Hace cosa de un año, cuando Science of Noise nacía, pensé en hacer una sección titulada “¿Qué ha sido de?” (o algo parecido) en la que indagáramos sobre lo que había sido de músicos al dejar sus grupos. Me vinieron varios nombres a la cabeza, entre ellos el de José Andrea, uno de los cantantes de mi juventud. Hace años que dejé de seguir a Mägo de Oz y sólo sabía que aquél cantante había dejado el grupo por “discrepancias” con el batería Txus. Me puse a investigar y vi que había formado otro grupo, el que hoy nos ocupa. Youtubeando di con alguna canción que otra, por ejemplo “Resurrección”, que estaba bien, aunque tampoco le di demasiada bola. Y hoy, ahora, estoy reseñando este Bienvenidos al Medievo (2019), el cuarto álbum de José Andrea y Uróboros. Y vaya tela, pecado mortal no haber escuchado los otros, sobre todo si tienen este nivel. Y yo que pensaba meterlo en uno de nuestros six pack…
Sin entrar a valorar esos temas que he comentado, lo primero que me vendría a la mente si me dicen que José ha formado un nuevo grupo es que iría en la misma onda de Mägo de Oz, y aunque hay elementos, esto va más allá. Hay cosas de Rainbow, hay cosas de Deep Purple, hay cosas más heavys, cosas más melódicas. Pero sobretodo tenemos a una voz que, tras unos problemas físicos, ha recuperado todo su esplendor, como si no hubiesen pasado 20 años. Peri y Teto Viejo forman una pareja rítmica tremenda sólida que pone las bases para que José Rubio y Juan “Chino” Flores tejan con sus guitarras. Sergio Cisneros “Kiskilla” sigue haciendo de las suyas a los teclados, y el punto folk lo ponen el también ex Mägo Fernando Ponce de León y Santiago.
“Bienvenidos al Medievo” es un disco largo, de 14 temas. Temas muy variados, muy trabajados y que nos muestran un grupo en plena forma capaz de plantarle cara a quien haga falta. Buena muestra de ellos es el corte inicial, “Matar al Rey”, uno de los temas más heavys y potentes del disco. Puro hard n’ heavy que en directo será un cañón. “Una Fábula de Mí y Yo” es de lo mejor del disco, también. Algo más hardrockera pero sin perder un ápice de fuerza, su estribillo y las melodías son brutales. “Allá Donde Estés Tú” sí bebe mucho de la antigua banda del cantante. Aquí los elementos folk (violín y flautas) empiezan a hacer actos de presencia, y aunque no queda mal, personalmente me quedo con el estilo de las dos primeras. Además, la melodía es como si me fuese conocida.
La misma tónica sigue “Huir hacia Adelante”. Con un ritmo más pausado, perfecto para seguir al bote en directo, el tema nos lleva directamente a La Leyenda de la Mancha o Jesús de Chamberí, aunque con menos toques de violín. “Sonata Nº1 (piano)” sirve de intro a “Ocaso”, una balada preciosista que durante alrededor de dos minutos carece absolutamente de los elementos más rockeros que cualquier grupo del estilo tendría. Aquí José demuestra muy de lo que es capaz. Con “Malaestrella” vuelven los sintetizadores y el sonido más rainbowniano y sube el tempo. Las flautas y demás las dejamos para el estribillo. Yo me pregunto cómo hubiese quedado con un punteo de guitarra.
Y llegamos a uno de los puntos más… ¿altos? ¿difíciles? ¿complejos? No sé qué adjetivo utilizar, pero desde luego “Luna Negra” merece un punto y aparte. Alrededor de diez minutos de detalles, complejidad, ritmo suave, matices por doquier, melodías tremendas, dobles voces… Coge “El Fin del Camino” o “Requiem” y elévalos, y ahí lo tienes. No la interiorizarás a la primera escucha, ni siquiera a la segunda. Pero cada vez que entre por tus poros descubrirás un poquito mejor lo grandiosa que es.
Seguir después de esto es difícil, la verdad. Y Andrea lo hace rescatando una tema de su etapa en Mägo de Oz (la verdad es que he tenido que investigar, pues no lo sabía), pero regrabada de forma más rockera y menos folklorica. Se trata de “La Canción de los Deseos”, y sin haber escuchado la original, soy perfectamente capaz de imaginarme dónde irían las flautas y violines. Mejor así… porque lo que le sigue es, simplemente, sorprendente. Kiskilla va y compone un tema totalmente operístico que en ningún momento podrías pensar en encontrar en un disco como este. Rompe todos los esquemas, pero lo hace para bien. Y si quieres apostamos. Si escuchas esta canción sin saber de quién es, me juego una birra a que en la vida hubieses adivinado el cantante. Sin duda José es una de las grandes voces del rock estatal, le pese a quien le pese. Y tras el interludio, volvemos al sonido más Mägo con el corte homónimo al disco. Violines, flautas, melodías facilonas… todo lo que hizo grandes a aquello se encuentra aquí, aunque quizá con unos toques más heavys en las guitarras.
Volvemos a bajar el tempo con “Agua y Fuego”. Tras un inicio (y, posteriormente, interludio) con toques de violín y flauta, nos encontramos con un tema muy rockero. No lo hubiese dicho escuchando el principio, la verdad. Con “El Último Jincho” recuperamos una canción tradicional irlandesa, con todo lo que ello implica en cuanto a instrumentos, a festividad y alegría. Y llegamos al final con “Pequeña Balada Folk (tal vez la próxima vez)”, que no es ni más ni menos que lo que dice el título.
Sorpresón que me he llevado con este Bienvenidos al Medievo. Sorpresón que me he llevado con el nivel vocal de José Andrea y, en general, de todo el grupo. Por ponerle alguna pega, quizá algunas líneas vocales (¡ojo! líneas vocales, la letra, en ningún momento la forma de cantar) se ven algo forzadas, teniendo que alargar (por ejemplo) una i demasiado, pero poca cosa. También, pero esto ya son gustos personales, decir que prefiero los temas más rockeros (como los dos primeros) a los folks. Este disco es tremendo, de lo mejor que he escuchado en lo que llevamos de año. Haters, se os va a quedar cara de tontos.
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.