No vamos a presentar a Judas Priest ahora, ¿no? Una de las bandas más importantes del género (aunque últimamente vaya como telonera de Ozzy) y la que mejor ha sabido plasmar lo que el heavy metal es. Una de las que más expectación suscita ante un inminente lanzamiento, (casi) siempre rayando la excelencia aún con sus ya 19 álbumes de estudio. Bueno, no hacía falta presentarlos, pero mínimamente lo hemos hecho.
Sí, son ya 19 los álbumes de estudio que los británicos han presentado, y este Invincible Shield (2024) no desmerece a sus predecesores. Si bien es cierto que tras Painkiller (1991) la calidad global se vio algo afectada, algo totalmente lógico viendo la tremenda carrera que ya llevaban, con Firepower (2018) la cosa mejoró de forma incontestable, recuperando gran parte de el sonido afilado de los 80. Partiendo de ese trabajo, podríamos decir que el que tenemos entre manos es una lógica continuación, más teniendo en cuenta que a los mandos siguen Tom Allom y Andy Sneap. Quizá sea algo menos directo, menos afilado que el mencionado predecesor, pero en cambio es más variado, con más matices. Si eso es bueno, mejor o peor, os lo dejo a gusto de cada uno.
Sobre el desempeño de los integrantes, tampoco hay demasiado que decir. Todos conocemos a los integrantes de Priest y lo que saben hacer. Obviamente los ojos se volverán, en primera instancia, al Metal God Halford, y aunque por razones evidentes no es capaz de hacer lo que hacía hace 40 años, su nivel sigue siendo tremendo. La base rítimca, encabezada por un Travis descomunal, sigue siendo una apisonadora. Y de las guitarras poco vamos a decir, está todo más que sabido.
Pero ¿qué nos encontramos en este lanzamiento? Pues 11 temas (+3 bonus tracks) de alta calidad, muy de los 80 en forma y fondo. Vayamos a analizarlos.
Abrimos con «Panick Attack», que tras una intro que puede dar algo de miedo, se convierte en un trallazo afilado. Quizá algo falto de velocidad para mi gusto, es un tema muy digno de abrir un disco. El solo vuelve a ser Priestiano al 100%. «The Serpent and the King» ya lo habíamos escuchado, y en su inicio me recuerda a «Freewheel Burning» o alguna de la época. Volvemos a tener un tema netamente ochentera. Como pega le pondría el estribillo, que me corta un poco el rollo, pero aún así sigue siendo un temazo. La homónima al disco llega con el mismo aroma, es Judas al cien por ciento, bien afilada y con un fondo que sin ser muy rápido, sí es un puñetazo en el estómago. Quedaría de maravilla en aquél recopilatorio Metal Works (). Acabamos este primer bloque con «Devil in Disguise», que nos tare esa faceta más machacona, más al estilo «Metal Gods» o «United». De nuevo hay algo que me recuerda a otros temas, creo que el «he’s a devil, a devil in disguise» del estribillo. Pero temazo, sea como fuere.
Abrimos el segundo bloque con «Gates of Hell», y aunque la intro guitarrera apunta a cuchillo afilado, el tema baja las revoluciones, rozando (solo rozando) el hard rock. ¡Ojo! que eso no tiene nada de malo, ¿eh? En general yo prefiero los Judas agudos y punzantes, pero esta versión de los ingleses es muy buena. Con otro punteo memorable a lo «Electric Eye» abre «Crown of Horns», para convertirse en un medio tempo semi baladístico que me ha desconcertado. Creo que Judas nunca han sido un grupo de baladas y esta, aún sin serlo al 100%, sigue esa estela. Es un tema que muchos quisieran para sí, pero palidece ante otros del disco. Por suerte llega «As God Is My Witness» para darnos una bofetada a mano abierta. ¿He escuchado por ahí «Hard As Iron»? Ya tienes una referencia: doble bombo desde el principio, melodía a raudales y actitud metalera. El segundo bloque acaba con «Trial by Fire», otro tema netamente heavy, potente y contundente. El juego de bombos es interesante, aún sin ser un tema rápido, y el estribillo vuelve a sobresalir en el tema.
Encaramos el final del disco «normal» con «Escape From Reality», si cabe aún más machacona que su predecesora. Por un instante me he ido a los trabajos con Owens a la voz, y no sé exactamente por qué. Para mi gusto es de las menos buenas del disco. Recuperamos algo de esencia con «Sons of Thunder», y es que con ese nombre no podría ser de otra forma. Sin ser un trallazo, es un tema muy heavy, de nuevo, con unos punteos interesantes que unen muy bien con la tradición del grupo. El álbum acaba con «Giants in the Sky», y aunque el sonido es muy suyo, muy de la banda, el tema tiene algo de rock que me gusta mucho. No sabría especificar exactamente el qué ni el por qué.
Sí, el disco debería acabar ahí, pero nosotros tenemos la edición deluxe con tres temas adicionales. «Fight for Your Life» sigue teniendo ese ritmo machacón, muy escuchable en el bajo de Ian. No sé por qué no entró en la edición normal del disco, pero desde luego no desentona con la globalidad de Invincible Shield. «Vicious Circle» vuelve a ser un martillo chocando contra un yunque, especialmente en sus estrofas, algo menos en los puentes y estribillos, que ganan en melodía. Acabamos, ahora sí que sí, con «The Lodger», otra semi balada que en esta ocasión entiendo que no estuviera entre las 11 escogidas. Para mi gusto, la peor del disco, de largo.
Pues aquí lo tenemos, el último lanzamiento de los Priest. Ya quisieran tantas y tantas bandas tener una regularidad tan alta en una discografía tan amplia. Ahora solo falta esperar a junio y ver como lo defienden en directo. Yo estaré muy expectante. ¡Larga vida al heavy metal!
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.