Hoy he venido a confesar muchas cosas.
Confieso que hasta hace apenas un mes Kayak me sonaba más a una web buscadora de vuelos que a una banda de estilo sinfónico / rock progresivo.
Confieso que me han sorprendido de manera muy grata y que ha sido un verdadero placer navegar por una extensa trayectoria de casi 50 años. Tremendos los dos últimos trabajos que se han marcado con la enésima reencarnación de esta formación, de la que solo queda un único miembro fundador, Ton Sherpenzeer, alma de la banda, compositor principal, teclista, bajista y cantante ocasional.
Confieso que me da bastante miedo reseñar un trabajo tan enorme, con tanto detalle, una obra tan exquisita. Lo cierto es que cada vez que lo escucho encuentro nuevos matices y tengo la sensación de no alcanzar a entender todo lo que nos han querido transmitir con cada tema.
Confieso que también me ha sorprendido la inclusión de varios temas bastante comerciales. Entiendo sus motivos por intentar llegar a un amplio espectro de gente; de alguna manera ayudan a que fácilmente nos queden grabados en la memoria y nos invitan a seguir escuchando. Pero es que hasta estos temas más digeribles tienen su miga, sus giros inesperados que los dotan de una gran calidad con unos detalles elaborados que los suben un peldaño.
A mi favor tengo el poder haber comentado con el compositor principal en la reciente entrevista que le hicimos algunos aspectos que me hacen entender un poco más la intencionalidad de todo el asunto. Arrojó un poco de luz, aunque después de darle alguna vuelta más a la escucha, siguen surgiendo interrogantes. Y es que, en 15 temas con una duración aproximada de 70 minutos, se pueden llegar a expresar muchas cosas. Ton Sherpenzeer es una persona que desborda creatividad por todos los costados y ha sabido rodearse de un buen equipo de músicos con los que hacer que la magia fluya.
Le acompañan Bart Schwertmann como cantante principal, Marcel Singor a la guitarra (y vocalista en tres temas), Kristoffer Gildenlöw (ex–Pain of Salvation) al bajo (y vocalista en un tema), así como Hans Eijkenaar a la batería. Cada uno de los cantantes aporta su estilo propio diferenciado del de sus compañeros. Bart Schwertmann suena con mucha clase, un perfecto narrador para los temas épicos más largos. Marcel Singor destaca por darle un enfoque pop a su voz y lógicamente a los temas en los que interviene (¡increíble lo que se llega a parecer a David Bowie!). De Kristoffer aprovechan su faceta más intimista en el tema “One by One” y el mismísimo Ton Sherpenzeer se atreve con el cierre “Ship of Theseus”, un tema muy oscuro y melancólico. Sus voces están omnipresentes en todo el trabajo, ya sea como principal o como coros y ahí surge uno de los puntos sobresalientes de todo el álbum, la forma en que lo llenan todo con sus melodías, sus juegos, sus alternancias. Todo un lujo poder disponer de tal elenco de voces al servicio de la música.
Ton Sherpenzeer lleva toda una vida combinando su actividad en Kayak con el mundo del teatro y estos dos aspectos se solapan en su obra. Su concepción de la composición pasa por dar tanta importancia a la música como a la letra, la una no se entiende sin la otra, la una al servicio de la otra; de ahí que no podemos olvidarnos de echarle un ojo a la historia que nos cuenta en cada tema si queremos abarcar su verdadera dimensión. Él nos explicó que siempre procura buscar el equilibrio entre la emoción y la razón, aportando la energía correcta para que el tema no decaiga. Esta vez no hay un concepto general para el álbum, solo mini historias que nos muestran todo lo que esta banda es capaz de ofrecer.
Si un adjetivo nos repitió Ton en diversas ocasiones durante la charla que tuvimos con él fue el de ecléctico en referencia a este Out of This World. Y ya que estamos de confesiones, deciros que nunca he tenido muy claro el verdadero significado de este adjetivo; a decir verdad, siempre me ha sonado a un cajón de sastre en el que dar cabida a cualquier cosa. Ahora resulta que no iba tan errada…
¿Y a qué hace referencia Ton cuando nos define este trabajo como ecléctico? Lógicamente a la variedad de estilos de sus canciones. No hay ninguna que represente más que otra a Out of This World, aunque sí es cierto que hay cierta tendencia a los temas largos más sinfónicos en los que dar rienda suelta a esa inquietud por contar cosas al más puro estilo teatral. El sello Inside Out Music le da total libertad para componer y él se vale de ese privilegio haciendo lo que le apetece dentro de unos estándares de calidad.
Así que vamos entrando ya en materia…
¿Qué sucede si colocas como inicio de un trabajo tan largo el mejor tema de todos, “Out of This World”? Pues que las expectativas se sitúan muy altas y es difícil que el resto de los temas te sigan atrapando al mismo nivel. O así lo creí yo al principio. Pero si le das algunas escuchas más, en fin, que las que le siguen no desmerecen en absoluto… Y regresando al “Out of This World”, entiendo que para ellos también debe tratarse de lo mejorcito y que por ese motivo le han dado ese mismo título al álbum. Desde luego a mí me engancha desde el inicio, una intro clásica de piano copiada, acto seguido, por la guitarra y el sintetizador. Casi un minuto juegan estos instrumentos con la misma melodía que actúa como hilo conductor durante toda la canción. Después se suceden varios cambios, siempre sin olvidar esa melodía principal, al más puro estilo Kayak, resultando un tema muy ameno e intenso. Un pasaje central muy clásico con instrumentos de cuerda y guitarra rompe el ritmo trepidante del tema y le va muy bien para retomar de nuevo la historia. Les encanta jugar con las voces y ya con este primer tema nos lo dejan claro. Como broche para cerrar, un final vocal precioso. Haciendo un guiño a su propio pasado, en este tema incluyen una estrofa de “Chance for a Lifetime” del año 1975, en el que Noé construía un arca espacial y que aquí utilizan para escapar de este nuestro mundo…
Con “Waiting” nos han querido llevar a otro extremo, una canción de aparente sencillez y un estilo retro mucho más lineal, aunque bien ejecutada como no podría ser de otra manera, la calidad ante todo. Es el primer tema que canta el guitarrista Marcel Singor y la verdad es que, si nos quisieran colar que es un tema póstumo de David Bowie, ¡nos lo creeríamos! Kristoffer Gildenlöw, el bajista de esta formación, nos ha sorprendido al dirigir el vídeo que han sacado para este tema.
“Under a Scar” vuelve a la senda de los temas épicos de larga duración. Con un aire melancólico y muy teatral nos explican una historia de venganza a manos de Electra, un personaje de la mitología griega atrapado en una espiral de asesinatos en su saga familiar. Un tema muy humano, la venganza, y del que gusta mucho a su compositor, Ton Scherpenzeel, tal y como nos contó. Un inicio del relato sosegado acompañado por piano, guitarra y bajo sin trastes contrasta con la siguiente parte más enérgica, bien orquestada, con instrumentos de cuerda que se suman y le aportan emotividad. De nuevo las voces, esos bonitos coros que lo rellenan todo, ayudan a hacer que esta triste historia nos llegue. Y tal como se inicia la historia, con ese pasaje más lento, se acaba, dejándonos bien apenados al comprobar que Electra no ha sido capaz de escapar a su fatal destino.
“Kaja” es el tema instrumental de este trabajo en el que lógicamente es la guitarra de Marcel Singor quien se lleva el protagonismo principal. El título de esta canción lo pusieron en honor a su hijo recién nacido.
“Mystery” es el primer lanzamiento en vídeo de este trabajo. Lo cierto es que es muy contagioso, con bonitas melodías fácilmente reconocibles combinadas con piano al estilo Supertramp, así que no podrían haber elegido mejor si la idea es que se nos quede grabada en la memoria.
“Critical Mass” es uno de los temas progresivos más complejos del corte. Vuelve a tener una larga duración que da cabida a muchos cambios, aunque la melodía impera y no llegamos a perder el hilo de la historia en ningún momento. La letra de esta canción es una dura crítica al peligro que implican esos oradores carismáticos que gritan mucho a las masas pero que después no cumplen con sus promesas. Otra temática muy de actualidad.
Es el turno de una de las primeras baladas, “As the Crow Flyes”, interpretada magistralmente a las voces de nuevo por el guitarrista Marcel Singor y arropado a los coros por el resto de vocalistas, que hacen que este tema esté lleno de sentimiento. Le sigue una nueva balada muy emotiva, mucho más lenta, “The Way She Said Goodbye”, una triste historia de ruptura desde el punto de vista del que es abandonado. Se valen de una guitarra acústica para acompañar en todo momento a las voces.
Cambiamos totalmente de registro con “Traitor’s Gate”, mucha energía para este tema que nos recuerda a Toto sobremanera y que Ton ha co-compuesto con el batería, Hans Eijkenaar. Destacan, como no podría ser de otra manera, una poderosa batería y los teclados.
Si los Beatles y Queen se juntaran para crear un tema, seguro que se parecería bastante a este “Distance to Your Heart”, un medio tiempo muy original con unas melodías preciosas, tanto vocales como instrumentales y que tiene la duración justa.
Con “Red Rag to a Bull” Kayak ha sido capaz de meter un toque flamenco a un tema progresivo, curiosa combinación. Y es que el tema así lo requiere, pues el protagonista, un matador, lidia en la arena con un toro, entre pasajes de sintetizador y guitarra clásica. Pero no nos asustemos, que al final la canción no va de toros, es toda una metáfora que os invito a descubrir por vosotros mismos… ¿Tendrá algo que ver con el juego de la seducción?
Kristoffer Gildenlöw le presta su profunda voz a esta nueva sentida balada, “One by One”, melancólica donde las haya, pues nos invita a reflexionar sobre la muerte. Aunque no exenta de sorpresas, como es habitual en esta banda, un cambio de ritmo más adelante nos hace olvidar ese sentimiento por un momento. Y qué decir de la genialidad del final, un alegre solo de piano sonando en la lejanía como si estuviéramos en un salón del oeste…
“A Writer’s Tale” es de lejos el tema más largo y complejo, se necesita más de una escucha para acabar de captar todos sus matices. Podría decirse que tiene tres partes bien diferenciadas, como si se tratara de un medley. En la inicial, el sintetizador tiene un gran protagonismo, junto a una sugerente orquestación que acompañan la narración de Bart Schwertmann, creando una atmósfera densa y oscura. En un segundo tramo muy animado que nos recuerda a Queen por sus guitarras, es Marcel quién se hace cargo de las voces, contrastando con el pasaje anterior. Un tercer tramo muy sinfónico sirve para concluir la historia de este escritor, enlazando con la misma melodía con la que nos ha empezado a contarla.
Se agradece poder relajarse un poco con “Cary”, que vendría ser la happy song del disco (aunque hable de una relación sentimental rota). Una canción más folk que se inicia con un alegre acordeón y que vuelve a cantar Marcel con su voz tan singular.
“Ship of Theseus” es el tema escogido por Ton para finalizar este trabajo, interpretado por él mismo a las voces. Un tema muy cinemático y oscuro basado de nuevo en la mitología griega. Una manera extraña de concluir. Nos deja un regusto tristón imagino que intencionado.
Después de escuchar este Out of This World en diversas ocasiones concluyo que si sigo descubriendo trabajos con esta calidad, definitivamente no voy a tener ganas de escaparme a otro mundo tal y como nos sugieren en su tema homónimo. Tanta variedad y tanto disfrute me han hecho por fin captar el verdadero significado del adjetivo ecléctico. ¿Os animáis vosotros a darle una escucha?
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!