Estoy bastante seguro que ni tan siquiera los fans más fans de Jinjer sois capaces de entender ni explicar el brutal ascenso que ha experimentado la banda ucraniana en tan poco tiempo. A principios de este 2019 la banda liderada por Tatiana Shmaylyuk estuvo en esta misma Sala Salamandra teloneando a Amorphis y a Soilwork en un concierto que también acabó siendo sold out, y tan solo diez meses después se han bastado (y sobrado) ellos solos para conseguir exactamente lo mismo sin la necesidad de contar con bandas teloneras de especial tirón. Es verdad que el precio (20 euros) era muy goloso, es verdad que hay un cierto hype rodeándoles últimamente y es verdad que los múltiples y populares vídeos de reacción a «Pisces» en Youtube los han convertido en un pequeño fenómeno viral, pero que una banda joven de djent, death, metalcore y metal progresivo lo pete tanto de un día para otro no deja de ser toda una sorpresa.
No sé si hay algun factor externo a nivel de promoción o inyección económica que sirva para justificar tal éxito, pero lo cierto es que no se puede negar que estos tíos son jodidamente buenos. Tienen talento a punta pala, tienen capacidad para hacer temazos y llevan trabajando sin descanso desde que empezaron a sacar la cabeza hace ya unos cuantos años, metiéndose en todas las giras posibles y subiendo a escenarios de medio mundo con una profusión envidiable. De hecho, y aunque ya les había visto tres veces antes que hoy (junto a Arch Enemy, junto a Amorphis / Soilwork y en el Rock the Coast de este verano), siempre me sorprendió un poco que fueran capaces de arrastrar tantos fans que demostraban una devoción completa hacia ellos. Yo mismo he sido un poco tardío en incorporarme a ese carro, y aunque hoy no tengo problemas en loarles todas las gracias (que son muchas), aún me sorprende que tanta gente flipe con una banda tan inaccesible y trallera como ellos.
Tal es la pasión desbordada alrededor de los ucranianos a día de hoy que este concierto tenía que tener lugar originalmente en la Sala Boveda (con capacidad para unas 350 personas), pero las entradas se agotaron tan rápido que la gente de la promotora se vio obligada a moverlo casi inmediatamente a un recinto con el doble de capacidad y que también acabó con todo el papel vendido. Por si fuera poco, sus paradas tanto en Madrid como en Murcia también corrieron la misma suerte, certificando así el tirón brutal que tienen por estos lares. Y lo bueno del tema es que, además de los cuarentones habituales que van a todos los conciertos, gran parte del público estaba formado por una muy generosa cantidad de gente joven que ha abrazado a esta banda, casi, como bandera de toda una generación. Y eso es una noticia verdaderamente genial.
Space of Variations
Por culpa de la tempranera hora de inicio de las actuaciones (18:30) y mi propia incapacidad para llegar cinco minutos antes, me vi forzado a perderme el primer tema de Space of Variations, una banda ucraniana de metalcore moderno y un pelín genérico pero bastante resultón que fue la encargada de abrir la velada. Ante una pista que presentaba ya un aspecto más que decente y tirando de clichés del género a tutiplén, desde voces extremadamente limpias y ultra melódicas a breaks de manual, poses y actitudes del palo «Vamos a morir aquí esta noche», el joven cuarteto de Vinnytsia consiguió conectar fácilmente con la gran mayoría de los asistentes, generando pogos casi constantes que hicieron hervir la sala desde el primer momento.
Debo decir que el metalcore más estricto es un estilo que, dejando de lado bandas muy puntuales como Architects, August Burns Red o Parkway Drive, tiende a hacérseme bastante monótono, cansino y pesado (por no hablar del deathcore, eso ya es la leche). Por ello, las escuchas previas al único disco que ha publicado hasta ahora esta buena gente (un tal Mind Darknet que bien pronto verá a su sucesor en el mercado) distaron mucho de motivarme, excitarme o hacerme esperar su actuación con unas ganas demasiado locas. Pero para ser justos, y a pesar de mis prejuicios previos y mi general desconocimiento de las vicisitudes del estilo, la energía, la precisión y el buen sonido que demostraron en directo estos Space of Variations me dejó con un más que buen sabor de boca, aprobando con nota con su cometido de calentar el ambiente a primera hora.
Khroma
Sobre el papel, el rollo opresivo y casi neurótico de los finlandeses Khroma me resultaba bastante más atractivo que el de los primeros teloneros, y si bien es cierto que sonaron bien y que ofrecieron una propuesta bastante original que llegaba a aunar elementos tan diversos como la electrónica, el metalcore, el djent, el sludge o el post metal con bastante gracia y naturalidad, también hubo un no sé qué que me dejó un poco a medias y que evitó que acabara de conectar del todo con ellos. A nivel escénico se les puede poner bien pocos peros, tanto a lo referente a su nivel de actividad y entrega como en la efectividad de sus luces (que hoy no fueron nada del otros jueves, así en general), que fueron capaces de representar a la perfección el arco cromático que sugiere su nombre.
Con dos discos en el mercado y un tercero a punto de caer (al igual que Space of Variations, esta gira les ha pillado en plena pre-promoción de su nuevo trabajo), los fineses dieron especial protagonismo a los temas de su segundo trabajo, llamado Stasis y publicado en 2016. Los momentos que más disfruté personalmente fueron aquellos en los que su música se acercaba más a la de unos Neurosis con ínfulas electrónicas (como en «A Simple Lie»), aunque también me gustó bastante su nuevo adelanto «Kill the Friction». Más allá de mi capacidad subjetiva de conectar o no con ellos, lo cierto es que no tengo ninguna queja más allá del hecho que me chirrió un poco que llevaran un teclado / sintetizador pero que no lo tocaran casi nunca (o que sirviera sólo para lanzar pistas pregrabadas). A parte de eso, Khroma demostraron ser una banda interesante y original que, eso sí, no generó tanta pasión entre el público como lo hicieron sus predecesores.
Setlist Khroma:
Alarmists
Collapse
Kill the Friction
A SImple Lie
The Push
Slaves for the Virus
Machinal
The Agonist
La mayoría supongo que conoceréis a The Agonist por poco más que por ser por ser la banda en la que creció la ahora famosa e icónica Alissa White-Gluz antes de entrar en Arch Enemy. De hecho, y aunque yo los conocía de antes de que ocurriera ese mediático traspaso, es curioso recuperar los antiguos discos de la banda canadiense y ver como el registro vocal de la vocalista del pelo azul fue mucho más rico y variado en esa época de lo que nunca lo ha sido al lado de Michael Ammott y compañía. Supongo que lo que se le pide es exactamente eso, negando así ninguna posibilidad de diversificación artística y limitando el rol de Alissa al de florero gutural, pero sin duda es una pena no poder disfrutar más de las distintas facetas vocales que la canadiense demostró poseer y dominar en el pasado.
De hecho, su sustituta en The Agonist, la rubia Vicky Psarakis, brilla con una fuerza, una naturalidad y una versatilidad que no hemos visto desde hace lustros (quizás nunca) en un concierto de Arch Enemy. Con un carisma innegable, un ventilador apuntándole directamente a la cara, una camisa de cuadros atada a la cintura y subida a unas cajas de cervezas a falta de disponer de plataformas más profesionales, VIcky guió el cotarro con un un vozarrón indiscutible y dejándose ir con alguna que otra expresión en catalán pronunciada con acento verdaderamente perfecto que sorprendió a todo el mundo. A su lado, la sección instrumental de la banda (solo de batería / batucada inesperado e innecesario incluido) se mostró compacta, confiada y sobrada en todo momento, cabalgando con fuerza todos los registros que ha ido desarrollando la banda a lo largo de los años.
Obviamente, su reciente, notable y épico Orphans, publicado hace unos tres meses, fue el gran protagonista del repertorio, aunque temazos brutales de su pasado reciente como la veloz, letal y pegadiza «Panophobia» o la potente y viperina «Dead Ocean» (a parte de la propia «Orphans») fueron con los que yo llegué a disfrutar más. El que no tuvo ninguna presencia, y no me sorprende lo más mínimo, es Five, el disco algo experimental y en mi opinión infumable que sacaron hace unos años y que ellos mismos han sabido ver que no les llevaba a ningún sitio. Tan infumable me parece, que es el único disco en toda mi carrera como pseudo crítico musical que me he atrevido a suspender. Y mira que he reseñado y escuchado discos durante este tiempo.
Sea como fuere, el suyo fue un concierto bastante impecable, con un sonido excelente y una comunión entre bandas y público más que notable a pesar de no ser el suyo el estilo que más parece pegarles a los fans de Jinjer. Porque más allá de la presencia de una mujer al micrófono, lo cierto que las similitudes entre la música de The Agonist y de los ucranianos son bastante mínimas. Mientras los cabezas de cartel tiran por el progresivo, el djent y el core en varias vertientes, los canadienses son esencialmente una banda de death metal melódico moderno. Y por lo visto hoy aquí, una de muy buena.
Setlist The Agonist:
In Vertigo
Panophobia
Gates of Horn and Ivory
The Gift of Silence
Drum Solo
Dead Ocean
Orphans
Burn It All Down
As One We Survive
Jinjer
Si la sala ya presentaba un aspecto magnífico en los conciertos de los teloneros, os podéis imaginar como se puso eso con Jinjer. Es verdad que el sold out fue más o menos generoso (así que en este caso parece que no apuraron en intentar empaquetar tanta gente como fuera posible – e incluso dejaron un metro de foso en primera fila para los fotógrafos – ¡albricias! -), pero un sold out no deja de ser incómodo en cualquier situación, así que una vez metidos en la zona central de la pista no nos pudimos prácticamente mover en la siguiente hora y pico. Eso nos dio la oportunidad de observar tanto a nuestro alrededor (con un público que me dio la sensación de no ser del todo el habitual) como encima de las tables, donde una batería de disposición muy poco habitual tomaba absoluta prominencia en lo que parecía un decorado bastante frugal.
De golpe se apagaron las luces de la sala (en esta ocasión no hicieron uso de las cortinas habituales de Salamandra) y se encendieron las tres grandes pantallas verticales que ocupaban la parte posterior del escenario mientras sonaban las notas de la genial «lainnereP», la genial reinvención electrónico-atmosférica de «Perennial» que cierra el último disco de la banda. En la pantalla central apareció un sobrio cronómetro marcando tres minutos de cuenta atrás, mientras a lado y lado la acompañaban unos sugerentes humos cambiantes que ayudaron a mantener la atmósfera y a aumentar la excitación entre el gentío. Una vez llegamos al 00:00, los cuatro miembros de la banda saltaron al escenario ante el delirio del público, y de aquí hasta las últimas notas de la final «Pisces» lo que se vivió allí fue un auténtico festival.
Y eso que, si me dejáis que os lo diga, no creo ni que el sonido fuera perfecto ni las luces demasiado oscuras acabaran de resultar tan efectivas como me habría gustado. Pero la calidad de las canciones y de los músicos que las interpretan hace que un concierto suyo sea algo irresistible. Lejos de querer darle un protagonismo exagerado a Tatiana, la energética vocalista (ataviada hoy, y como casi siempre últimamente, con un precioso vestido negro largo) se mantuvo en la misma penumbra que el resto de sus compañeros, algo que nos impidió poder observar con todo el detalle deseado como se desenvuelven estas bestias en cada una de sus facetas. Porque ya se sabe que a Jinjer llega uno por Tatiana (que es una pasada, como bien sabéis) pero se queda por sus compañeros, que son auténticos maestros y enfermos de cada uno de sus instrumentos.
Lejos de querer darle tampoco un protagonismo máximo a Macro, el álbum que vienen a presnetar y que publicaron hace pocas semanas, el repertorio se lo repartieron sus últimos tres ediciones en partes casi iguales: de hecho Macro y el EP previo Micro aportaron cuatro canciones cada uno, mientras que King of Everything puso hasta cinco. El público respondió con la misma pasión ante unas que ante otras, y temas como la inicial (e ideal) «Teacher, Teacher», «SIt Stay Roll Over», «Judgement (& Punishment)» o «I Speak Astronomy» calentaron la primera mitad del concierto demostrando que estos chicos están preparados para dar un paso más tanto por cancionero como por talento, confianza y devoción de sus fans.
Aunque ya doy por más que asimilado el hype que Jinjer generan a día de hoy, no puedo negar que aún me sorprendió que a mi alrededor tanto jóvenes como no tan jóvenes fueran capaces de corear tema tras tema con igual pasión, demostrando que no estamos ante un one hit wonder ni ninguna flor de un día, sino que han calado de verdad entre el público. La machacón «Retrospection» es uno de mis temas favoritos de Macro, y como tal fue también recibida. Pero me atrevería a decir que el momento más intenso de la noche fue la pareja formada por la brutal «Perennial» (amo este tema) y la celebradísima «On The Top», que curiosamente no me había llamado del todo la atención en disco pero que ha acabado siendo la canción que he tenido enganchada en la cabeza hasta el martes siguiente, demostrando que cumple su cometido como single bandera a la perfección.
La recta final del set principal empezó con la también brillante «Pit of Consciousness», segundo single de Macro, y a partir de ahí King of Everything tomó el mando hasta el final, interpretando las brutales «Just Another» y «Words of Wisdom» antes de que bajarse del escenario por vez primera, y con la imprescindible y espectacular «Pisces» (en mi opinión, y sencillamente, uno de los temarracos más grandes de la década) como único bis para cerrar un concierto que se hizo (y probablemente fue) algo corto. Por cierto, que como es muchas veces ocurre con mis temas favoritos (antes los que pongo unas expectativas quizás exageradas), y aunque «Pisces» fue maravillosa, quizás no lo fue tanto como estoy acostumbrado en disco. Pero la inspiración y las habilidades que demuestra este cuarteto con tal temarral están al alcance de bien pocos.
Antes de retirarse definitivamente, y mientras saludaban efusivamente a un entregado público, alguien apareció entre bambalinas con un pastel de cumpleaños para celebrar el aniversario de su batería Vladislav Ulasevich, que al igual que el resto de miembros de la banda demostró ser algo nerd a nivel social (como no puede ser de otra manera si te tiras los días – como me imagino que han pasado esta gente su juventud – ensayando como un animal para llegar a ser las máquinas que son). Risas, abrazos, aplausos y ovaciones se sucedieron acompañando la salida final de los cuatro componentes de Jinjer, que demostraron tener todo lo que hay que tener, de sobras, para responder al hype que les rodea y mucho más.
¿Dónde está el techo de esta gente? Pues la verdad es que vista la sorpresa que me causa su meteórico crecimiento, no me atrevo a decirlo. Supongo que siempre pueden caer en la tentación de explotar un poco más la figura de Tatiana, de un atractivo tanto físico como vocal inmediato y evidente, para después atrapar a los que se queden en su telaraña con la potencia de sus canciones y de su sección instrumental. Pero de hecho, y aunque evidentemente no la esconden, valoro mucho que no lo estén haciendo ya más allá de lo que es natural, rehusando meridianamente a ponerla como cebo carnal al igual que hacen muchas otras bandas con chica al frente. Si es que es una banda que se hace querer, joder.
Setlist Jinjer:
Teacher, Teacher
Sit Stay Roll Over
Ape
Judgement (& Punishment)
I Speak Astronomy
Dreadful Moments
Who’s Gonna Be the One
Retrospection
Perennial
On the Top
Pit of Consciousness
Just Another
Words of Wisdom
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Pisces
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.