Cuando salió Extreme Aggression en 1989, Kreator ya llevaban unos cuantos años como máximos abanderados del thrash metal europeo, un paso por delante de los suizos Coroner y de sus compatriotas teutones Sodom, Destruction y Tankard. Aunque fueron los últimos en salir a la palestra, los de Essen tomaron rápidamente el trono y ya no lo volverían a soltar. Sus tres primeros álbumes, los seminales Endless Pain (1985), Pleasure to Kill (1986) y Terrible Certainty (1987), fueron de lo más crudo y veloz que se publicó en Europa en los ochenta, y plantaron la semilla de la que nació y creció el black metal noruego que se hizo rápidamente popular al cabo de poco tiempo. Las guitarras atropelladas y frenéticas y la sucia producción (no sé si por gusto o porqué no había más medios, me imagino que más bien lo segundo), junto a la voz tan personal de Mille Petrozza, desgarrada, gritona, viperina y rabiosa, fueron una influencia mayúscula y les generaron un seguimiento masivo en su Alemania natal y en el resto del viejo continente.
Es innegable que Extreme Aggression es diferente a todo lo publicado anteriormente por los teutones. Tampoco es que musicalmente suponga un cambio brutal, ya que sigue estando lleno de temas rápidos y agresivos, pero hay más moderación, más espacio, arreglos más elaborados y lugar para episodios y matices mucho más melódicos. El mayor cambio se aprecia en el sonido, maduro, limpio y con una producción notoriamente más pulida. El gigante Epic Records tomó las riendas de la edición y la distribución de la banda alemana en Estados Unidos, y rápidamente alistó al productor Randy Burns (habitual de Megadeth) para americanizar un poco su crudo sonido, que aquí se acerca instrumentalmente a como sonaban Metallica o los mismos Megadeth de esa época. Junto a Coma of Souls (1990) es el disco más accesible de la época dorada del grupo y, para muchos, ambos suponen el momento más inspirado de su trayectoria. Personalmente, es el primer trabajo de Kreator que llegó a mis manos cuando me empecé a interesar por el thrash a mediados de los noventa, y recuerdo que en esos tiempos mi sensación es que era considerado unánimemente su disco clave.
A los ojos de otros fans, claro, aquí es cuando se empezaron a vender, con esa manía tan adolescente de catalogar todo artista que cambia y evoluciona como comercial. Es cierto que Extreme Aggression supuso el primer gran éxito de ventas de la banda y su salto definitivo a la primera división mundial del thrash, llegando a colocar un par de temas en la rotación habitual de la MTV. Pero visto en perspectiva, hasta que decidieron volver al redil del thrash más puro con Violent Revolution (2001), los Kreator pasaron unos 90 en constante experimentación, primero con el metal alternativo e industrial, más tarde con el groove metal, y finalmente con sonoridades más góticas, estilos todos ellos en boga en su momento, pero que demostraron no ser especialmente bien recibidos por los seguidores del grupo.
Sea como fuere, nadie puede negar que Extreme Aggression viene repleto de temazos icónicos que se han convertido en clásicos absolutos de la banda y del thrash metal en general. Y los que no son icónicos, son igualmente maravillosos. Un disco corto (37 minutos), directo, accesible y 100% disfrutable, que transcurre veloz y se escucha sin ningún tipo de esfuerzo.
¿Quién no conoce el tema título con el que empieza el álbum? Posiblemente el más popular de la primera época del grupo y el más representativo de toda su carrera. Tiene un poco de todo, intercalando momentos rápidos y agresivos con otros más rítmicos y pesados, presentando guitarras excelentes tanto en los riffs como en los solos y punteos más melódicos. Una canción prácticamente perfecta, que fluye entre sus múltiples y diferenciadas partes con total naturalidad. La única pega es que con el tiempo ha sufrido un poco de sobre-exposición, pero bueno, eso tampoco es culpa suya, no?
«No Reason to Exist» es menos conocida, pero sigue siendo excelente, inspirada, dinámica y muy pegadiza. «Love Us or Hate Us» es otro de los momentos cumbre, con un bridge y un estribillo coreable magníficos que recuerdan un poco a unos Metallica más agresivos. Mille escupe toda su rabia en este tema, dedicado a posers varios del mundillo, tanto músicos como ejecutivos. «Stream of Consciousness», por su parte, está entre mis favoritas. Una vez superado ese inicio más lento y rompecuellos, se convierte en uno de los cortes más thrasheros y rápidos del disco, con riffs buzzeantes, frenéticos y bastante divertidos.
«Some Pain Will Last» es la canción más lenta y (por decirlo de alguna manera) melódica del álbum, aunque es complicado definir como melódico algo que tiene a Mille Petrozza a las voces, siempre punzante y enfadado. El riff principal es vacilón y absolutamente icónico y el estribillo es mítico y de puño en alto, con sus guitarras harmónicas y afiladas y su batería redoblante. Un tema para dejarte el cuello poco a poco, disfrutable como el que más, y que sorprende que con el paso los años no haya alcanzado una mayor popularidad.
«Betrayer» fue en su momento el gran hit del disco, consiguiendo su video una presencia notable en el mítico Headbagers Ball de la MTV (¡qué tiempos aquellos!). Curiosamente, es uno de los temas más rápidos y agresivos del disco, quizás el que más recuerda a las canciones de sus álbumes anteriores: cruda, feroz y con melodías vocales bastante atropelladas. A partir del tercer minuto se ralentiza e incorpora su riff más conocido y unos punteos de guitarra más melódicos, pero rápidamente vuelve a las andadas con un solo veloz y caótico y un medio tiempo muy breve que recuerda bastante a Slayer.
El trío que cierra el disco es particularmente disfrutable y variado. El riff divertido y bailongo de «Don’t Trust» me suena de nuevo a Slayer, en concreto al «Behind the Crooked Cross» publicado el año anterior en South of Heaven. Ambos temas, aunque repudiados por muchos, me encantan especialmente. Más ligero de lo que nos tienen acostumbrados, no invita tanto a sacudir la cabeza como a mover rítmicamente los hombros. La corta e intensa «Bringer of Torture» es un pepinazo thrash directo a la yugular. Una canción sin muchos matices, rápida y agresiva. «Fatal Energy», mientras tanto, cierra de forma majestuosa un disco perfecto. En general no tan rápido como la mayoría de los temas anteriores (aunque también tiene sus momentos), tiene influencias más definidas del heavy metal más clásico y llega a recordar a Iron Maiden en algunos puntos, especialmente en su épico y frustrantemente corto punteo intermedio, con unas motivantes guitarras gemelas entrelazadas.
Curiosamente, y a pesar de ser uno de sus discos más celebrados, pocos temas de este álbum se han hecho con un lugar habitual en el directo de los alemanes. «Extreme Aggression» y «Betrayer» suenan en casi todos los tours, y también tocan con cierta regularidad «Some Pain Will Last», pero el resto tiene un protagonismo absolutamente marginal. Se comentaba que en estos últimos años iban a hacer una gira centrándose únicamente en temas de su primera época, pero esta idea no se ha llegado a llevar a cabo todavía. Y en todo caso, ahora mismo están inmersos en la grabación de su decimocuarto trabajo, previsto para finales de año, así que me imagino que no es algo que vaya a pasar en breve. La verdad es que sus últimos discos son buenísimos y a mí personalmente ya me parece bien que los repertorios actuales estén centrados en ellos.
Kreator se prodigan bastante por aquí, y en directo no solo son una garantía: son una apisonadora. En estos últimos tiempos he tenido la oportunidad de verlos en dos ocasiones: en su aplastante gira junto a Arch Enemy estuvieron incommensurables, mientras que en el Resurrection Fest de 2014 fueron top 3 de conciertos del festival, para mí solo superados por el bolo absolutamente espectacular de Suffocation. De hecho, tocaron poco después que los pobres y lánguidos Megadeth en el mismo escenario principal, y la comparación rozó lo humillante. En los próximos meses tendremos ocasión de verles aún un par de veces más, la primera de ellas en la jornada inaugural del Rock Fest Barcelona, con un setlist parecido a lo que nos acostumbran en las últimas giras, con muchos temas de su última época. Ya en febrero volverán presentando su nuevo disco con uno de los carteles más excitantes del año junto a Sepultura, Soilwork y Aborted. Estoy seguro que en ambas ocasiones su maquinaria de precisión alemana dejará totalmente aturdidos a todo aquél que se acerque a verlos.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.