Joe Satriani – The Elephants of Mars

Nuestra Nota


8.25 / 10

Ficha técnica

Publicado el 1 de abril de 2022
Discográfica: earMUSIC / Edel Group
 
Componentes:
Joe Satriani - Guitarra
Kenny Aronoff - Batería
Bryan Beller - Bajo
Ray Thisltethwayte - Teclados
Eric Caudieux – Guitarra, teclados

Temas

1. Sahara (4:36)
2. The Elephants of Mars (5:21)
3. Faceless (4:48)
4. Blue Foot Groovy (5:10)
5. Tension and Release (5:50)
6. Sailing the Seas of Ganymede (5:59)
7. Doors of Perception (3:17)
8. E 104th St NYC (5:36)
9. Pumpin’ (3:23)
10. Dance of the Spores (6:20)
11. Night Scene (4:34)
12. Through a Mother’s Day Darkly (4:12)
13. 22 Memory Lane (4:12)
14. Desolation (3:20)

Multimedia



Escucha y compra

Este disco en Amazon: Joe Satriani – The Elephants of Mars
Todos los discos de Joe Satriani – The Elephants of Mars en Amazon


La clase y calidad de este genio de la guitarra está totalmente fuera de toda duda y a sus 65 años, un poco, está disfrutando de todo lo sembrado durante décadas. A estas alturas de la película puede hacer lo que le venga en gana y… crear un disco conceptual sobre unos elefantes marcianos es un perfecto ejemplo de ello. A pesar de que pueda parecer una “marcianada” (nunca mejor dicho), hay un mensaje ecologista y mucho sentido en un disco que ha disfrutado de todo el tiempo del mundo para ser madurado y confeccionado

Estamos ante uno de los discos más abiertos de mente y hacia influencias dispares y variadas, eso lo hace sumamente completo y diferente, aunque hay momentos en los que dudas. En un principio iba a contar con vocalistas, pero finalmente la situación dio un giro y la historia conceptual de fondo le impulsó a ir hacia los derroteros instrumentales.

“Sahara” abre la caja de los truenos y sorprende pues era un tema con voz que fue reciclado y que finalmente se readaptó para este disco. Suena a intro con ese aroma arábigo, pero… ¡cuidadito! Y es que no hay intros en las que la guitarra y la calidad fueran tan buenas que llegasen a ser single. Una vez más Satriani sorprende con una composición que va mucho más allá de lo que se supone que iba a significar. Gran trabajo instrumental colectivo con esos teclados y samplers dando mucha amplitud.

Esos mismos samplers son los que toman el protagonismo en “The Elephants of Mars”, que posee un riff de inicio algo similar a lo que proponía Annihilator en sus inicios, pero que en manos de Satriani va hacia otros derroteros más pausados. Excelente patrón de batería por parte de Kenny Aronoff. El bajo de Bryan Beller es otro de los elementos clave, aunque obviamente la guitarra es la que dibuja mil-y-una texturas a toda velocidad y con mucha clase.

Si tuviera que elegir un single esta sería “Faceless”, pues lo tiene todo para el gran público. Un corte muy dramático a medio tiempo en el que, y a pesar de ser un tema instrumental, podríamos hablar de estribillo perfectamente, muy dramático y pomposo. Satriani deja aquí su marca. Personalmente lo que más me ha sorprendido ha sido el “Dance of the Spores” por las derivas estilística que lo conducen. Pasas del espacio exterior al circo con naturalidad y se le ve cómodo entrando en unos terrenos nunca explorados por él.

La desenfadada “Blue Foot Groovy” es juguetona y pone una base para que se explaye el veterano guitarrista en un corte en el que luce especialmente lo que sería el estribillo. Es de esas canciones que quizá se deberían probar con voz, y hay algo de Chickenfoot en ella. Toca volver a mencionar el gran trabajo de Aronoff a las baquetas, especialmente en el intenso final. Los efluvios de oriente aparecen con todo su esplendor en “Doors of Perception”, de inspiración de Aldous Huxley. Es breve, pero con Satriani viajas con su música.

De entre lo más destacado del disco toca alabar ese “E 104th St NYC” con muchos juegos de pedalera y un groove muy urbanita y classy. La juguetona “Blue Foot Groovy” posee una cadencia muy marcada y parece una banda sonora de película policíaca de los 70, con el plus de un inspiradísimo Joe que va jugando con las seis cuerdas. El patrón de batería que posee “Sailing the Seas of Ganymede” unida a esa guitarra y a los teclados de Ray Thisltethwayte, que le dan al corte un espíritu inquietante e incluso sideral en algunos momentos. Canción orgánica y cambiante, realmente lograda.

En “Pumpin’” obtenemos momentos de funk rabioso y enrevesado con una base rítmica más que lograda, especialmente por el repiqueteante bajo de Beller. Muchos detalles técnicos y momentos muy bellos. Y el nombre de “Night Scene” es perfectamente apropiado, sonando a película de acción y con toda la maestría de un Satriani rápido y melódico. Realmente su guitarra es como una voz principal solista.

“Through a Mother’s Day Darkly” posee partes narradas en un tema profundo y algo oscuro en el que el legato y el tapping van apareciendo. “22 Memory Lane” tiene algo de himno y ese poso tan yanqui, lo que claro, armado con la deliciosa técnica del maestro de maestros. Finaliza con “Desolation”, siendo uno de los temas más cortos. Es solemne, orquestado con teclados y va creciendo con los solos de guitarra. Atmosférica y ampulosa, con muchísimo sentimiento.

A sus 65 años Satriani disfruta de la veteranía y del no tener ataduras, hecho por el cual puede concebir discos instrumentales inspirados en historias siderales. Tras la pista de los elefantes marcianos hay muchísima música, pues el disco es tan largo como variado. La verdad es que mantiene el nivel, añade estilos y colores a su música y nos regala un par de canciones (las que han sido singles) que pintan como clásicas.

En ellas se nota que en un principio iban a tener voz, pero es que la voz nunca mejorará la guitarra de Satriani. Si no te gustan los discos de guitarristas virtuosos se te hará largo, pero la clave de esta obra está en la variedad y en una banda de músicos que demuestran que lo pueden tocar todo. De verdad que me parece un disco muy especial.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.