Dos cosas me hacían torcer el gesto antes del concierto, y ambas giraban en torno a lo mismo: la Sala Rocksound. No es que sea una sala grande, así pues… ¿sería suficiente como para albergar a los fans y curiosos de una banda de la trayectoria de Jaded Heart? Y, por otra parte, las veces que he estado viendo conciertos, el sonido no es que haya sido demasiado bueno. ¿Lo sería esta vez?
Con una media hora de retraso sobre el horario previsto, a eso de las 21:30, se abrían las puertas de la sala, y las pocas personas que ya estábamos afuera entramos en un santiamén. Bueno, no nos precipitemos aún, el plato fuerte de la velada eran los germanos, y es al que la gente iría a ver, así que creía que era normal que fuésemos cuatro gatos mataos los que estábamos en primeras filas para ver a Another You.
Another You
Los alicantinos presentaban su quinto disco, Evidence, Hopes and Rebellion (2017). Cinco discos, no está mal, pero la verdad es que yo no los conocía. Y oyéndolos, entiendo porqué. ¿Malos? No, en absoluto, pero sí alejados de los estilos de hard rock más clásico que me gustan a mí (y, habiendo tantos de estos grupos por estos lares, no sé si eran los más indicados para abrir la noche). El trío liderado por Luis Tormo nos dejó caer su rock alternativo sin paliativos. Con ciertos toques atmosféricos creados por la guitarra del mismo Luis, y con un bajista muy peculiar, Jura Sarlin, como centro de atención, nos presentaron diez temas (o, bueno, una intro y nueve temas) que seguramente harán y harían las delicias de los amantes de sonidos más modernos. “Losing My Control”, primer tema, gustará, estoy seguro, pues está muy bien hecho, así como “Once Upon” o “Black Metropolis”, las dos que más se me quedaron.
Aún así yo creo que les faltó un punto de cercanía con el público. Los vi como muy… no sé exactamente qué palabra utilizar. Muy distantes, muy fríos (y eso que Jura no paró de hacer el loco durante todo el rato). Como si existiera una barrera al pie del escenario. Creo que perdieron una buena oportunidad de hacerse notar más en ese otro aspecto que todo el mundo, y por ende todo grupo, tiene: la cercanía, la actitud. Oye, que quizá es lo que buscan y quieren (de hecho, el domingo toca un tal Yngwie Malmsteen y ha llegado a hacer callar al público…), pero me chocó. El resto, nada que reprochar. Aunque no fuese mi estilo, creo que estuvieron más que bien.
Jaded Heart
Ahora sí, los Jaded Heart debían saltar a escena… pero para montarla. Bodo, el batería con pelo teñido de azul y cara de salir en la serie Vikings no paró de montar y probar su set y, oye, la impresión que dio fue muy buena. De hecho fue el músico que más me gustó sobre el escenario, y me invadió la impresión, como tantas otras veces (¿hola, Rata Blanca, Stratovarius?), de que su talento está desaprovechado en disco y que podría dar mucho más. Poco a poco los Muller, Eto y compañía fueron llenando el escenario (eso de que el backstage de la sala esté detrás de todo le resta sorpresa al asunto), y cuando estuvieron todos toditos todos, a empezar. Pero antes… bueno, debo admitir que mi incredulidad por el tamaño de la sala se fue a norris, como decimos en català. No se llegó, o se llegó muy justo, a la media entrada. Me pareció muy triste, pero es lo que hay. Quizá tenemos un exceso de oferta, no lo sé. Lo que sí acerté fue lo del sonido. El volumen estaba tan alto que no pude saludar bien a nuestro fotógrafo, y es más, en ocasiones, cuando había agudos muy agudos, me daban incluso pequeños mareos. A veces bajar un pelín el volumen puede resultar la mejor solución, pero no quisieron hacerlo.
Bueno, dicho esto, vamos a ello. “Phoenix”, de su último trabajo, abrió su show, y pronto se vio que, aparte del alto volumen, había más problemas con el sonido, especialmente el de Oestros a la guitarra. Tanto fue así, que tras el segundo tema de la noche, “No Reason”, se fue la energía de la parte de la sala en la que su ampli estaba enchufado. Bueno, la casa parecía una ruina, como la peli aquella… Como el arreglo no era inmediato, el mismo Oestros presentó “The Enemy”, tocada solo con Eto a la guitarra, mientras intentaban arreglar la desgracia. Lo consiguieron, sí, pero el sonido (en general, y el del guitarrista sueco y los coros) ya no estuvo fino el resto de la velada.
Poco a poco fueron cayendo temas clásicos y de su nuevo disco, Devil’s Gift (2018). “Love is a Killer”, “God Forsaken”, “Saints Denied”,”Schizophrenic” iban sonando mientras, eso sí, toda la banda, toda enterita, demostraba una complicidad que hizo subir la calidad del concierto. Además, por las características de la sala, esa complicidad bajó del escenario para unirse al público (lo que decía antes sobre Another You…). Johan se destapó como frontman, a veces hablando incluso demasiado, cosa que él mismo decía, pero no dejó de clavar temas como “Rescue Me”, “Wasteland” y “Remembering”. Con esta última acabó la primera parte del show, y en otra sala se hubieran ido al backstage. En la Rocksound no pudieron, y así lo hicieron saber. El público, muy implicado en la velada, empezó a corear we want more tras los aspavientos de Bodo, y vaya que si queríamos. La reina absoluta de la noche fue “Paid My Dues”, la tremenda versión de Anastasia que ya han hecho suya, muy seguida de la primera canción del grupo que escuché, “Tomorrow Comes”, para poner el punto y final definitivo con “Freedom Call”.
Eso fue todo. Me quedé con ganas de que me dieran una púa, pero alguien se me adelantó 🙁 No estuvo mal, el concierto, pero estuvo tremendamente mermado por las condiciones de sonido de la sala y sus características en cuanto a backstage y demás. Jaded Heart demostraron su solvencia, sus tablas y su humildad con la gente que estuvo presente, cosa que me demostraron a mí por mensaje privado al día siguiente y que, sobre todo, es de agradecer.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.