Sí señores, sí, era la primera vez que tenía la oportunidad de ver a John Németh en directo y tengo que reconocer que todavía estoy alucinando con el de Idaho. Considerado por muchos como uno de los mejores armonicistas y una de las voces más personales y representativas del soul y el blues en la actualidad, John Németh demostró el miércoles pasado en la sala Rocksound de Barcelona, nuestra Meca del rock particular, el porqué de todos esos calificativos tan halagüeños y superlativos. No cabe duda de que el estadounidense ya es todo un referente en lo que respecta a los estilos que practica (el soul, el blues y el funk, aunque este último en menor medida,) pero es que además de su calidad como cantante, músico y compositor, el bueno de John es un tipo que en la actuación que nos ocupa dejó claro que era mucho más que todo eso. Desconozco cómo son el resto de sus shows pero en este del miércoles Mr. Németh se nos mostró como una persona con una personalidad y un compromiso fuera de toda duda, inteligente, simpático y afable como pocos y tremendamente respetuoso y agradecido a un público que prácticamente llenó unas tres cuartas partes del aforo de la sala. Y permitidme que justifique estas mis opiniones. Cuando hablo de compromiso estoy haciendo referencia a que antes de que aparecieran los músicos en el escenario, junto al set de armónicas, que más tarde serviría para el lucimiento de John, había lo que intuí era como una pomada, Calmatel, para mitigar algún tipo de dolor o de problema articular. Y al parecer así era, John Németh parecía tener serios inconvenientes en su cuello impidiendo estos de manera más que visible la movilidad del astro norteamericano. Cuando digo que me pareció un personaje inteligente, estoy hablando de lo que considero fueron dos totales aciertos, el primero, a la hora de elegir por quién acompañarse en esta nueva aventura europea que está llevando a cabo en este año 2019, y el segundo, sabiendo otorgar un protagonismo extra al resto de músicos que posiblemente imagino sería poco habitual si su condición física hubiera sido la ideal. En cuanto al resto de calificativos (simpático, afable, respetuoso y agradecido con su público), no pienso que haya que dar excesivas explicaciones, todos los que estuvimos en el show tuvimos la oportunidad de comprobarlos más que sobradamente in situ.
Nueve discos, numerosos galardones, entre los que destacaría dos Blues Music Awards, y diferentes colaboraciones de lujo durante toda su carrera, creo que refrendan mis palabras.
Y dicho esto, vamos a hablar un poco de lo que fue su actuación.
Mayúscula fue mi sorpresa cuando a la hora de entrar a la sala la asistencia de público parecía muy escasa, escasísima. Pero, gracias a Dios, cuando llegó la hora de la actuación, el aforo ya presentaba una apariencia muy distinta. Antes de que hiciera acto de presencia John Németh, la banda fue la encargada de abrir el show ante la estupefacción de la mayoría de los presentes pues la media de edad de los músicos era muy, pero que muy baja, especialmente la del guitarra solista que parecía un auténtico niño. Y la verdad es que así era, Jon Hay, el todavía imberbe pero excelente guitarrista que le acompaña, tiene nada más y nada menos que la friolera de tan sólo 17 años y, visto lo visto esta noche, después de haber indagado un poco en su pasado y haber tenido la oportunidad de escuchar su disco en solitario Won’t Let You Go (2017), al cual os recomiendo prestéis un poco de atención, puedo garantizaros que este chaval va a llegar a ser un músico estrepitosamente grande. En serio. Si en la actualidad y a su edad tiene la técnica que atesora, no llego a imaginarme donde puede tener el techo la trayectoria de este desde ahora ya “señor”.
Las canciones encargadas de inaugurar la noche fueron «Elbows on Wheels», como suele ser habitual, y «Bad Luck Is My Name», de su álbum de 2014 Memphis Grease. Yo, que no conocía en directo al protagonista de la noche, noté algo extraño en su comportamiento, pero hasta más avanzada la noche no supe relacionar esa caja de crema que acompañaba en un atril a toda su increíble colección de armónicas con la evidente falta de movilidad que afectaba a John. Y digo falta de movilidad, porque de voz, con su instrumento y de actitud el de Idaho iba más que sobrado.
El resto de acompañantes, bajo y batería únicamente, también aportaron su imprescindible e importante granito de arena para que el sonido y el rendimiento del combo fuera altamente satisfactorio y, con el devenir del concierto, el público parecía cada vez más encantado con lo que veía y oía. La fiesta que parecía organizada, especialmente en las primeras filas, iba por momentos en ascenso. Pero, aunque pueda parecer extraño y sumamente inaudito en estas circunstancias, cuando el nivel sónico y musical tenía sus momentos más calmados e íntimos, el respetuoso silencio de todos los alterados asistentes era capaz de dotar de una especial magia y una sensibilidad añadida a unos compases ya de por sí hipnóticos y cautivadores.
El show, con dieciséis canciones en dos horas y siete minutos de duración, fue toda una gozada con un John Németh pletórico, a pesar de sus problemas físicos, pero atento a dar las dosis convenientes de protagonismo a todos y cada uno de los miembros de la formación que en la actualidad trabaja bajo sus órdenes. Sólo cinco de todos los discos que tiene publicados en el mercado tuvieron su oportunidad esta noche, con cuatro temas del Feelin’ Freaky de 2017, cuatro de Memphis Grease del año 2014, tres más de Name The Day ! de 2010, tres de Love Me Tonight de 2009 y dos del Come And Get It del año 2004. Sin duda un gran y prácticamente inmejorable repertorio capaz de satisfacer las necesidades y gustos de todos sus seguidores.
Para finalizar la actuación, después del insistente clamor del respetable para que John nos deleitara con algún que otro tema más, sonaron las convincentes e irrebatibles «Get Offa Dat Butt« y «Breakin’ Free«.
Un show para enmarcar, donde los protagonistas también parecieron encantados con su resultado, que a la postre acabó con John obviando sus problemas y satisfaciendo las normales firmas de autógrafos, venta de merchandising y fotografiándose con quien se lo solicitaba.
Un gran tipo además de una excelente voz y un gran músico.
¡¡¡Enoooooooorme!!!
Setlist John Németh:
Elbows on Wheels
Bad Luck is My Name
Heartbreak With a Hammer
Under the Gun
Funky Feelin’
Come an Get It
If It Ain’t Broke
Feelin’ Freaky
Too Good to Be True
I’m Funkin Out
She Belongs to Me
Blues in My Heart
Country Boy
Sooner or Later
Bises:
Get Offa Dat Butt
Breakin’ Free