El cartel del evento era de impresión. Kamelot es de las pocas bandas que tuvo un ascenso meteórico a finales de los ’90, encadenando trabajos de estudio infalibles y, lo más meritorio, manteniendo la alta calidad, con sus matices y superando el relevo del carismático Khan por el sueco Tommy Karevik como frontman, hasta su última entrega con The Shadow Theory (2018). Los acompañaban los valencianos Opera Magna con un power metal nacional de altísima calidad y unos renovados Leaves’ Eyes presentando su nuevo trabajo Sign Of The Dragonhead (2018) sin su icónica fundadora Liv Kristine. Las expectativas estaban altísimas y así se pudo comprobar al acceder a la sala 2 de Razzmatazz donde por primera vez en mucho tiempo en conciertos de esta índole, habían desaparecido las nefastas cortinas que reducían el espacio a la mitad.
Leaves’ Eyes
Mientras el público iba llenando el local y aún con un aforo escaso, empezó el show de los de Alexander Krull, con la presencia de siete figurantes a modo de guerreros y aldeanos vikingos apoyando la nueva estética y sonido ya en la onda viking-metal adoptada definitivamente con su recién presentado Sign Of The Dragonheart, tema con el que abren el set. La presencia y actitud de Elina Siirala disipa todas las dudas sobre la finlandesa y deja claro que Leave’s Eyes ya no es la banda de Liv Kristine. Lo que también queda claro con la temática, ornamentación y los temas escogidos es que la banda ha dado un golpe de timón y se aleja de pasajes góticos y melódicos para navegar por mares más fructíferos. Tras “Across The Sea” sonaron “Swords in Rock” y “Edge of Steel” de su anterior trabajo King of Kings (2015). El peso de la selección fueron temas básicamente de su último álbum y nueva apuesta, aunque el momento de máxima comunión con una sala entregada vino con el tema “Hell to the Heavens” de su Symphonies of the Night (2013): el único guiño, y no muy lejano, a su colección de temas pretéritos. La formula funcionó y el público, que ya empezaba a ser importante, quedó satisfecho y con ganas de verlos como cabezas de cartel o, al menos, con un set un poco más extenso.
Opera Magna
Opera Magna nos habían encandilado el pasado enero como cabeza de cartel ante un público mucho más escaso, así que aprovecharon el tirón para demostrar que son fieles herederos del power metal sinfónico ante un público más amplio. El nivel técnico de sus miembros es encomiable, destacando los solos de Francisco Javier Nula a la guitarra y el trabajo vocal de José Vicente Broseta, aguantando todo el set con agudos imposibles.
Desafortunadamente, el elevado nivel sonoro empastó los lucimientos individuales, pero todo y así se podía adivinar la calidad de cada uno de ellos. Nos tocaron prácticamente su última entrega Del Amor y otros Demonios – Acto II (2017): a “Rojo Escarlata” y “Para Siempre” le siguió “El Pozo y el Péndulo” basado en la narración de E.A.Poe, como en “El Corazón Delator“ que también interpretaron tras “Horizontes de Gloria”, para acabar con dos temas más de su más reciente Ep “Donde Latía un Corazón” e “Hijos de la Tempestad” para acabar con la trepidante “La Herida” que ya se ha convertido en uno de sus clásicos. Nos pusieron las pilas y nos dejaron preparados para la lección de espectáculo que nos tenían preparados los esperados Kamelot.
Kamelot
Los de Thomas Youngblood siempre han sido efectivos en directo. Ya desde la intro pudimos ver el escenario, con plataformas y distintos niveles con iluminación propia y muy efectiva, convirtiendo el escenario de Razzmatazz 2 en un plató espectacular. Consiguieron conectar con el público, que acabó llenando poco más de la mitad del aforo de la sala, desde los primeros acelerados compases de “Phantom Divine (Shadow Empire)” y la pronta aparición de Lauren Hart como acompañante de Tommy Karevik auguró una velada épica. Desafortunadamente no apareció tan a menudo como nos hubiera gustado a todos, pero su contribución en voces guturales y limpias fue un lujo que supimos valorar. Tommy gastó presencia y carisma haciendo olvidar al cada vez más lejano en el tiempo Roy Khan. En “Rule the World” ya se había acercado a las primeras filas (con tropezón incluido), que le demostraron continuamente su adoración. “Insomnia” es el primer tema de su anterior trabajo Haven (2015), del que tocarán cuatro temas más, siendo el cuerpo principal junto con cuatro temas de su último The Shadow Theory. “The Great Pandemonium” enlazó con todo un himno como “When the Lights are Down” y puso a la audiencia a tope, tras la cual repasaron el comentado Haven con tres temas seguidos. Personalmente no me pareció la mejor elección, pues el público no volvió a alcanzar el clímax hasta que los primeros compases nos indicaron que estábamos ante la ya clásica “March of Mephisto”, con la participación de nuevo de la flamante Lauren Hart. Un entretenido solo de teclado y batería sirvió como descanso del resto de músicos, a la vez que de presentación del timbalista que sustiyuía a Johan Nunez. Sonaron “Karma” junto con “Forever” para cerrar que fueron las referencias más antiguas del setlist. Nos guardaban “Liar Liar” con toda la banda, incluida Hart, para ponernos a todos por las nubes.
A Kamelot hasta las partes grabadas les suenan integradas y cuesta distinguir si es un efecto lanzado o producido por los teclados excepto por algunos coros imposibles. El espectáculo visual es tan atractivo como sus melodías más reconocibles y eso unido a un sonido impecable lo convierten en un show de lo más recomendable. Kamelot nunca falla.