Es totalmente injusto que alguien como KK Downing no pueda seguir dentro el seno de su banda madre. Cerca de los 70 años sigue estando en plena forma y demuestra unas ganas y una actividad impresionante. Y ya que en Judas tiene la puerta cerrada, toca andar el camino en solitario. Para ello ha contado con dos ex del grupo como son Tim “Ripper” Owens a las voces y Les Binks a la batería. El segundo está lesionado, por lo cual ha tirado de contactos y amigos.
«Cuando empecé con todo este proyecto, me decidí a no desertar de todo lo que yo he hecho a lo largo de tantos años. No podía pasar página o cambiar de estilo o las letras, y ya no porque me sea prácticamente imposible hacerlo por edad, sino que es que es mi estilo de escribir y componer.» (KK Downing)
El grupo que ha armado don KK es más que impresionante. Por un lado, le acompaña a la guitarra A.J Mills, Tony Newton al bajo y Sean Elg a la batería. Musicalmente ha sido uno de los grandes compositores del sacerdote inglés y eso se sigue notando. Él ve el disco con total influencia de Screaming for Vengeance… yo le veo más con mucho del Painkiller y, obviamente, con conexiones con Jugulator (más que con Demolition). Las razones son obvias: Ripper está allí. No entra todo en las primeras escuchas, ya aviso, pues hay mucho material que puede parecerte refrito de los Priest, pero si le prestas atención y ganas, ves que la cosa va más profunda.
Hay la clásica intro habitual narrada y ya en la inicial “Hellfire Thunderbolt” ves que el rubio lord inglés va a por todas con un corte agresivo, directo, con esas guitarras chirriantes y con un Ripper espectacular. Compactos, abrasivos y con un single que ya tiene más de un millón de visitas en YouTube. Es justo lo que el mundo espera de él. Mucha rabia y reivindicación hay en este corte.
Los juegos de coros nos dan cierta teatralidad en “Sermons of the Sinner”. Hay una especie de cruce entre los Judas clásicos, los arreglos del Nostradamus e incluso añadiría a la ecuación algo de los discos de Iced Earth con Owens. Obviamente la voz del cantante marca mucho. Agudos imposibles y dosis de energía en una línea vocal solo para los muy dotados. También hay una enorme presencia del bajo de Tony Newton.
En una onda puramente Judas 80’s, aunque endurecida por la producción moderna, encontramos “Brothers of the Road”, todo un himno con gancho que sirve de homenaje a sus fieles. Hay ese riffeado clásico y esa dupla de guitarras tan a lo Tipton–Downing. Es un tema correcto que da sensación de single forzado. No sería de lo más remarcable de la obra.
Lo hímnico y poderoso vuelve en “Raise Your Fists”, con esos fraseos puramente Judas si bien hay aquí un acercamiento al material de Iced Earth con Ripper. Su voz marca mucho, y ese riffeado marcado y presente alude a Schaffer. Downing da otra buena lección de guitarra solista. Los Priest más clásicos y rockeros están en “Wild and Free” si bien los coros le dan fuerza metálica a la composición. Ese parón antes de cantar el estribillo está muy logrado e incluso el corte posee un punto de progresivo en su desarrollo.
«Creo de verdad que “Return of the Sentinel” podría ser una especie de epitafio como despedida. Es una composición muy emocional para mí. Ese final de canción… es muy conmovedor en ese aspecto. Pero afortunadamente yo seguiré y es una canción de que da ideas para un futuro.» (KK Downing)
Uno de los cortes más especiales es la final “Return of the Sentinel”, de la que Kenneth está absolutamente orgulloso. Música, título, desarrollo y gran final un poco son el resumen de toda la carrera de este gran caballero. Magníficos coros y una épica absoluta en la que va metiendo sus solos en crescendo. Nueve minutos que bien podrían haber sido otro clásico de Judas Priest. Ellos se lo perdieron…
Toca hablar luego de uno de los grandes momentos, que nos llega con “Hail for the Priest”, en la que se juega con las letras y títulos de las canciones de Judas Priest y en la que, de entrada, Owens hace una gran demostración vocal marca de la casa. El tema engancha y el bajo de Tony Newton contiene unas líneas muy atractivas. De lo mejor del disco. Es curioso, pero personalmente yo hubiese optado por otros singles y vídeos de promoción de los que han decidido compañía y banda.
Atención al extenso desarrollo de “Metal Through and Through” pues es una monumental canción que discurre por cumbres y valles, poseyendo momentos en los que el tema bebe de las grandes baladas clásicas del grupo madre. Quizá la que menos me convenza de todas ellas sea “Sacerdote y diablo”, aunque hay ese guiño a todos los países de habla hispana, y especialmente a España, pues no olvidemos que el señor Downing ha vivido muchos años en San Javier.
KK Downing está dolido porque no puede acceder a su puesto de toda la vida, pero al sentirse desplazado, ha armado una banda capaz de sorprender y mantener el legado que siempre ha defendido a capa y espada. La jugada de contar con “Ripper” es maestra y la cosa funciona siempre que no busques material a la altura de los grandes clásicos de la banda. Incluso me quedaría con Firepower antes que con este Sermons of the Sinner.
Es un disco que no entra a la primera y que darle escuchas, incluso espaciadas. Todas las canciones están trabajadísimas por mucho que en un principio te parezca un refrito de clichés de Judas. Y no lo es, puesto que este señor es uno de los magnos sacerdotes por mucho que no esté ahora en la banda. Vale mucho la pena, pero dadle tiempo a Sermons of the Sinner para poderlo apreciarlo de verdad. Sólo de imaginar el cómo puede sonar todo este material en directo y que ataquen viejos clásicos olvidados de la discografía del sacerdote… me hace salivar cual perro de Pavlov.