Hace no demasiados meses, Guelo, Moncho y Peter decidieron juntarse y montar una banda con la que poder meter algo de bulla y, si surgiera, disfrutar de largas noches de rock y fiesta. La idea era buena. El momento elegido, no tanto: en seguida pasó lo que todos ya sabemos y el contacto entre ellos quedó reducido casi por completo al WhatsApp. Deciden adaptarse y funcionar por este medio, mandándose ideas y componiendo poco a poco, y de una manera más aparatosa de lo convencional, varios temas que acaban cogiendo un cuerpo bastante sólido. De esto se da cuenta un amigo de Peter, que les ofrece grabar alguno de ellos en su estudio. Y de esta forma tan improvisada es como nace Paz, amor, plutonio, primer disco de los madrileños Jipis atómicos, cuyos miembros han formado parte de bandas como Ketchoop, A palo seko, Nitropollo o Aceswords. Con semejante currículum podemos saber rápidamente que el resultado de esta unión no puede ser malo.
Arranca el EP con “Colleja”, cargado de punk rock de barra de bar, del natural. A continuación entra “Superpunk”, bastante más acelerada, con la guitarra afilada marcando el compás, rebosando mala leche por los cuatro costados.
Un sonido más urbano vuelve a apreciarse en “Sin preguntas”, con un estilo mucho más pegadizo e incluso optimista. Y antes de que nos demos cuenta, vuelve la batería genuinamente punkarra en “Qui cum puber dormitae”, un trallazo que no da tregua, recordando a los mejores Inem Kilers.
Un minuto de punk sin contemplaciones es lo que nos encontramos en “Me gusta odiar”, en la que versionean a los norteamericanos Screeching weasel, quienes ya por sí solos tienen un sonido sucio y arrollador, así que cuando Jipis atómicos les dan una vuelta de tuerca, lo que nos encontramos es un mazazo directo al tímpano.
No dan tregua en “Misil”, en el que se aprecia una influencia bastante marcada de los grupos más oscuros del punk de los ochenta, resultando un tema rápido pero apto para todos los oídos. Influencia similar a la que encontramos en “Perro infiel”, que hace que me acuerde de bandas como Silicone transpirate o Raskaipika, tanto por sus ritmos como por la forma de interpretarla.
Vuelven a la senda más sencillamente punkrockera en “Humanoide”, y doblan la apuesta con el tema que bautiza a la banda, “Jipis atómicos”, una nueva versión, esta vez de Ketchoop, banda en la que ya militaron Guelo y Moncho. Estribillo absolutamente fiestero para animar a toda la concurrencia.
Regresan los aromas ochenteros en “Te sientes bien”, cargada de fuerza, y toma el relevo “Impunidad”, puro punkcore rabioso del que no hace rehenes.
“Bluetooth” se presenta con una intro mucho más bailable, aunque no pierden energía ni un segundo, para cerrar con “Fábula del señor Genaro”, finiquitando el disco a golpe de guitarra punzante y batería trotante. Imposible hacerlo de otra manera.
Este EP, para haber nacido como quien dice de rebote y en las condiciones en las que surgió, ofrece todo lo que un disco de punk tiene que ofrecer, en ocasiones mejor que otros. Y estoy convencido de que cuando las condiciones sean más favorables y menos precipitadas, Jipis atómicos van a dar mucho que hablar en el mundillo.