este tema se ve una evolución, incluso la voz de Richie se palpa como más trabajada.

La siguiente «War Soup» tiene la colaboración del papasito Max. Y bueno, dejando de lado que tiene mejor voz el hijo que el padre, recordemos que Max más bien ladra y cada vez peor… Tema con un muy buen riff pegadizo, momentos pseudo tribales, sobre todo en el inicio del tema, y con un final muy agresivo y acelerado bastante brutal. «Sucker Punched» tiene otros cambios, las guitarras destacan mucho ya que tienen un sonido más armónico y le da un aire a groove mezclado con death metal melódico, recordando Devil Driver o los In Flames de la década de los 2000. Los estribillos son “pausados” y “melódicos, pero sin perder ni un ápice de punch.

«Deadbeat» tiene un inicio trotante pero rápidamente nos presenta otro estilo diferente. Para empezar Richie canta como Zack de la Rocha pero en formato más salvaje y tenemos unos estribillos contundentes y destroza nucas, acompañado de unos cambios que le dan un aire moderno al tema. Y acabamos con «Mental Destruction» de inicio acústico pasa a tener otra serie de breakdowns que le da un soplo de aire fresco al estilo musical de Incite, mientras Richie no para de gritar el título de la canción. Y aquí acaba lo nuevo, los otros cinco temas como he dicho ya son del 2019, sí, más oscuros, pero la base es la misma.

En fin, sinceramente, y tal como he dicho, si siguen la senda de estos primeros temas, parece que de una vez por todas evolucionarán un poco y de forma correcta, por lo que tendremos que estar atentos por si les da por aportar algo más que buen groove machacón. Por el resto, nada que objetar. Richie da lo mejor de sí mismo, Eli Santana, siendo su primer disco, aporta muchísima calidad y quizá la clave final de que me gusten es Lennon López y su estilo bateril a lo Vinnie Paul; solo hace falta quedarse en como mueve los pedales del bombo para entender de lo que hablo.

Dídac Olivé

Soy de esa generación que la “post-pubertad” lo pilló entre el metal primigenio (lo que llamamos ahora old school) y la nueva ola que fue el Nu metal, es decir, pasado mediados de los 90. Me encantan muchos estilos pero sobretodo el rock clásico y evidentemente el metal, este último es una forma de vida y encima me gusta desgranar y reconocer la riqueza de todos sus subgéneros. Uno ya tiene su edad (los mechones blancos en la barba no están por que sí) pero no me cierro para nada a grupos nuevos, eso sí, mientras haya fuerza y calidad, aunque hoy en día hay mucha. Como nacido justo entrados los ochenta también se incluye que soy un friki de cuidado (rol, videojuegos, Star Wars, pelis Gore, literatura fantástica y un largo etc.) vaya que toco de todo un poco. En resumen, espero contagiaros mi pasión metalhead a la vez que disfrutáis de mis aberrantes destripes.