En la confluencia de Franklin con la 22nd, al pie de Richmond Hill, están los Garber Gables. Lo que hoy en día son unos apartamentos de lujo, hace unos años -no demasiados- era la sede de Garbers of Richmond, Inc., una empresa familiar especializada en la venta, mantenimiento e instalación de puertas basculantes de garaje de todo tipo.
Pero, ¿por qué Inter Arma se inspiran en este emblemático edifico de Richmond para titular su más reciente trabajo de versiones? La verdad es que, lejos de indagar en la historia de la capital del estado de Virginia, lo que mi instinto me dice es que lo único que han querido hacer es un juego de palabras con el álbum de versiones que Metallica publicara en 1998, Garage Inc., en el cual se incluía su famoso EP de 1987 The $5.98 E.P. – Garage Days Re-Revisited. Querer ir más allá creo que es perder el tiempo.
Ellos mismos se definen como «la peor banda de Richmond, Virginia», y uno no puede más que preguntarse cuán de cierto hay tras esa afirmación tan directa. Obviamente, tanto tú como yo sabemos que tan tajante afirmación tiene poco de verdad, más aún cuando el glorioso estado de Virginia es también la cuna de otras bandas como Lamb of God, Municipal Waste, Gwar o Pig Destroyer. ¡Que no, que no. Que son todas unas bandazas de la leche. Obviamente, estoy de coña, pero así, a lo tonto, os he colado cuatro hipervínculos para que rememoréis cosique que hemos escrito sobre ellas en el pasado. Love you!
Inter Arma son un quinteto que llevan dando guerra en esto del metal (en latín, «inter arma» podría traducirse como algo así como «en tiempos de guerra») a través de un híbrido musical que tiene de todo un poco: doom, sludge, black metal, prog y de heavy metal, y unas cuantas cositas más que veréis más abajo. Combinando una intensidad implacable y una belleza inquietante, la banda surgió en 2006 y lanzó su álbum debut, Sundown, cuatro años después. Continuaron ampliando el alcance de su sonido tras firmar con Relapse Records, que ha lanzado todos sus trabajos posteriores: Sky Burial (2013), Paradise Gallows (2016) y Sulphur English (2019). Aproximadamente un año después de la publicación de su anterior larga duración, la banda, que trata por todos los medios de no ser metida en ningún saco, nos ofrecen un enorme tributo a sus ídolos de la única forma que ellos saben hacerlo: creando retratos terribles y a menudo inquietantes de la humanidad a través de una música que es tan profundamente orgánica como mística y moderna. Esto, no lo digo yo; lo dicen ellos mismos (o la persona que les lleva las redes sociales) en su Facebook.
Un disco de versiones, eso es. En el mundo del rock y el metal, es una opción bastante recurrente cuando ya te has cansado de idear tus propias canciones y, como mínimo, ya has sacado un álbum en vivo al mercado. En mi opinión, hay tres tipos de discos de versiones:
- Los que pasan sin pena ni gloria, siendo las canciones calcos exactos de los temas originales
- Los que parecen aportar algo más que no encontramos en las canciones originales
- Los que toman el plano sonoro de los temas originales y utilizan el propio estilo de la banda que hace dichas versiones para crear algo completamente único
Mientras que la mayoría de álbumes de versiones (o, sin ir más lejos, canciones sueltas, sin más) caen generalmente en las dos primeras categorías, solo unos pocos han alcanzado la última categoría. Estoy seguro de que si te paras por unos instantes a darle al coco, te vendrá a la mente algún que otro ejemplo dentro de cada categoría.
Aquí estamos para adentrarnos en el universo de Inter Arma, una de las bandas más aclamadas por la crítica de la última década. Su fusión de sludge, post metal, death metal, black metal, prog, rock sureño, heavy psych y folk les permite evitar ser etiquetados en cualquiera de las categorías que os citaba anteriormente. Es más, no solo son difíciles de clasificar, sino que podríamos decir que Inter Arma son un estilo en sí mismos. Son el tipo de banda que pasan de parecerse a Grateful Dead a Pink Floyd en cero coma, y que un ratito más tarde pasan a recordarte a una mezcla explosiva de Neurosis y Darkthrone. Si les pegas una oreja a sus anteriores trabajos, seguramente te preguntarás que qué demonios acabas de experimentar. Pero es aquí, en Garbers Days Revisited (2020), donde Inter Arma nos muestran cuán realmente variadas son sus influencias al traernos versiones de titanes de la música industrial como Ministry y Nine Inch Nails, de un mito del rock de los 70 como Neil Young, de unas de las bandas que definieron el hardcore punk en los años 80 (Cro-Mags), de una de las bandas de post hardcore más amadas y veneradas de la historia (Hüsker Dü), de unos de los pioneros del black metal (Venom), del héroe/novio de América Tom Petty y, finalmente, de un ícono de la música pop de los 80 como es Prince. Un total de ocho temas en los que la banda ha dejado volar su imaginación, a veces incluso demasiado.
Abriendo el álbum nos topamos con «Scarecrow» de Ministry, tema incluido en su quinto álbum de estudio Psalm 69: The Way to Succeed and the Way to Suck Eggs (1992). La original, que dura más de ocho minutos, es una lenta sucesión de pura furia industrial. Inter Arma la recorta un minuto, poco más o menos, para traernos un inicio de disco que sigue bastante la pauta de la la original, pues se mantiene a un ritmo medio. Mientras los guitarristas Steven Russell y Trey Dalton lo mantienen todo bien anclado, el vocalista Mike Paparo se deja las cuerdas vocales de tal manera que hace que Al Jourgensen parezca un escolanet. Andrew Lacour (bajo) y T.J. Childers (batería) mantienen la sección rítimica ajustada y bien encuadrada. Felicidad máxima para todos aquellos fans que disfrutan viendo como sus neuronas son aplastadas desde el principio.
«Southern Man», la cover del bueno de Neil Young, fue el primer single. Fue anunciado hace ahora un mes y pico, ¿y no va y estos cafres y me la convierten en todo un divertimento blacker? Cuando uno espera escuchar una versión del canadiense, no creo que esté preparado para algo tan devastador. La introducción original -con un piano y un riff bastante sencillito- no les acababa de convencer a Inter Arma, de ahí que decidieran que es mucho más efectivo comenzar a abordar este tema poniéndote la piel de gallina. Comenzando con unos coros que ya pudimos encontrar en su anterior trabajo, la banda toma el tema original de Young y lo dota de un aura inquietante, especialmente teniendo en cuenta el contenido de la canción y la situación actual del mundo, procediendo a arrastrarlo a las profundidades del averno. Una ráfaga de comentarios dan paso a una interpretación titánica del riff principal y a un machacón ritmo de batería, hasta que Paparo decide que es un buen momento para desatar una versión que rezuma malicia e ira a partes iguales. Después de los dos versos principales, Russell y Dalton comienzan su movimiento característico de solos de guitarra inspirados en el rock sureño al más puro estilo Jimi Hendrix. En serio: no me esperaba esto, para nada. Creo que es el tema que más veces he escuchado antes de proceder a la disección de este trabajo. Es inquietante y pegadiza a partes iguales, por lo que espero (y deseo) que esta «Southern Man» se convierta en un elemento básico de sus setlists a partir de ahora. Brutal es poco.
Ocupando los puestos tercero y cuarto, tenemos dos temazos de esos que te trituran la materia gris. La banda decide meterse en mil y un pogos a través de Cro-Mags, regalándonos la cover del opener de su debut de 1986 The Age of Quarrel, «Hard Times», versión que supera, por cierto, a la que hicieran Machine Head hace ya unos cuantos años. La naturaleza densa de las guitarras de Inter Arma agregan un matiz único a unos riffs, los originales, que ya de por si son gordos como el infierno. Y por si esto no fuera poco, a continuación nos maltratan con una interpretación muy siniestra de una canción única ideada en la mente -también única- de un ser como Trent Reznor, líder de Nine Inch Nails. «March of the Pigs» le sienta como anillo al dedo al furioso estilo vocal de Paparo. La parada y el comienzo, cuando hace una voz limpia a la par que extraña, también es parte de lo que se suma a la singularidad que Inter Arma abocan en esta versión. Definitivamente, Reznor estaría impresionado si estos tipos alguna vez tuvieran la oportunidad de realizar esto frente a él. Si ya lo hicieron The Dillinger Escape Plan hace unos años con «Wish», no me parece demasiado descabellado verles junto a NIN sobre el mismo escenario en el festival veraniego de turno… obviamente no durante este 2020.
El black metal vuelve con «The Girl Who Lives on Heaven Hill», tema incluido en New Day Rising (1985), tercer álbum de los míticos Hüsker Dü. El tema pasa súper rápido -aún no siendo el más corto de este trabajo-, quizá por el hecho de que los de Richmond le han dado ese toque, ese giro único. Si bien la pista original es una canción punk muy sencilla, muy en la onda de lo que se hacía en los 80, la banda la conduce hacia la zona más lúgubre y ennegrecida del mapa. Childers y Lacour mantienen la sección rítmica lo más ajustada posible, mientras que Russell y Dalton vuelven a desatar todas las tormentas posibles junto a la venenosa interpretación vocal de Paparo. Si no estás familiarizado con la música de los de Saint Paul, Minnesota, ahora es un buen momento para descubrirles, y te darás cuenta de que el giro que Inter Arma han aplicado al tema original es de los más sabios aquí contenidos.
Y ya puestos, ya que hemos descendido varios pisos hasta llegar al más pútrido de los infiernos, ahí están Venom para recibirnos -como Satán manda- con su «In League with Satan», que quizá sea la cover que más se asemeja al tema original. Pero, a pesar de las clarísimas similitudes entre ambos temas, esta versión quizá tenga un poco más de atmósfera que el corte original de Venom.
Una de las pistas más interesantes es la versión que hacen del clásico de Tom Petty «Runnin’ Down a Dream», de su LP en solitario de 1989 de Full Moon Fever… efectivamente, el mismo disco en el que podemos encontrar «Free Fallin'». Aquí, uno podría pensar que la banda vuelve a ponerlo todo lo más negro posible, agregando quizá a su poción alqún que otro toque death, pero con lo que te encuentras es con un tema con una voz bastante limpia, lo que hace que esta pieza sea básicamente es una versión mucho más pesada que la original, pero con una esencia muy similar.
Y así llegamos a la pista final: la obra maestra de Prince, «Purple Rain». Visto lo visto, lo que el oyente seguramente espera (bueno, lo que yo esperaba) es un poco más de lo mismo: acelerar y ensuciar la pieza original… pero no. La banda recurrió a las redes sociales y explicó que no tenían intención de incluir esta versión en este disco y que solo la hicieron a modo de broma, como si fuera una especia de divertimento entre ellos. Aquí, el que canta es el batería T.J. Childers, quien grabó la línea vocal en una sola toma sin ningún tipo de corrección de tono. ¡Ojito! ¿Quién en su sano juicio iba a esperar tan emocional interpretación vocal? De hecho, estoy un poco desconcertado de que la banda no quisiera incluirla. ¡Esto es un puto pedazo de temarral de 40 pares de cojonazos! Inter Arma la clavan. El solo, la interpretación vocal, la atmósfera, todo es como debería ser. Si temían no estar a la altura, que se dejen de polleces, que esto es una sacada de chorra en toda regla.
Caballeros, se han sacado de la manga un pedazo de álbum de versiones. Con Garbers Days Revisited, los chicos de Inter Arma continúan su buena racha creando versiones únicas de canciones que son icónicas para algun@s y reveladoras para otr@s. No creo que sea una exageración afirmar que estos tipos pueden -literalmente- hacer lo que les venga en gana y clavarlo una y mil veces. Ya estamos acostumbrados a su capacidad de cambiar casi por capricho de un estilo a otro, y en este lanzamiento lo demuestran una vez más al darle su toque propio a estas canciones.
Dicho esto, os remito a unos párrafos más arriba. ¿En qué categoría de álbumes versiones incluyes este trabajo? Definitivamente, diría que pertenece claramente a la categoría tres, que creo que es la mejor categoría de todas, pues demuestran con creces ser capaces de aportar su propio estilo (único) al mismo tiempo que muestran el brillo de los temas originales. Majestuosos Inter Arma.
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.