Kingcrow – Hopium

Nuestra Nota


9.5 / 10

Ficha técnica

Publicado el 23 de agosto de 2024
Discográfica: Season of Mist
 
Componentes:
Diego Marchesi – Voz
Diego Cafolla – Guitarra, teclados, coros
Ivan Nastasi – Guitarra, coros
Ricardo Nifosi – Bajo, coros
Thundra Cafolla – Batería, percusión

Temas

1. Kingtsugi (3:53)
2. Glitch (3:56)
3. Parallel Lines (6:46)
4. New Moon Harvest (3:30)
5. Losing Game (5:28)
6. White Rabbit’s Hole (6:55)
7. Night Drive (5:48)
8. Vicious Circle (4:21)
9. Hopium (8:24)
10. Come Through (4:21)

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Enamorarse de un grupo que descubres en un festival es algo que no sucede lo a menudo que nos gustaría. Que su directo tenga la suficiente fuerza hipnótica para que te apetezca indagar e incorporarlo entre tus bandas favoritas dentro del panorama musical progresivo ya habla bastante en favor de los italianos Kingcrow que vengo a reseñar hoy. Hopium es el nuevo disco que nos traen bajo el brazo en este 2024, seis años más tarde del aclamado The Persistence (2018). Es bastante probable que el nombre de Kingcrow apenas te suene a no ser que seas un fanático del prog, pero lo cierto es que llevan en activo desde el año 1996 editando discos con relativa poca frecuencia, cinco en total con el que nos ocupa, motivo por el cuál quizás no hayan conseguido todo el reconocimiento que se merecen.

En busca de una explicación del porqué este grupo me atrae más a la primera que otros de similar feeling y mayor proyección (Pain of Salvation, Leprous o Porcupine Tree por nombrar algunos), quizás la clave reside en la concreción de esta banda en tocar emociones profundas de forma directa sin irse demasiado por las ramas. Si bien se les mete en el saco del progresivo, no abusan de meter cambios intrincados en sus temas, más bien tienen tirada a crear atmósferas concretas que te sumen en un estado anímico definido, introspectivo y melancólico en la mayoría de los casos Para entendernos, lo que vendría ser el denominado progresivo emocional. Pero, aunque a priori no parece que haya complejidad, a medida que reescuchas el material te das cuenta de la cantidad de ingenio y trabajo que se esconde tras él.

Y si son las emociones lo que Kingcrow pretende estimular, no solo se valen de su música, sino también de unas meditadas letras que hablan sobre cuestiones profundas que afectan a los seres humanos como son la empatía, los miedos interiores, la salud mental o las relaciones de pareja por citar algunos… Es evidente que han cuidado el aspecto letrístico al detalle y es por ello por lo que, de forma poco usual, parte de la promo que nos han hecho llegar con varios meses de antelación son esas mismas letras que tan bien casan con la dinámica de la música a la que acompañan, así que, por justicia, intentaremos abordarlas también en menor o mayor medida en esta reseña.

¿Puede resultar agradable sumirse en la tristeza auditiva que parece trasmitir este trabajo? Te animo a descubrir si quizás detrás de toda esa oscuridad se esconde la luz dándole al play

Hopium (2024) se inicia con un tema grandilocuente denominado “Kintsugi” que ya en sus primeros diez segundos te pone los sentidos en alerta. Éste fue el primer adelanto del disco que nos ocupa y es que en él se congregan todas las señas de identidad que iremos viendo forman parte del ADN de esta banda en la actualidad. Tras ese inicio instrumental tan magnificente se suman unos elementos electrónicos que lejos de resultar fuera de lugar, refuerzan las sensaciones de opresión que trasmite el tema. Como indicábamos al principio, muchos de los temas de Kingcrow procuran mantener una base rítmica monótona con la que ir jugando, añadiendo pequeños giros que no te alejan en exceso del sentir del tema, más bien al contrario.

Diego Marchesi posee un tono melancólico en su voz que unido a unos coros estratégicamente colocados aquí y allá bordan un tema que, de manera sorpresiva, esconde un mensaje positivista. La filosofía nipona del Kintsugi tiene que ver con el ensalzamiento de las imperfecciones, aquellos elementos no normativos que nos hacen únicos y que debemos reivindicar con orgullo. En estos tiempos en los que la superficialidad de la perfección está ultra valorada, se agradece la valentía de abordar esta temática tan de actualidad que afecta de manera negativa a nuestra sociedad.

Enlazando con esta idea de ser diferente nos arrolla a continuación “Glitch”, un tema que nos muestra a un protagonista atormentado por sentirse fuera de lugar en un mundo vacío y lleno de clichés. Así como la fuerza de la música experimenta un crescendo progresivo, también lo hace el narrador que afirma que aun sintiéndose como un “error”, no piensa seguir la corriente. De nuevo un mensaje que nos hace reflexionar sobre la importancia del equilibrio mental que nos da la fuerza interior para sentirnos bien con nosotros mismos por mucho que no encajemos con nuestro entorno. A nivel musical, volvemos a hablar un poco de lo que comentábamos al inicio, nos encontramos ante una estructura identificable estrofa/estribillo, y la gracia está en percibir los sutiles cambios que se van presentando en estas repeticiones, que alimentan la idea del crescendo progresivo que acaba derivando en una explosión rítmica final de alta intensidad, potenciada por unos tramos corales que son la clave de toda esta historia, esas voces interiores que nos animan a permanecer fieles a nosotros mismos.

Un inquietante inicio en clave electrónica da la bienvenida a “Parallel Lines”, como si de un enjambre de abejas se tratara, experimentando un cambio radical de sensaciones al entrar unos preciosos estribillos melódicos en los que distintas voces van tanto en paralelo a la voz principal como se cruzan con ella, generando un crisol de emotivas sensaciones. Por si ese contraste no fuera suficiente, la larga duración del tema al más puro estilo progresivo da pie a que entre toda una sección instrumental que ocupa la última mitad, añadiendo capas envolventes que poco a poco van a más hasta que el ritmo se convierte en algo vertiginoso e implosiona en un final acústico y coral como si de un lamento se tratara. Como ya podemos intuir por el título, esas líneas paralelas hacen referencia a esas personas que a pesar de estar juntas porque un pasado mejor las une, andan por derroteros distintos sin posibilidad ya de cruzarse en ningún momento.

“New Moon Harvest” es una preciosa balada que trata sobre la autoindulgencia, el no exigirnos demasiado en aquellos momentos en los que no estamos bien. Nos muestra un rayo de esperanza al recordarnos que siempre va a haber un nuevo día en el que intentarlo una vez más y todo ello lo hace con un gusto musical sublime, en el que todos y cada uno de los instrumentos apoyan sutilmente las líneas melódicas vocales que se salen en cuanto a emotividad se refiere. Volvemos a notar ese recurso tan marca de la casa de ir añadiendo capas instrumentales a la base, creando ese crescendo que refuerza la sensación de culminación emotiva máxima.

Llegados al ecuador de Hopium nos encontramos con “Losing Game”, un tema que juega a engañarnos descaradamente, ya que su inicio acústico relajado poco tiene que ver con la deriva rítmica que adquiere al poco tiempo. A nivel lírico, se aborda de nuevo la temática de las relaciones de pareja que se encuentran ya en proceso de destrucción, por lo que las sensaciones de opresión a nivel instrumental y sobre todo vocal, utilizando los recursos corales como si se trataran de voces robóticas cantando de forma insistente, son del todo intencionadas.

“White Rabbit’s Hole” a continuación es una maravilla a todos los niveles que no me canso de escuchar en bucle pues hay mucha miga en ella. Tema de diez sin duda, es capaz de trasportarnos arriba, pero sobre todo abajo por esa madriguera del conejo blanco del título, una metáfora heredada de Alicia en el País de las Maravillas que nos abre una puerta a un mundo inesperado y fabuloso al que lanzarse sin dudarlo. Me aventuraría a decir que el trasfondo de la cuestión vuelve a ser las relaciones de pareja, pues de forma reiterativa se repite la frase sliding again into you, dejándonos entrever que ese salto al vacío tiene que ver con el afianzamiento de sentimientos hacia alguien ya conocido. No solo encontramos tramos contrastados en las estrofas (en clave balada) y estribillos (mucho más explosivos) sino que hacia la mitad del tema se desata un desenlace totalmente inesperado de una fuerza instrumental brutal que acompaña unas últimas estrofas de invitación a contagiarnos de esa locura que propone la canción.

Le toca el turno al segundo de los sencillos que ha aparecido del disco, el más lineal “Night Drive”, un momento en el que relajarse y dejarse llevar. Tema atmosférico sin demasiadas sorpresas, consigue sin duda que nos imaginemos a ese protagonista conduciendo de noche sin más compañía que sus propios pensamientos mientras reflexiona sobre la vida. Pero no hay tema en este disco que no contenga alguna sorpresa y aquí viene en forma de un pequeño extracto instrumental de una gran potencia con solo de guitarra incluido y que rompe con la dinámica envolvente anterior, recuperada de nuevo para acabarlo de forma abrupta.

“Vicious Circle” nos quiere hacer sentir la angustia de una persona que se siente atrapada en un bucle, buscando respuestas en la visualización de los problemas de los demás sirviéndose de los programas de la televisión, que, de todas maneras, de poco le sirven para solucionar los suyos pues los siente como ajenos. Son solo voices, noises, voces y ruido, todo lo que sale del aparato, y sin embargo… no puede evitar encontrarse ahí ante tal espectáculo carente de sentido, llenando de esa manera su propio vacío.

Nos acercamos al final del disco donde encontramos su canción homónima, “Hopium”, último de los sencillos aparecidos que nos muestra a los Kingcrow más complejos e instaurados en el progresivo, que apuestan por un tema de más de ocho minutos para mostrarnos todas sus cartas. Con semejante duración ya nos podemos hacer una idea de que vamos a encontrarnos con distintos pasajes que conformarán la historia final, que, a imagen y semejanza de muchas de las piezas escuchadas con anterioridad, van a ir aumentando la intensidad a medida que se suceden para transmitir sensaciones grandilocuentes. Brutal el trabajo de las teclas de principio a fin en este tema, que tanto te añaden detalles electrónicos al principio, como te envuelven en su versión más sintetizada apareciendo en múltiples manifestaciones, o lo concluyen con un sonido de piano de lo más inquietante. No es fácil interpretar qué nos explica su letra en toda su dimensión, pero a buen seguro tiene que ver con la salud mental, it’s my mind, es algo que se repite dejando claro que el protagonista es consciente de que sus inseguridades están sólo en su mente, por lo que pide ayuda (lend me your light along the road), que parece surgir efecto cuando afirma I know I can go all the way. Darle más de una pasada a este tema es necesario para captar los mil matices que hay en él, por lo que te animo a darle esa oportunidad que se merece para valorarlo en su justa medida.

Despedimos Hopium con la balada de tintes acústicos “Come Through” que vuelve a recuperar la idea lírica de “New Moon Harvest” de que siempre hay esperanza ante situaciones adversas. Gusto máximo para dejarnos con un muy buen sabor de boca final como cierre de álbum.

Yo he conseguido un match casi perfecto con Hopium, absolutamente todo me resuena y creo que puede hacerlo de la misma manera en muchas personas que se sientan atraídas por la vertiente menos técnica y más emocional del progresivo. Hay reseñas en las que no te importa invertir todo el tiempo del mundo pues el disfrute surge de la profundización en lo que estás analizando y éste es sin duda uno de esos casos. Bucear en Hopium es un bonito ejercicio de descubrimiento de su verdadera dimensión del que sales mejor de lo que has entrado. Y la conclusión final es que sí, las manifestaciones artísticas surgidas de tan adentro, aunque lleven capas y más capas de sombras, pueden resultar de lo más clarificadoras.

Si después de escuchar este álbum te apetece escuchar en directo cómo Kingcrow lo defiende, estás de enhorabuena ya que éstos estarán actuando el primer día del festival barcelonés BeProg! My Friend el próximo 27 de septiembre. Si Madness Live! ha querido contar con ellos para el regreso de tan añorado festival, es que canela fina se avecina. Imperdible.

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Sobre Susana Masanés 176 Artículos
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!