Perturbator me gusta porqué no solo de metal viven los seres humanos. De vez en cuando nos gusta variar, experimentar con cosas diferentes, sonoridades a las que no estás acostumbrado… se trata, en definitiva, de salir de la zona de confort de lo que esperas en un disco o concierto. Y con actitud abierta y con ganas de un bailoteo synthwave me dirigí al barrio de Poblenou de Barcelona, lugar donde se encuentra la Sala Razzmatazz 2.
James Kent (aka Perturbator) pasa por ser un artista de base metal extremo (se inició tocando la guitarra en grupos de black metal) que se inclinó por los sintetizadores para expresar su sensibilidad musical. Una música que bebe del sonido retro de inspiración cyberpunk que llega a hacer las delicias por igual de metaleros, hípsters, indies o rockeros, una base muy ecléctica y que no niego que me llamara la atención.
Generalmente, los bolos a los que asisto el público no es tan variado. Los metaleros, en mi opinión, lo han empezado a seguir y no es extraño verlo cerrar alguna de las jornadas de festivales veraniegos metálicos. La imaginería y la música con atmósfera claramente oscuras es otro de los atractivos para nosotros, los raritos de las propuestas extremas, musicalmente hablando.
Otro dato que me llamó la atención, una Razz 2 limitada en espacio, lo que resulta finalmente a media sala, estaba a rebosar de gente con ganas de disfrutar del espectáculo del francés. No parecería, inicialmente que tanta gente (en términos que ya todos conocemos de asistencia a conciertos en la ciudad de Barcelona) pudiera estar interesada en la sesión de techno no-mainstream y en esta propuesta, pero la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.
Algo falló en la comunicación del anuncio del concierto o yo anduve despistado, pues no era consciente de que hubiera grupo invitado; teloneros, vaya. Y al entrar por la puerta de la sala me encuentro un dúo profiriendo gritos sobre una base de música electrónica noise, ejecutada por una tercera componente tras la mesa generadora de ruido. Una propuesta de lo más ajena para mí, no os voy a engañar. Obviamente, llegué tarde, y me perdí parte del show. Y no conseguí averiguar el nombre del combo. Francamente, las ráfagas noise y la labor del dúo recitador/arengador no acabó de convencer. Todo ello a un volumen ensordecedor y con un juego de luces fijo en rojo. Definitivamente, not my cup of tea.
Puntualmente a las 21:00 salía al escenario Perturbator. Puesta en escena: a un lado los synths que manejaría él y a la derecha, una batería. En seguida nos daríamos cuenta de que todo estaba cuidado de manera exquisita. Una gran estrella de cinco puntas invertida de neón presidiría el aquelarre con un juego de luces sencillamente espectacular, de los que cuestan de ver en espectáculos de estas dimensiones. El sonido, perfecto. Se desató un muro de sonido brutal acompañado de focos cambiantes de color, de frecuencias; todo muy espectacular.
El parisino desató las hostilidades desde el principio sin dejar ningún cartucho guardado. The Uncanny Valley (2016) y New Model EP (2017) fueron los dos trabajos elegidos para ser desgranados durante la totalidad del show. Obviamente, el nuevo single de lo que está por venir -“Excess”- también cayó, con gran acogida por parte de los que allí estábamos. “Neo Tokyo” fue otra de las piezas más aclamadas. El público estaba absolutamente entregado a la causa, recibiendo con algarabía los temas, uno a uno.
Todo ello en un show cambiante, sobre todo por el despliegue lumínico, con sus pros y sus contras. Tanto Perturbator como el percusionista no se movieron en ningún caso de sus posiciones tras las herramientas para hacer danzar a los que allí estábamos… quizás un poco más de dinamismo no estaría de más, pues técnicamente todo era perfecto. Hay que decir a favor de Kent, que a la que podía, se soltaba con el headbanging o animaba a las primeras filas a que lo dieran todo. Pero para los que estamos acostumbrados a bandas tradicionales de directo, nos faltó un poco más de comunicación con el público.
Pero el sonido martilleante de sus composiciones podía con todo y dejaba al respetable al borde del éxtasis (estado espiritual) a medida que temas como “She Is Young, She Is Beautiful, She Is Next”, “Humans Are such Easy Prey” o “Future Club” fluían por las manos de nuestro querido parisino. La posesión era colectiva, con trances propios de revelaciones marianas. Está claro que su álbum Dangerous Days (2014) funciona en directo de manera infalible.
Y después de hora y cuarto, se acabó. Nos quedamos con ganas de más, sin duda. Y eso es buena señal. Fue un gran bolo, si además consideramos que hay margen de mejora en directo, el joven James Kent (recuerdo que tiene 26 añitos) puede ser una de las estrellas más brillantes del firmamento. Madera hay. A ver qué nos deparan sus futuros trabajos.
Sant Boi-Barcelona-Arenys de Mar. Padre y Metalhead. Desbordado por tanta música que escuchar y poco tiempo para disfrutarla. En el Universo solo hay dos cosas claras: In vino veritas y Metallica es la banda más grande de todos los tiempos (quizás solo una sea cierta, y no tenga que ver con la verdad). Death, black, doom, sludge, hardcore, thrash… a menudo: pop, rock, indie, electrónica, hip hop… en resumen, la música es mi pasión.