Graham Bonnet es historia viva del rock. Ha trabajado con los mejores guitarristas de la historia y ha puesto voz en algunos de los discos clave del movimiento del hard rock. Añadiría que no hay duda de que es el mejor concierto de Graham Bonnet en Barcelona, también el que ha conseguido una mejor formación, pero que el árbol no os impida ver el bosque… Bonnet tiene 72 años y necesita de una formación excelente y de ayudas tecnológicas para suplir un show en condiciones. Si alguien cree que Graham ha recuperado la voz respecto a shows nefastos como los de 2001 en la sala Bikini es que tu idealismo le gana al realismo… Lo siento por los fans más fanáticos, pero… son molinos don Quijote…
Poca gente en una sala que tuvo que colgar la cortina y cerrar una barra. Algo normal pues Bonnet ha perpetrado en el pasado shows bastante olvidables. El hecho de que tenga a su pareja actual en la formación es visto como algo que responde a razones extra-musicales. Por otro lado, hay que comentar lo mejor de la noche: Joe Stump. Maravilloso guitarrista que tapó con el atroz volumen de su guitarra a resto de compañeros. Stump salió a hombros. El otro detalle de la noche es el precio del merchandising y lo variado del mismo. Discos firmados a 10 euros es sencillamente alucinante. Muchas visas sacaron humo esa noche de domingo.
Evyltyde quedaron desdibujados y fuera de lugar
Desde Inglaterra venían con muchas ganas de gustar Evyltyde, pero tras un interesante inicio con “The Genie” la cosa no terminó de cuajar. Heavy metal impersonal con referencias al power metal y al metal alternativo. Y eso que combinaban bien esas voces guturales masculinas de Danny Merton apoyo a las de su frontwoman. Sonaron bien y ese gigantón que tienen como bajista les da mucha imagen. Tuvieron el precioso detalle de saludar a un chico en silla de ruedas mientras destripaban riffs y mostraban un metal moderno, algo visto, y sin nada especial a remarcar. Sonaron compactos en “Eye for an Eye” y sorprendieron haciéndose un selfie a medio concierto antes de presentar “Never Fall”. Luego Hannah Delany nos dijo que éramos un público “muy caliente”. Las sonoridades de metal alternativo nos acercaron por momentos a los Load de Metallica. Terminaron dándolo todo en “No Violet” saltando sobre el riff del tema. El baterista empezó con una intro que recordó por un momento a la de “Painkiller”, pero fue una mera visión. Evyltyde están todavía verdes y tampoco parecen la mejor banda posible para acompañar a una leyenda de la talla de Bonnet.
El Bonnet de siempre bajo el nombre de Alcatrazz
Es absurdo girar como Alcatrazz y hacer lo mismo de siempre, pero muchos preferimos que Bonnet le dé un buen repaso a su carrera y que no se centre tanto en el material de esta banda. Es maravilloso poder recordar los temas de No Parole from Rock n Roll, pues los seis temas de Alcatrazz que cayeron fueron de ese disco. Graham salió cercano y directo. Se sentó en un taburete y nos pidió disculpas por el estado de su espalda. Se opera dentro de poco por lo que necesita reposar durante el concierto. Eso no mermó para nada la intensidad de un directo en el que desde el primer compás ya vimos quien mandaba: Joe Stump. Primer solo, tan gratuito como inesperado, en “Too Young to Die, too Drunk to Live”. Clona el trabajo de Malmsteen y Blackmore con una facilidad pasmosa. Lo que ya es más discutible es el volumen atroz del que dispone.
Contadas veces pudimos escuchar el teclado de Jimmy Waldo, único superviviente de la formación mítica de Alcatrazz. El resto del combo suple bien al maestro vocalista que tras sus gafas de sol parecía hacernos revivir sus buenos tiempos. Pocos cantantes han sido más grandes que Bonnet. Y en “Hiroshima Mon Amour” alcanzó unos agudos imposibles que ciertamente pongo en duda la realidad. Graham canta los versos de las canciones y en el estribillo suena también la voz principal junto a unos coros que también son pre-grabados. De hecho, hubo momentos en los que cantaba, pero el micro no emitía sonido. En “Jet to Jet” Stump estuvo de cine en las diabluras neoclásicas, y es sin duda, uno de los temas más conocidos de la veterana formación. Uno de los sellos personales del guitarrista es el golpear con el cable de la guitarra las cuerdas de su guitarra.
El vocalista se dirigió varias veces al público, en una de ellas nos presentó “Kree Nakoorie” confesándonos que era un sitio de Sudamérica. Gran ejecución y entrega por parte de un Bonnet, siempre a sus gafas pegado. En “All Night Long” la sala se volvió una fiesta y se le vio la voz más cansada, básicamente porque era toda real, sin añadidos. La sala cantó y pudimos vivir uno de esos temas mágicos que hacen afición. Impecable cuando ataca el material de MSG con ese pedazo de historia que es “Desert Song”. Una lástima que no esté junto a Schenker y no podamos verles otra vez juntos. La exigente “Night Games” vino ayudada por la tecnología, pero disfrutamos igual de una versión que ha sido uno de los santo y señas de Bonnet. Agradeció públicamente el vocalista la ayuda de los miembros de Rainbow a lo largo de los años y también a los músicos que participaron en la grabación de su disco Line-Up.
Menos conocida es “Rock You to the Ground”, contrastando con la potencia de “Stand in Line”. Aquí Stump disfrutó de lo lindo soleando, de lo mejor de la noche, para luego volver a recuperarle el pulso a Alcatrazz en “Island in the Sun”. Si alguien quiere creer que esa voz y esos coros estratosféricos, sin mácula ni error, eran reales, tiene todo el derecho de creerlo. Este momento de pausa para la voz le permitió cantar de forma real en “Since You Been Gone”. Preciosa interpretación en la que nos regaló algunos agudos excelentes. La segunda entrega de Impellitteri vino de la mano de “Leviathan” y de “Goodnight and Goodbye” con un Stump desatado y sobrado. El detalle lo puso el tema de Blackthorne “We Won’t Be Forgotten”. Enorme canción de coros sospechosamente perfectos, pero que disfrutamos como críos. Gran esfuerzo de Bonnet en los versos y sacando una meritoria voz rasgada.
Los dos temas finales fueron a pelo, sin red. Bonnet se vació y sacó fuerzas de flaqueza sentado en su taburete. Nada más y nada menos que “Assault Attack” y “Lost in Hollywood”. Capeó bien la exigencia en sendos himnos y se llevó un atronador aplauso, tan atronador como el exagerado volumen de Stump. Valió de veras la pena estar allí ya que muchos nos quitamos alguna espina clavada de algunos otros conciertos para olvidar. Más allá de los trucos pre-grabados que permiten descansar al divo el concierto fue un grandes éxitos de Bonnet bajo el nombre de Alcatrazz. Su vida son los escenarios y pinta que va a continuar hasta que el cuerpo aguante. Hubiésemos agradecido escuchar el teclado de Waldo y veremos cuánto le dura Stump al ex vocalista de Rainbow. De verdad que hizo méritos para que le lluevan ofertas tras esta gira. Poder disfrutar de Graham Bonnet en 2019 es un auténtico privilegio.