Kings of Leon suman un nuevo capítulo en su prestigiosa carrera. Tras sorprender con su último disco de estilo más calmado y sensual titulado When You See Yourself (2021), los Followill hacen un introspectivo viaje a su propio pasado para regresar a esa línea alternativa previa a su rock ideado para estadios. Para muchos, Only by the Night (2008) fue su último gran trabajo, de rock auténtico, pues allí empezó su filtreo con el establishment como banda de masas.
Personalmente, la tríada de discos mainstream son trabajos tremendos que acercaron el rock a círculos donde ni por asomo tenían cabida. Gracias a ello, la popularidad que atesoran les ha convertido en una de las bandas más queridas y respetadas del circuito y les otorga casi plenos poderes de hacer y deshacer a su antojo. Muestra de ello es el citado último disco y también el que hoy nos ocupa.
Tras varios adelantos y un título que despejaba dudas de la orientación de los Kings of Leon en pleno 2024, las ganas de catar el trabajo entero eran grandes. De hecho, me resistí a dar más que una simple escucha de los adelantos cuando eran lanzados. Para así tener casi en primicia todo el disco entero a mi placer. Can We Please Have Fun (2024), el noveno trabajo de los de Nashville, aterriza sin urgencias, sin necesidad de demostrar nada. Tras disfrutar del rock en sus inicios, tras invocar a las masas a base de himnos atemporales como “Sex on Fire” o “Waste a Moment”, tras evocar los fantasmas internos y hacer un disco de puro placer como lo fue When You See Yourself (2021) ahora toca volver a sentirse libres y volver a disfrutar de la música.
Kings of Leon nos ofrecen doce canciones en tres cuartos de hora. Se trata de un disco de corte actual pero con aroma a tiempos pasados. Bien lo podríamos colocar justo detrás del aclamado Only by the Night (2008), pero el momento para este nuevo disco es hoy, no hace tres lustros. Entonces si había cierta urgencia, hoy ya no. Y lo podemos notar en la naturalidad y soltura de una banda que domina a la perfección los tempos, que sabe como dotar del máximo impacto cada paso que dan. Este es un disco para disfrutar, un disco que no se basa en un par de hitazos imperecederos que sonarán en las radios de todo el mundo.
Todo arranca con la preciosa “Ballerina Radio”, casi cuatro minutos en los que los Followill se desenvuelven con una facilidad pasmosa con una canción de procesado lento, melodías armoniosas con cierta distorsión, voz entrecortada de Caleb y un repunte final de energía contenida en la que los bombos de Nathan agudizan el poder de las voces.
“Rainbow Ball” si se electrifica y además nos muestra una composición muy rica con instrumentación desconexa y efectos de sonido que dotan de una profundidad increíble a la canción. Un corte suculento, maduro, que merece muchas escuchas. Seguimos con “Nowhere To Run”, una canción marca de la casa con ese habitual rock de guitarras adornadas con la narrativa voz de un Caleb omnipresente. Quizás el estribillo les ha quedado algo flojo, pero seguramente era esa la intención.
En cuarta posición nos encontramos con “Mustang”, seguramente la mejor del disco y una de las mejores de Kings of Leon en años. Con un Caleb pletórico (insisto en Caleb, pues me parece una de las mejores versiones del cantante) y una banda entregada para la causa. Temazo. Tras un arranque tan meritorio las sensaciones de que estamos frente a un gran disco de los norteamericanos es ya una realidad.
Las melodías y la instrumentación vuelven a ser la clave en “Actual Daydream”, canción libre de prejuicios ni normas impuestas. En “Split Screen” nos topamos con la versión más pausada de la banda en una preciosa balada. Tras pasar de puntillas sobre una “Don’t Stop The Bleeding” poco inspirada aterrizamos de cabeza a “Nothing to Do”, la canción más dura y a la vez más corta del disco, 2:55 min. de puro rock, un riff contagioso de guitarra y un Calebintentando llegar a lo más alto, otro temazo.
Y aún hay tiempo para las cuatro finales, esas que habitualmente entran en “tiempo de descuento”. “M Television” tiene también todos los atributos positivos de la banda siendo una de las canción destacadas del trabajo y una de las mejores en cuanto a trabajo de guitarras. Y aglutinando las tres restantes, “Hesitation Gen”, “Ease Me On” y “Seen” es donde podemos ver la faceta más bluesy de la banda. Tres canciones menores que sirven perfectamente como cierre ideal del disco.
Solamente me queda reconfirmar y repetir que Can We Please Have Fun es un disco que, pese a que ni nosotros ni la banda necesitábamos para corroborar nada, sirve para reafirmarnos y seguir profesando amor por este cuarteto tan especial conocido como Kings of Leon.