Crónica y fotos del concierto de Richie Kotzen + Susan Santos - Sala Salamandra (L'Hospitalet de Llobregat), 17 de junio de 2024

Kotzen & Santos: noche de guitar heroes que desbordan personalidad

Datos del Concierto

Bandas:
Richie Kotzen + Susan Santos
 
Fecha: 17 de junio de 2024
Lugar: Sala Salamandra (L'Hospitalet de Llobregat)
Promotora: Madness Live!
Asistencia aproximada: 700 personas

Fotos

Fotos por Ray Molinari

Todavía fresco en la memoria el recuerdo del bolo anterior que cubrí en la sala Salamandra, en el que llegué ya empezado el recital debido a una descomunal retención, me aseguré esta vez de ir con el tiempo suficiente para no volver a encontrarme en la misma tesitura. ¿Dos horas de margen para recorrer 50 kilómetros en coche son suficientes en una gran ciudad? Pues parece que lo justo… De nuevo un accidente me privó de llegar con la calma y tocó correr al final. Quiso la providencia que encontrara aparcamiento a escasos diez metros de la puerta (no todo va a ser mala suerte…) y, al final, para cuando Susan Santos salió al escenario, ya me había reunido con los míos, hecho con una cervecita y colocado estratégicamente en un lateral de la sala en un meteórico tiempo de cinco minutos.

El porqué de la ubicación lateral vale la pena haceros un breve resumen por si algún día, y espero que no sea así, os encontráis en el caso de que tengáis que acompañar a alguien o directamente ir vosotros mismos en silla de ruedas a un concierto con un llenazo más que considerable. Días antes del evento contactamos con la sala para asegurarnos de que era posible entrar con silla de ruedas, y sí, damos fe que poder se puede, otra cosa es dónde meterla luego para ver algo desde ella… Con la santa inocencia que nos caracteriza, preguntamos en la puerta y lo único que nos indicaron es que había un lavabo habilitado para la gente con problemas de movilidad y nada más. Apáñate tú. Que no están obligados a nada más, correcto, pero algún pequeño hueco cerca del escenario reservado no hubiera estado para nada mal…

El caso es que, al entrar a cinco minutos vista del inicio del concierto, la sala ya presentaba un buen aforo y nos fue imposible llegar a una pretendida primera fila. Así que, nuestra única opción fue situarnos en la barra del bar lateral donde aún quedaba espacio libre hasta donde se agolpaba la gente. Espacio que al poco fue llenado y llenado hasta el punto de “sufrir” en algún momento por la integridad del ocupante de la silla.

Batallitas aparte, pasamos ya a relatar lo que aconteció a nivel musical aquella noche.

Susan Santos

Si alguna vez habéis asistido a un evento organizado por Madness Live!, sabréis que la puntualidad es una de sus señas de identidad. Con esta misma puntualidad, la blues woman extremeña Susan Santos subió al escenario, acompañada por sus músicos habituales: David Salvador al bajo y Juli “El Lento” a la batería, situada lateralmente a la izquierda del escenario. Sin mediar palabra, ya que solo disponía de media hora para mostrar sus cartas, Susan dio inicio al concierto con “Snakebite”, el primer tema de su nuevo trabajo Sonora, editado en abril de este año. La salida fue tan precipitada que Susan aprovechó esos primeros riffs para acabar de afinar y definir el sonido, demostrando su profesionalidad y perfeccionismo.

En febrero habíamos visto a Susan en una pequeña sala barcelonesa, donde su fiel público acudió a verla antes del lanzamiento del disco. Sin embargo, en la Salamandra, la oportunidad de abrir para Richie Kotzen le permitió ampliar su base de seguidores. Aunque parecía que pocos presentes conocían su música, el silencio sepulcral que se percibía a nuestro alrededor evidenciaba que el público estaba concentrado en captar lo que estaba sonando. Las caras de sorpresa fueron mayúsculas cuando Susan se apartó del micrófono para encarar la recta final de “Snakebite”, como si estuviera en un pequeño club, y el fundido paulatino del volumen terminó con un merecido aplauso.

Susan continuó su setlist con “Fever”, del EP The L.A. Sessions (2020), editado en plena pandemia. Este potente tema, con un riff demoledor inicial y un solo de infarto, dejó claro que, además del blues por el que es más conocida, se atreve con sonoridades bastante más duras. Escoger el repertorio teniendo en cuenta el público es algo muy importante, y Susan acertó apostando por temas enérgicos más cercanos al rock duro que al blues.

El repaso a Sonora siguió con “What I Want”, un tema de alta intensidad que añadió un punto bailongo, animando finalmente al público a moverse. Sus compañeros estuvieron sobresalientes en este tema, arropándola con coros y dándole el empaque necesario para sonar excepcional. Como ya es habitual en ella, Susan nos deleitó con un solo de guitarra a toda velocidad, con un punto de improvisación que hace de cada interpretación algo inédito.

Aprovechando un cambio de guitarra, Susan se dirigió al público para presentar “So Long”, un tema más relajado que los anteriores. Estas tesituras más tranquilas permitieron concentrarse mejor en su trabajo vocal, que tiene un mérito considerable teniendo en cuenta que lo combina con la ejecución de la guitarra. “Call Me Tonight” siguió más en la línea del blues, mostrando la diversidad estilística de su música, que alcanzó el otro extremo con el tema de cierre del recital, “Let It Ride” (el mismo con el que concluye Sonora). Este es uno de los temas más duros que le hemos escuchado a Susan, con riffs que recuerdan a los clásicos de Jimi Hendrix. El final, rayando la psicodelia y con una considerable bomba sonora en el escenario, fue apoteósico y dejó al público eufórico.

Tras los merecidos aplausos, Susan Santos no olvidó presentar a sus acompañantes antes de bajar del escenario y unirse al público para disfrutar de la siguiente actuación.

Setlist Susan Santos:

Snakebite
Fever
What I Want
So Long
Call Me Tonight
Let It Ride

Richie Kotzen

Si alguna vez habéis asistido a un recital de Richie Kotzen sabréis que es un personaje que en sí no ofrece más espectáculo que lo que representa verle tocar y cantar al más alto nivel —ambas tareas—, que no es cuestión baladí. ¿Que qué quiero decir con ello? Que la crónica se hace complicada a la hora de relatar qué aconteció en la sala aquella noche más allá del aspecto musical. Apenas parlamentos, apenas postureo, apenas movimientos sobre el escenario, tan solo un recital sobrio en el que el protagonismo absoluto es la música en mayúsculas. Todo lo demás, superfluo.

Así es este artista, un guitar hero que para nada lo parece, que no desprende egocentrismo sino humildad, que hace parecer fácil lo que en realidad no lo es, un currante nato que lleva muchísimos años en el candelero interpretando y lo que es más importante aún, componiendo música. El hecho de que sepa tocar varios instrumentos nos da una clara pista de su capacidad de abordaje integral del aspecto compositivo, el cual cuida al más mínimo detalle, y en el que la fusión de estilos se hace más que evidente. Rock, blues, metal, soul… cualquier influencia es bienvenida en su música.

Acompañado por su bajista habitual en los últimos tiempos, Dylan Wilson, y un nuevo baterista llamado Kyle Hughes, Richie Kotzen nos dio toda una lección de cómo enamorar con un power trio a base de profesionalidad y solvencia. “Losing My Mind” nos puso rápidamente en situación. Con un sonido limpio y un volumen ideal, el trabajo de los tres músicos con sus respectivos instrumentos era fácilmente distinguible, y si algo quedó patente desde el principio es que tanto esmero pone Richie en la ejecución de su guitarra como en su interpretación vocal. Se ganó al respetable ya desde esas incursiones iniciales de este primer tema incluido en *Get Up*, que hace la friolera de 20 años que salió al mercado, pero que sigue sonando tan fresco como nunca.

“War Paint” dio el pistoletazo de salida al repaso de The Essential, un disco recopilatorio de lo bueno y mejor de la carrera del artista aparecido en el año 2014, en el que también incluyó algún tema inédito como es el que nos ocupa. Si no has podido seguir la longeva carrera de este artista por inabarcable, ya que incluye más de veinte discos de estudio y otros tantos en directo, decirte que el setlist de la noche casi se basó en su integridad en temas incluidos en este álbum, que como ya hemos comentado, es un recopilatorio en el que el mismo Richie ya muestra sus predilecciones en cuanto a canciones más representativas de toda su carrera.

La transición al siguiente tema, “Fooled Again” casi pasó inadvertida, dando la sensación de que ambas piezas eran una sola. Hubo maestría en tender puentes entre temas de manera instrumental, colando improvisaciones y solos cambiando las dinámicas de lo que estábamos escuchando de una sutil forma. Cada parón para dedicarse en cuerpo y alma a los punteos nos dejaron más que atónitos ante el insultante dominio que posee de su instrumento, como nos quedó más que claro con esta triada inicial. Tal subidón no pudo ser más que recompensado con un sonoro aplauso, tras el cual Richie hizo uno de los pocos parlamentos de la noche, explicándonos que debido a la pandemia tuvo que cancelar la gira de presentación de 50 for 50, disco al cuál pertenece el tema que abordó acto seguido, “Dogs”.

Era necesario bajar la intensidad y así lo consiguió con esta balada más relajada que nos muestra un Richie más cercano al soul pero que ni en ocasiones así desperdicia la oportunidad de encajar un solo a la velocidad de la luz y sí, quedó de lujo aunque la dinámica del tema fuera otra totalmente distinta. Son momentos así los que te permiten fijarte en mayor medida en la gran labor vocal que también realiza, modulando la voz a su antojo y mimetizando en muchas las ocasiones las melodías que ejecuta en la guitarra.

Sin pausa se encaró una más rítmica “Bad Situation”, otro de sus clásicos en directo de la que destacaríamos también la gran labor de Dylan al bajo al tratarse de un tema con bastantes guiños al funk. Con “Fear” a continuación la emotividad máxima se hizo evidente en otra entrega de esa faceta de puro soul al que el artista tantas veces rinde homenaje. Precioso el suave final con improvisación jazzística incluida a las seis cuerdas, bajando el volumen casi a un fundido total. Menuda exquisitez de tacto tiene con su instrumento Richie, es alucinante ver cómo puede manejarse con total soltura por el mástil mientras maneja las intensidades del sonido con la otra mano sin necesidad de púa. Sin duda uno el solo que escuchamos aquí fue de los momentos estelares de la noche y como tal, recibió una gran ovación.

“Love Is Blind” son de esos temas que bajo/guitarra empiezan al unísono con la misma melodía, dotando de mucha fuerza a esos momentos iniciales, que contrastan con unas estrofas mucho más relajadas en las que Richie vuelve a enamorarnos con su voz. Grandes estuvieron también los coros aquí, arropando a Richie en los estribillos, que se dejó el alma en un final prácticamente a cappella.

Llegamos al ecuador del concierto con una improvisación instrumental relajada precedente a “Doin’ What the Devil Says to Do”, de nuevo un tema ambiental en el que dejar fluir todo el poderío sentimental vocal. Sin duda Dylan tuvo un protagonismo especial con su bajo aquí, ya que hubo pequeños punteos por su parte que dotaron de ese punto de enorme clase con su instrumento, evidenciando la complicidad que mantiene con Richie, quien, para variar, nos obsequió con un solo de quitar el hipo. Parece que se crece en estos temas más tranquilos a la hora de sacarle chispas a los punteos sin perder un ápice de sensibilidad, tal es su grandeza. De nuevo un final como el anterior, casi a cappella, nos elevó el vello al infinito.

Recuperando sonoridades más funky, “Help Me” subió un poco las revoluciones. Hasta estos temas de apariencia más sencilla esconden múltiples detalles que en directo suenan a las mil maravillas y que te hacen apreciar el enorme trabajo compositivo que se esconde tras ellos. Por no ir más lejos, Dylan nos coló aquí un solo de bajo de aúpa, jugando con Richie en parte de él y regalándonos otro de los momentazos de la noche, que fue bien aplaudido tras la presentación de los miembros de la formación.

Allá por el año 2009 Richie editaba su diecisieteavo álbum de estudio denominado *Peace Sign* del que justo recuperó en este momento su tema homónimo. Aquí jugó con el mimetismo melódico guitarra y voz, en un tema de máxima energía que, a esas alturas del espectáculo, rozando ya la hora, fue increíble que pudiera defender a tan alto nivel. Las virguerías por el mástil no dejaron de sucederse, mostrando esa faceta más shredder del artista que tan bien sabe colar dentro de los temas sin parecer un alarde egocéntrico de lucimiento propio. Alucinantes fueron esos últimos tres minutos en clave instrumental en el que bajaron las revoluciones para que Richie se explayara a gusto con su guitarra, dejándonos mudos ante tal despliegue de virtuosismo. Sin duda otro de los momentazos de la noche (¿cuántos llevamos ya?).

Ni un segundo pasó antes de dar inicio a la siguiente descarga, una emotiva balada también clásica del repertorio del artista denominada “Remember”. Ideal para dejarse llevar y simplemente… disfrutar. Emotividad máxima expresada tanto con la guitarra como con la voz, que se quedó en solitario reinando la noche en un final de infarto. Con “Go Faster”, tal y como indica su nombre, pudimos degustar un tema más enérgico y concreto que se pulieron en apenas tres minutos cortos pero intensos, que dieron paso al inevitable bis para coger algo de aire. Pronto fue reclamada la presencia de la banda al escenario, que no tardaron ni un minuto en regresar.

Aunque la parroquia metalera conocemos más la versión de Gary Moore del tema “Shapes of Things” que no su original de The Yardbirds, fue toda una sorpresa encontrar este tema como primer bis de la noche. De estribillo facilón, fue de las más coreadas por el público. No habíamos mencionado todavía al nuevo batería, Kyle Hughes, bueno es ahora el momento para hacerlo y resaltar su gran labor durante toda la noche, que brilló especialmente durante este tema más sosegado que le permitió meter sus virguerías de una forma extraordinaria.

Sonó espectacular esta interpretación más fiel a la versión del susodicho Gary Moore, aunque un poco más ralentizada, y como sorpresa hubo un parón enorme instrumental en medio que supo a gloria. La locura del punteo que se cascó aquí Richie fue ya lo definitivo para dejarnos bien claro que no hay técnica ni pedalera que se le resista. Menudo crack. EL MOMENTAZO de la noche (éste aún más que los otros), sin duda. Siempre es efectivo reservar lo mejor para el final para dejar un muy buen sabor de boca en los asistentes, y si además aprovechas ese subidón para colar tu último tema inédito y cerrar así el espectáculo, ya lo bordas.

Si algún “pero” le puedo encontrar al concierto de Richie Kotzen es que se hizo corto. Y aunque en realidad no lo fue, casi hora y media de recital, cuando estás disfrutando de principio a fin con lo que estás escuchando, todo minutaje pasa volando y esa fue la sensación con la que nos quedamos, la de querer más. Dos o tres temas más… hubiera estado de lujo. Ojalá todos los peros que podamos argumentar sean éstos…

Setlist Richie Kotzen:

Losing My Mind
War Paint
Fooled Again
Dogs
Bad Situation
Fear
Love Is Blind
Doin’ What the Devil Says to Do
Help Me
Peace Sign
Remember
Go Faster
—–
Shapes of Things
Cheap Shots

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Sobre Susana Masanés 176 Artículos
Aficionada a la música y los viajes, aunque no sabría decidir en qué orden. Cuando los combino, ¡lo más! Amante de aprender cosas de allá donde vaya, soy un poco la suma de los lugares que he visitado y las experiencias vividas. Daría la vuelta al mundo de concierto en concierto si de mi dependiera, pero las limitaciones terrenales me mantienen aquí y ahora, así que, ¡a sacarle el máximo partido!