Con este disco se termina la etapa gloriosa de Iron Maiden, la que empieza en The Number of the Beast (1982) y que termina en este disco, pues Bruce Dickinson abandona el barco. Antes hay la etapa primigenia de dos discos con Paul Di’Anno y posteriormente la travesía por el desierto con el bueno de Blaze Bayley. De 1982 a 1992 es cuando encontramos la etapa dorada de Iron Maiden, por la que pasarán a la historia.
Nunca se suele decir que el Fear of the Dark es uno de los grandes discos de la historia de Maiden, pero el tiempo le da la razón, y más viniendo de uno de sus puntos más bajos como fue el No Prayer for the Dying (1990), la salida de Adrian Smith y la entrada de Janick Gers. No hablaríamos de tiempos convulsos, pero las cosas no fluían como deberían. Tras terminar la gira de su anterior obra el grupo se tomó un largo tiempo de descanso hasta que se pusieron a trabajar con el presente disco.
Se suele acusar al disco de melódico y no muy potente, algo que siempre ha mosqueado a Steve Harris, pero sí que hay concesiones comerciales y mucho esmero en los coros. Disco grabado en Exxes, en casa del bajista, pero sin necesidad de estudio móvil, Harris se encargó de crear un estudio allí por consejo de Joe Elliot de Def Leppard. El hecho de tener en casa el estudio hace que Steve aparezca en los créditos de producción junto al eterno Martin Birch.
La portada y la temática
Mención aparte merece la maravillosa portada con un Eddie que quedará en la retina de generaciones con esa mascota con aspecto de Nosferatu encaramada en un árbol. Por primera vez se prescindía de Derek Riggs y se optaba por lo que ofrecía Melvyn Grant, con el objetivo de actualizar al Eddie en los 90. Cabe decir que el manager de la banda Rod Smallwood rechazó todos los bocetos de Derek. Un día hablaremos de él pues un buen amigo pudo entrevistarle hace décadas (¡menudo personaje!). Ese portadón daba un juego enorme para los montajes de directo.
A nivel de mensaje y letras dejaban de lado la ciencia ficción y se adentraban en temáticas más reales y próximas, y entraban de lleno en la Guerra del Golfo Pérsico, entre otros avatares mucho más terrenales como pueden ser los hooligans. Y lo que son las cosas… terminaron la gira del Fear of the Dark en Moscú. A día de hoy es Fear of the Putin.
El disco
Tocaría empezar por el final puesto que la canción que da título al disco es sencillamente de lo mejor de la doncella en toda su historia. Es un tema perfecto que nos daría para un reportaje completo sobre la misma. Tiene todas las características que hicieron enorme a la banda de Harris y hasta se marcan el lujo de meter unos delicados teclados en la intro. Tras ella todo explota siendo el tema tan bueno que la mayoría prefiere las tomas en directo. Himno por antonomasia recurriendo a los miedos atávicos como es el caminar en plena oscuridad. El momento que pasan a tresillos sobre el estribillo es sencillamente matador.
Y más allá de legarnos un himno atemporal los Maiden aquí son capaces de mostrarte media docena de clásicos menores a los que caemos rendidos sí o sí. Personalmente debería destacar la brillantez de “Afraid to Shoot Strangers”, pues desde la intro ampulosa y ese bajo tan alto te muestra que siguen estando en un gran momento. Cuando rompen el ritmo de modo sorpresivo y a contratiempo de verdad que consiguen algo único en su discografía. Menudo riff… Otra de las que prefiero en directo., y los tramos instrumentales son tan buenos como el inmortal estribillo.
Pero dentro de la excelencia hay más… A Gers se le pidió que compusiera a su manera para dar toques diferenciales y que se salieran del guion, y eso emana en la cabalgada metalera “Be Quick or Be Dead,” compuesta a medias con Dickinson. Es un tema muy en la onda “Bring Your Daughter to the Slaughter”, mostrando la cara más hímnica y heavy del grupo. Ideal para abrir el disco.
Siguiendo con lo más noble de la obra hay esa joya comercial que es “From Here to Eternity”. Indagan en su cara más accesible a lo “Can I Play with Madness” con un medio tiempo hímnico y pegadizo que bien merecería más cancha en directo. Realmente quien vea este disco como algo menor debería repensárselo… Lo más cercano a una balada reposa en la calmada pero efectiva “Wasting Love”. Oscura y atmosférica, pero de tremenda aceptación y una de las favoritas de los fans del disco. Acústicas, un enorme Dickinson y otro estribillo inmortal.
Una de las canciones en las que Bruce está más pletórico es ese ejercicio con escalas arabescas titulado “Fear Is the Key”. Hay dejes a lo Rainbow, pero todo el poder de Iron Maiden, con ese acelerón incluido y unos agudos que realmente impresionan. Luego es el turno de otra de las favoritas de muchos fans (de este disco en concreto): “Childhood’s End”. Sin dudarlo le otorgaría el calificativo de clásico sin pensármelo dos veces. Aquí Gers y Murray se salen con un trabajo de guitarras preciosista
Los timbales de Nicko empiezan dando todo el protagonismo a una “The Fugitive” en la que notas el bajo de Steve Harris presente y protagonista. Recordemos que en Iron Maiden sorprendieron en sus inicios por un bajo tan protagonista y a veces más complejo que las partes de guitarra, y aquí el estribillo sorprende por el acelerón de otro tema realmente logrado. A partir de este momento digamos que la acción decae y la calidad de los temas es mucho menor, aunque todas tienen su punto.
Es el caso de “Chains of Misery”, con un coro algo hooligan y quizá demasiado sencilla para ser Iron Maiden. No me atrevería a calificarla como relleno, pero estamos ante un tema que no pasa del correcto. Peores son las cosas en “The Apparition” ya que está muy falta de agresividad y pegada, siendo de lo más prescindible de la obra, a pesar de ese toque comercial tan buscado.
En “Judas Be My Guide” mejoran las cosas, pero tampoco llegan a enamorar, a pesar de que estamos ante un gran estribillo de esos que pueden funcionar incluso en directo. Pero… quizá lo menos destacable de todo el disco es ese “Weekend Warrior” con la banda jugando a ser AC/DC sin excesiva gracia ni punch.
Veredicto
Fear of the Dark es uno de los grandes discos de Iron Maiden a pesar de que la cara B no es tan buena como la A. Contiene una de las más grandes canciones del grupo (y del heavy metal): la homónima Fear of the Dark. Es también el final de la época dorada que terminó con ese mítico concierto de despedida de Bruce con un mago actuando entre canciones y que en Catalunya lo dieron muchas veces en el programa Sputnik.
A nivel de ventas entró en listas de todo el mundo, siendo número 1 en Inglaterra y llegando al 26 en España. Recuerdo esos días en los que esa mítica portada estaba en todos los mercadillos… Llegó a disco de oro en tres países y sigue siendo una obra que queda a la sombra de los grandes clásicos de los 80. Pero es una lástima, puesto que esa cara B deshincha un poco un disco que en el primer tramo era formidable.