Kristoffer Gildenlöw – Homebound

Nuestra Nota


8 / 10

Ficha técnica

Publicado el 18 abril de 2020
Discográfica: New Joke Productions
 
Componentes:
Kristoffer Gildenlöw - Voz, bajo
Marcel Singor (Kayak) - Guitarra
Paul Coenradie (Valentine) - Guitarra
Dirk Bruinenberg (7 Miles to Pittsburgh, Patrick Rondat) - Batería
Jeroen Molenaar - Batería
Fredrik Hermansson (Pain of Salvation) - Piano
Maaike Peterse (Kingfisher Sky, Ayreon) - Chelo
Ola Sjönnerby - Metales
Jan Willem Ketelaers (Knight Area) - Coros
Erna auf der Haar - Coros

Temas

1. Eternal (1:48)
2. Holy Ground (4:49)
3. Like Father, Like Son (4:14)
4. Infected (4:19)
5. Snow (4:58)
6. Our Home (3:58)
7. I Cried Today (4:32)
8. Chelsea Hotel #2 (3:39)
9. You Need Not Stay (Away) (2:50)

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Kristoffer Gildenlöw es un musicazo y su carrera lo avala. Es impresionante la trayectoria que lleva tanto en solitario como en Pain of Salvation como en varios proyectos, destacando su rol en la Neal Morse Band. Su formación como músico es amplia y su carrera en solitario se remonta en 2012. Su voz se asemeja tremendamente a la de su hermano a pesar de que él no tiene tanto rango vocal, pero tanto da, es capaz de escribir unas canciones soberbias capaces de acariciarte el alma. Se rodea de un elenco de músicos espectacular y gusta de componer, tocar el bajo y cantar. A medio camino entre los Anathema actuales y algo de Riverside del último disco. Es una obra compacta, muy coherente y tremendamente hermosa. No busques metal progresivo pues aquí mandan las canciones, las baladas y la desnudez del alma. Pocos artistas tienen tanta sensibilidad como este sueco.

Inquietante inicio en la intro con el chelo de Maaike Peterse en un inicio muy suave entre brumas. Esa belleza mezclada con melancolía es lo que continuará en “Holy Ground”, una pieza con mucho de los Anathema de estos últimos tiempos. Kristoffer posee una expresiva voz, con muchas similitudes con la de su hermano y la irrupción de Erna auf der Haar acentúa esa aura hacia los hermanos Cavanagh. Brillante inicio sedoso y delicado con acústica de base y órgano metiendo colchones atmosféricos. Algo de luz y positividad se cuela en la evocadora y acústica “Like Father Like Son”, con esos arreglos orquestales que tan bien le sientan. Ternura y delicadeza para una inspirada composición que brolla y engancha a la vez que se van sumando más instrumentos.

Otro momento de lucidez compositiva la encontramos en “Our Home” con ese dueto a voces entre Kristoffery Erna. Aires pink floydianos especialmente por el característico bajo del propio cantante y compositor. Los teclados finales arropan la composición, muy definitoria del gran trabajo que tenemos entre manos. Hay también una mezcla de los Pain of Salvation más tranquilos y dos pellizcos de los actuales Riverside. Más prueba de ello la encontramos en “Infected” con percusiones. Dirk Bruinenberg y Jeroen Molenaar combinan su faceta de baterista dependiendo del tema. Pero el que se erige como músico imprescindible es Frederik Hermansson de PoS. Sus atmósferas acompañan esas acústicas brillantes empujándolas siempre a buen puerto. Otro buen ejemplo es la sobriedad de “I Cried Today”, jugando con segundas voces apoyando el verso y el estribillo. Aquí hay uno de los más preciosos riffs en acústica. También se hace acompañar por el chelo de Maaike en una de las piezas más redondas de la obra.

Pero si hay un momento que llega a la belleza superior es en la versión del “Chelsea Hotel #2” del añoradísimo Leonard Cohen. Una de las más recordadas canciones del divo en el que narra su encuentro sexual con otra diva: Janis Joplin. Sé que es una versión, pero os diría que es lo mejor de Homebound. De verdad que lo que hace Kristoffer con esta canción es maravilloso. Por otro lado “Snow” es lo más cercano del disco a Pain of Salvation. Quizá se acerque bastante a lo que consiguieron con los dos brillantes Road Salt. Kristoffer hace una gran demostración vocal. Es el tema más extenso de la obra y otra buena muestra del juego atmosférico y de la sutileza del trabajo. No necesita ni de percusión alguna. Nos despide con “You Need Not Stay (Away)” con una buena dosis de piano y una sentida interpretación vocal. Bonito y melancólico adiós que culmina una obra tan reposada como bella.

Gran disco de Kristoffer Gildenlöw, de esos que puedes hacer sonar para relajarte, para estudiar o poner como hilo musical. Hay multitud de detalles en unos temas de apariencia sencilla, pero de mucha profundidad. Hay muchos guiños a los grandes del rock progresivo y destaca en sobremanera su habilidad en la composición. No busques velocidad ni arranques eléctricos pues esto es reposo para el alma. Os puedo asegurar que el disco va a estar en el top 10 personal de este fatídico 2020. Quizá no sea lo mejor para estos días tristes de reposo casero obligado pero su belleza melancólica es excepcional. Después de la última obra de Riverside quizá este disco sea el que más consiga sublimar la belleza de la tristeza. Menuda familia los Gildenlöw… Su homenajeado padre aquí debe estar más que orgulloso.

Jordi Tàrrega
Sobre Jordi Tàrrega 1372 Artículos
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.