Buen rollo. Eso es lo que Jolly Joker llevan haciendo disco a disco (y van cuatro, ya), a pesar de los cambios de formación. A priori su propuesta es simple: hard rock ochentero divertido, vacilón y gamberro. Sin embargo, viendo su carrera e hilando un poco más fino, podemos escuchar toques más del metal, más sleazy e, incluso, algún ligero toque de punk. Todo ello muy bien combinado para entregar el nuevo trabajo de una de las bandas más prometedoras (quizá podamos hablar ya de realidad) del panorama nacional.
Para empezar, decir que hay cambios de formación. Daniele se une como batería y Andreas se consolida como bajista, y si les sumamos las almas maters Lazy Lane y Yannick dan como resultado una formación solida, casi sin fisuras, que saben muy bien lo que hacen. Seguimos diciendo qué puedes escuchar: ¿te suenan bandas como Cinderella, Backyard Babies o Hardcore Superstar? Pues mézclalo y pásalo por su propio filtro. El resultado son 10 temas, algunos más clásicos, otros con matices nuevos, pero todos divertidos de escuchar. Sé que estamos solo en febrero, pero, quizá, los valencianos, se han cascado el disco nacional del año. ¡Repasemos sus temas!
“I Don’t Care” es uno de esos que tiene sonido clásico, y aunque es puro hard rock, adivino cierta actitud punk por ahí en medio, con lo que unos buenos saltos están asegurados en cualquier local en el que toquen. De lo mejor del disco, o de lo que más va conmigo. “Sky Is So High” tiene ese aroma a los Backyard Babies del que hablábamos antes. Aquí las revoluciones y el macarrismo bajan la intensidad, pero sigue siendo un temazo y el estribillo no te dejará en paz. Cerramos el primer trío con “Blood Velvet”, también con sonido típico de los Joker. En actitud, que no en otra cosa, me recuerda a algún tema de AC/DC (repito: en ninguna otra cosa). Quizá con un puntito de velocidad o mala leche hubiese ganado, pero la verdad es que de actitud va sobrada.
Aquí viene una de las sorpresas del disco, “The Chance” se separa algo a lo que venían haciendo, basando el tema en un riffaco que tendría la osadía de decir que recuerda a algo a Black Sabbath o a señor Wylde. Sin duda, será de las que más sorprenda. Algo similar, pero en otra dirección, aparece “Fortune Teller”. Aquí la melodía se hace protagonista, mientras que la base sigue recordando a los australianos que he mencionado antes. De nuevo, el estribillo te agarrará para no soltarte. Baja el listón “Motor”, que sin ser un mal tema y rezumando solidez por doquier, queda algo lejos de sus compañeros de álbum. Eso sí, es puro rock ‘n’ roll.
¿Añoras aquél hard rock ochentero americano abanderado por bandas como Mötley Crüe o Poison? Pues tranquilo, que “Voodoo Nights” viene a salvarte con un estribillo muy marca del estilo. Para mí es de las destacadas, al igual que “Nothing’s Sacred”, mucho más rockera, con un groove muy propio del estilo y una actitud de camisa sin mangas. Y llegamos a lo que decía antes, esos ramalazos punk y sleaze, con aromas casi de la América profunda, la redneck. Es indiscutible que “Devil’s Hand” es de lo más divertido (que no tiene por qué ser “mejor”) del disco. Te será imposible no mover el cuerpo al ritmo del tema. Acabamos con “New Orleans” y, de nuevo, es puro rock ‘n’ roll, pero rock ‘n’ roll del más clásico, del de Berry o Little Richard, piano incluido, pero filtrado por un sonido actual. Desde luego es otro de los temas destacados del disco, y hará las delicias de cualquier amante del estilo. ¡Si es que hasta el solo tiene aroma añejo!
Creo que en esta piel de toro en la que vivimos había un vacío que los valencianos están sabiendo llenar muy bien. ¡Ojo! Que hay bandazas del estilo, pero Jolly Joker se están consolidando como LA banda gamberra de las Españas. Por sonido, por actitud, por aroma. Porque son una caña. Disco muy recomendable.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.