Considero al enorme Nathan James como uno de los mejores cantantes de la escena hard rock y metal desde el día que le pude ver sobre un escenario con la Trans-Siberian Orchestra. Creía que el día qe este hombre tuviera su banda propia haría historia pues su juego de registros, feeling y calidad están a un nivel estratosférico. El caso es que lo consigue a medias pues, al fin y al cabo, la calidad de los temas escritos por la gente de Savatage está muy por encima de lo que ofrece con Inglorious, y eso que van ya por su cuarto disco. Auspiciados por la todopoderosa disquera itálica Frontiers vuelven a arremeter con un gran disco que huye un poco de los dejes Whitesnake.
También cabe recordar que este inglés ha sido capaz de trabajar con Uli Jon Roth (ex de Scorpions), sentando cátedra en directo. Inglorious en directo siempre será mejor que en estudio, y a pesar de que cada vez que editan algo suben el listón… yo espero de él algo apoteósico. Es culpa mía y de mis expectativas… pues el disco supera incluso a Ride to Nowhere, pero yo quiero más… Es un gran disco que va mejorando con cada escucha y que te va convenciendo pues a pesar de los muchos cambios de formación el combo inglés mantiene su identidad y en cada entrega gana enteros.
“Medusa” es el single claro y un poco nos vamos a los Whitesnake de la etapa inglesa. Mucho groove y deje blues en el que brillan guitarra y voz, a la vez que la base rítmica pone el andamio perfectamente. El pulso y pegada de Vinnie Colla es más que rotundo en un tema que va para clásico. “Eye of the Storm” ejemplifica la calma del ojo del huracán a base de reposo, calma y clase. Excelentes acústicas y subidas tremendas en lo vocal en una de las piezas más originales e inspiradas de la obra.
El disco se abre con una declaración de principios que lleva por nombre “She Won’t Let You Go”. Puro Inglorious demostrando todas sus virtudes: puro hard rock inglés con muchísima pegada y huyendo un poco de lo actual. Mismas premisas y calidad en “Messiah” con un enorme James demostrando que pocos vocalistas actuales pueden hacerle sombra. El gusto en lo acústico sigue en “Cruel Intentions”, aunque solo de inicio. Es uno de sus temas más maduros y serios, con aura de misterio. Aquí se ganan su puesto el dúo compuesto por Danny Dela Cruz y Dan Stevens a las guitarras.
Los teclados de tienen su cuota en el inicio de “My Misery” mientras que en “Do You Like It” hay deje festivo basado en un riff presente y grueso, aunque volviendo a repetir mismos esquemas. Es el problema que siempre le veo a Inglorious, y es que son previsibles a pesar de la mucha calidad instrumental. Por otro lado, veo a “He Will Provide” como algo cercano a los Scorps de los 70, muy en onda Uli Jon Roth en cuanto a composición y a juegos ambientales. El chico va mamando de todos los sitios en los que bebe, y eso es algo que siempre suma. Es cuando más me atrapan Inglorious, en esa senda 70era…
“We Will Meet Again” funciona por mucho que termine quedando algo previsible y obvia, aunque muy definitoria del estilo. “God of War” es un tema más completo que está en clave triste pero los arreglos sugieren algo más festivo. Otra gran demostración vocal de Nathan y un riff que queda entrecortado, pero que también luce. Se despiden con otra buena demostración de poderío hard rockero a medio tiempo con “We Will Ride”, repleta de clase y buen hacer, pero… sigo esperando algo más.
Uno de los grandes logros de este disco ha sido el fichaje de Romesh Gogandoda (Bring Me the Horizon, Bullet for My Valentine y Motörhead) tras los controles. Se le nota el acabado y de verdad que todo luce. Por otro lado, y a pesar de que estamos ante un muy buen disco, el proyecto no termina de despegar si bien enamoran en directo. No sé qué techo pueden llegar a tener, pero We Will Rise es el disco que peor ha quedado en las listas de sus cuatro entregas. Esto no es algo definitivo, pero sí un indicador de que algo no termina de ser como debería, y repito: nadie canta como Nathan James y los músicos son muy buenos. Pero si Jon Oliva le compusiera las canciones como lo hace en la TSO otro gallo cantaría…