La verdad es que, para los que vivimos en Barcelona ciudad, asistir a un concierto que no tenga lugar entre el Llobregat y el Besós, entre Collserola y la Barceloneta, es un coñazo, así de claro. Si dispones de vehículo propio, genial, pues llegas en poco más de media hora (en el mejor de los casos) y encontrar dónde aparcar no es tanto una odisea. Pero si has de depender del transporte público, llegar… llegas, pero regresar a las tantas, eso ya no es tan sencillo.
De todas las cosas que hago en Science of Noise, hacer las crónicas de los bolos a los que asisto es lo que menos me gusta hacer, con diferencia. Quizá por ello procuro tener mi agenda un tanto despejadita. Ojo, me encanta acudir a shows y disfrutar con lo que veo sobre las tablas, pero desde que la gente por la calle me llama «periodista», no los disfruto tanto. Antes ibas, saltabas, brincabas, cantabas y, en el mejor de los casos, incluso bailabas. Pero entre mi «yo» de hace unos años y este que os escribe casi a las puertas del año 2019, han habido cambios sustanciales en este último año y medio. Lo bueno es que ahora voy a bolos gratis, pero el precio que he de pagar por ello, en ocasiones, no vale la pena. Hablo de tener que luego devanarme los sesos para hacer la crónica de turno y sacar jugo, a veces de donde, sencillamente, no lo hay.
En ocasiones, todo ello se junta en un único evento pero, por extrañas (o quizá no tanto) circunstancias, los astros se alinean y el desplazamiento en coche hasta Sabadell para presenciar un bolo de un estilo que, sinceramente, no es mi fuerte, se convierte en una experiencia poco menos que excepcional. Porque, no nos vamos a engañar: Whiskey Lies lo tienen todo. Tienen juventud, tienen arrojo, tienen descaro, tienen clase y, por encima de todo, tienen talento…. a raudales. Si no, ¿cómo se explica que sea la segunda crónica que me casco de ellos en cosa de un año? Uno no va hasta tan lejos solo porque conozca a un par de su integrantes, creedme.
Si hace poco más de 12 meses reventaron el Ceferino del Poblenou, hace solo unos días hicieron lo propio con la Breakout de la co-capital del Vallés Occidental. En esta ocasión, Sabadell ganó a Terrassa, por goleada. Y para abrir boca, Big Rocks la que, posiblemente, sea la banda de covers de hard & rock con mayor talento que haya visto jamás.
Big Rocks
Sobre las 22:30, y con un retraso más que considerable, saltaba la banda liderada por Manu Esteve, también vocalista de ShyDogs y Wet Moms! (entre otras), al escenario. Tal y como ellos mismos dicen en su web:
Big Rocks rinde homenaje a las grandes bandas de rock de siempre. Las mejores versiones de rock de los 70, 80 y 90. Energía y muchas cuerdas sonando juntas. Un espectáculo que no deja indiferente a nadie. Un repertorio jamás visto en los escenarios del país. Un viaje por la historia del rock, para disfrutar de la esencia de las melodías más inspiradas y los riffs con más feeling. ¡Auténticos himnos de siempre, de la mano de Eagles, Bryan Adams, Aerosmith, AC/DC, Toto, Pink Floyd, Queen, Kiss, Bon Jovi y muchos más!
Pues dicho y hecho: estos señores no mienten. No sé cuántas bandas deben haber en este país capaces de ofrecer un repertorio tan vasto y extenso como el que estos tipos nos ofrecieron. Desde el órgano inicial de «Pour Some Sugar on Me», hasta el último acorde de «Bad Medicine», repartieron talento y aplomo a lo largo de un repertorio que hizo las delicias de los allí presentes… especialmente de un señor que estaba en la primera fila que no cesó de arrodillarse y reverenciar a la banda en todo momento. En mi puta vida había vivido semejante entrega.
Después del clásico de Def Leppard, y tras refrescar sus gaznates con birra que el respetable se encargó de hacerles llegar hasta el escenario, les tocó el turno a Journey, a la ELO y a la versión (en clave Guns N’ Roses) del clásico de Paul McCartney «Live and Let Die». A través de «Time» pudimos disfrutar, por primera vez, del enorme talento de su guitarrista, y gracias al celebérrimo «Here I Go Again» de Whitesnake, pudimos descubrir que los de Coverdale son una de las bandas preferidas de su vocalista.
La siguiente en caer fue el clásico de Toto… que no es «Africa», sino «Rosanna», momento este en el que le tocó a su teclista, Kyke Serrano, ser presentado. Cual directo a la mandíbula, y marcando el meridiano de su actuación, le llegó el turno a «Eye of the Tiger» y, acto seguido, «Shook Me All Night Long» de AC/DC… casi nada.
Llegaba el momento de dar las gracias a Whiskey Lies por la invitación en una noche tan especial para ellos, la de la presentación de su nuevo trabajo Against the Odds (2018). Y aprovechando que ya estaban por ahí sus componentes, llamaron a Manu Soria, vocalista, para que se subiera al escenario a interpretar con ellos el clásico de Journey «Don’t Stop Believin'», sin duda uno de los mejores momento de su actuación.
«Beat It» sonó a continuación porque Michael Jackson también sabía crear tremendos ritmos rockeros, y lo hizo justo antes de que empalmaran el «Whatever You Want» de Status Quo con un par de temas del canadiense Bryan Adams, «Can’t Stop This Thing We Started» y «Summer of ’69». La recta final vino de la mano de lo que comúnmente se conoce como pupurrí, y tras interpretar varios fragmentos de los clásicos más clásicos de Queen, como «Don’t Stop me Now», «Hammer to Fall», «One Vision» o «Bohemian Rhapsody», y tras la pertinente presentación de la banda, acabaron con la que quizá sea mi canción preferida de Bon Jovi, «Bad Medicine».
Repertorio épico y brutal que haría las delicias de cualquier animal de karaoke. 80 minutos de puro poderío rock. ¡Bravo!
Setlist Big Rocks:
Pour Some Sugar on Me (Def Leppard cover)
Don’t Bring Me Down (Electric Light Orchestra cover)
Live and Let Die (Paul McCartney cover)
Time (Pink Floyd cover)
Here I Go Again (Whitesnake cover)
Rosanna (Toto cover)
Eye of the Tiger (Survivor cover)
Shook Me All Night Long (AC/DC cover)
Don’t Stop Believin’ (Journey cover)
Beat It (Michael Jackson cover)
Whatever You Want (Status Quo cover)
Can’t Stop This Thing We Started / Summer of ’69 (Bryan Adams covers)
Medley Queen
Bad Medicine (Bon Jovi cover)
Whiskey Lies
Tras la descarga de clásicos de ayer y hoy, y cuando pasaban ya 10 minutos de la medianoche, Manu (voz), Sergi (guitarra), Gabriel (guitarra), Oscar (bajo), Gerard (batería), Matías (teclados), Bea (coros) y Sònia (coros) saltron al escenario con el «único» propósito (ilusos de nosotros, los allí presentes) de presentar su nuevo trabajo, Against the Odds (2018), el cual os diseccionaremos aquí próximamente. Pero no fue así. Lo que tenía que ser una puesta de largo sobrepasó los límites de lo obsceno. Lo perpetrado por estos ocho seres, por estos monstruos de la música, fue de un descaro tan total que todavía,a a día de hoy, sonrío cada vez que recuerdo algunos de los acordes que pudimos vivir el pasado día 9 de noviembre.
La actuación se inició de la misma forma en que se abre su trabajo, con su soberbia interpretación del clásico de Gotthard «Lift U Up» y con un Manu jugando a suantojo con las garantías del público, haciéndonos partícipes en todo momento de la fiesta que no había hecho más que empezar. Acto seguido, turno para «Trial by Fire» cuyo inicio y ese ritmo de bajo que la acompaña a lo largo de esos escasos tres minutos que dura, nos hizo meternos, ahora ya sí, de lleno en su show. La verdad es que a ninguno de los allí presentes parecía importarle demasiado entrar en su juego, un juego aderezado por pinceladas soul y funk tan descaradas que hasta el mismísimo James Brown se atrevería a bailar sobre su tumba.
Ya con toda la sala ya a sus pies, nos regalaron «Out of Your League”, no sin antes darnos a todos las gracias por venir, casi todos, desde tan lejos. Con temas así, tan altamente bailables, a uno le resultaba harto complicado posar ambos pies en tierra. He de decir que la adición de las teclas y esos coros femeninos del final le dan un aire algo diferente a cómo la recordaba. Sergi fue el encargado de abrir «Cross the Line», un tema que empieza con unas guitarras por todo lo alto, pero que ellos magistralmente saben domar para bajarlo y subirlo a su antojo. «Underdogs» es ya todo un clásico en los conciertos de Whiskey Lies, un tema en el que brillaron con luz propia las voces femeninas de Bea y Sònia, y muy especialmente Gabriel, el guitarra solista. Y de aquí arriba (me señalo la frente mientras lo escribo), la banda creyó conveniente bajar un poco la intensidad, levantar un poco el pie del acelerador, para recibir «Us Two» y poner el tender mode en posición on. Pero ahora me voy a poner serio, pues durante la interpretación de este precioso (sí, esa es la palabra que mejor define a esta pieza), pude percibir un murmullo que provenía desde la entrada de la sala. Sinceramente, para acudir a un concierto y pasar el rato de espaldas al escenario petant la xerradeta, mejor uno se queda en casita, con la mantita, el tazón de chocolate y viendo cualquier mierda en Netflix. Es muy, pero que muy molesto no poder disfrutar del arte cuando, de fondo, te llegan mierdas. No diré quienes eran los culpables de tamaña falta de respeto, pero sí diré que alguno no hacía demasiados minutos que había bajado de ese mismo escenario. Pero, muy a pesar de ellos, pude disfrutar del espectáculo… y sí, Oscar, tras la pequeña parada que hay hacia el final, Gabriel y tú clavasteis la rentrée. A eso se le llama complicidad, y tener los huevos pelaos de tocar.
Mientras desde el bajo nos regalaban el ritmo tan funky que abre «Moonwalk», nos invitaron a todos a bailar lo que se supone que no habíamos bailado hasta ese instante. Craso error de percepción, amigos. Os puedo asegurar que los pies de todos los allí presentes no cesaron de moverse al ritmo de este Against the Odds que, ya os digo yo, que es la puta bomba. El título a la segunda cover de la velada recayó sobre «Hard to Handle», del mítico cantante de soul, compositor, productor de discos, arreglista y buscador de talentos, apodado el King of Soul, Otis Redding. Esta canción vivió una segunda juventud cuando los míticos The Black Crowes la recuperaron para su Shake Your Money Maker (1990), y podríamos decir que estos chicos le han pegado un toque, tomando lo mejor de la original y de la versión de los de Chris Robinson. Todo un acierto y una bomba en vivo. De nuevo, ambas coristas, con la complicidad de Manu, volvieron a brillar.
Justo antes de «despedirse» con «Bullshit», otro de sus clásicos y tema que cierra su álbum, nos volvieron a dar las gracias a todos por venir. De la canción destacaría su evolución, y como pasa del soul inicial para ir, poco a poco, convirtiéndose en una vigorosa pieza de rock ‘n’ roll, con solano final del Sr. Garrido incluido.
Ya con los charlatanes de la puerta ahora desplazados justo a mis tres (en esta ocasión sí alcancé a oír lo que decían, y he de reconocer que alguna alabanza hacia los músicos sí que salió de sus bocas), la banda abandonó durante escasos 20 segundos el escenario para regresar para interpretar tres temas más. Su primer single, «Wonderful Thundering Sound», durante la cual Gabriel volvió a sacarle brillo a su Weisse Hügel (los «tres cuerdas» de la banda utilizan instrumentos de este luthier afincado en Barcelona),«Treasure» de Bruno Mars, una de las mas claras influencias de la banda, y «Bitch Please», que ya es todo un clásico en su repertorio.
No sé a vosotros, pero a mí, metalero por convicción, cada vez me gusta más abandonar mi zona de confort y enfrentarme a nuevas propuestas. Whiskey Lies son rematadamente buenos y os recomiendo encarecidamente que les peguéis un repaso, de pies a cabeza, si alguna vez tenéis la suerte de que la Reina Fortuna deposite sus culos sobre un escenario cercano. Creedme cuando os digo que algún día, el jersey de jardinero del Ajuntament de Barcelona que Oscar luce en el videoclip de «Wonderful Thundering Sound», se expondrá en el hall de entrada del Hard Rock Hotel & Casino de Las Vegas. He dicho.
Setlist Whiskey Lies:
Lift U Up (Gotthard cover)
Trial by Fire
Out of Your League
Cross the Line
Underdogs
Us Two
Moonwalk
Hard to Handle (Otis Redding cover)
Bullshit
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Wonderful Thundering Sound
Treasure (Bruno Mars cover)
Bitch Please
Tipo peculiar y entrañable criado a medio camino entre Seattle, Sunset Boulevard y las zonas más húmedas de Louisiana. Si coges un mapa, y si cuentas con ciertos conocimientos matemáticos, verás que el resultado es una zona indeterminada entre los estados de Wyoming, South Dakota y Nebraska. Una zona que, por cierto, no he visitado jamás en la vida. No soy nada de fiar y, aunque me gusta “casi todo lo rock/metal”, prefiero las Vans antes que las J’hayber.