Desde el mismo momento que me invitaron (gracias Kevin) al concierto de Meinstein y Maggots, tributo a Rammstein y Slipknot respectivamente, tuve en mente hacer una crónica del concierto pero no de las típicas, si no más bien contando como lo viví en mis carnes y cual es mi opinión sobre este tipo de bandas y eventos profundizando un poco en otros aspectos. Los que me conocen ya saben que no soy muy fan de este tipo de formaciones pero bueno, es un tema algo ya habitual en los foros y en las conversaciones entre gente del mundo de la música.
Hay gente que consume este tipo de eventos y los adora mientras que hay otros que no los pueden soportar. Es mi segunda vez viendo a Meinstein y en ambas me he quedado un poco igual, me lo he pasado bien ya que, sin ser fan de los alemanes, por alguna extraña razón me sé casi todo el repertorio que interpretó el tributo, pero no me acabó de llenar, no logro disfrutarlo como la mayoría.
Más que un tributo al uso ellos lo denominan como la experiencia más cercana al original y la verdad que no exageran. Usan pirotecnia, vestuario y maquillaje, atrezzo, colaboradores y un gran despliegue de medios que se asemejan a los originales salvando las distancias. Además, la sala Salamandra podría asegurar que es uno de los mejores equipamientos de capacidad media que tenemos en nuestra ciudad con una distribución excelente y un sonido casi perfecto estés donde estés ubicado. Un genial lugar donde poder ofrecer un buen espectáculo con todas las garantías.
Cuando vi los horarios me quedé algo sorprendido ya que el concierto empezaba a las 20 horas con Maggots y hasta las 22 horas no estaba programada la salida de Meinstein, así que pregunté cuanto rato de actuación tenían y la información que me llegó fue que los primeros hora y media y los cabeza de cartel hora y tres cuartos. A ver, se entiende ya que el despliegue de medios debe quedar justificado pero, ¿valió la pena?
Maggots
Llegué bastante justo tras dar algunas vueltas para aparcar y me encontré que aún había una gran cola que por suerte avanzó de manera rápida. Mi sorpresa fue que al entrar estaba sonando la intro «742617000027» que abre el primer disco de Slipknot y como no, la siguiente fue «(sic)» desatando la locura con un sonido que fue muy bueno desde el principio y durante todo el concierto. A destacar el trabajo audiovisual que coronaba la parte trasera del escenario en el que podíamos ver imágenes relacionadas con las canciones así como trozos de vídeos de los originales (no sé como va el tema copyright pero que vayan con cuidado).
«Eyeless» fue la siguiente y allí toda la sala se puso a botar y a cantar el famoso You can’t see California without Marlon Brando’s eyes! a pleno pulmón, una pasada (no me quiero imaginar esto en un bolo de Slipknot). Me quedé flipado por lo fidedignos que son a los originales: nueve tíos más ayudantes que se han estudiado a los tributados de una manera exhaustiva y minuciosa. Sorprendente la similitud en la voz de su cantante, el sonido casi idéntico en las guitarras y todos demostrando una gran técnica con sus respectivos instrumentos pero igualmente hay algo que me chirría. Creo y puedo asegurar que todos y cada uno de los músicos implicados en este proyecto tienen sus grupos de canciones propias pero como en la mayoría de casos no te conoce ni el tato y en tu vida vas a meter a 800 personas para ver a fulanito o menganito tocando el estilo que sea, no le interesa a casi nadie o solamente a un grupo reducido de personas. El hecho de disfrutar o sentirte totalmente satisfecho y halagado por las felicitaciones de haber hecho algo que tú no has creado, a mí me crea un montón de sentimientos encontrados. Eso sí, por lo que vi se lo pasaron en grande pero la gente lo goza por que tocas algo que conocen (y si, lo hacen muy bien) pero que tu solo interpretas. Y no me vengáis con lo de las orquestas tocando Bach o Mozart que ya os veo venir.
El concierto fue una sucesión de greatest hits del grupo original y bueno, no los he visto nunca y esto sería lo más cercano a esa experiencia, pero personalmente, me gusta el chocolate negro, el de 70 u 80 por ciento, el amargo, el bueno vaya, y esto fue como si comiera chocolate blanco.
Cayeron canciones como «Wait and Bleed», «The Devil in I» o «People = Shit» entre muchas otras y me lo pasé bien pero como he comentado me quedé a medias.
Meinstein
Y bien, llegó el momento de ver de nuevo a Meinstein y fue una especie de dejavu ya que un año antes los había visto en esta misma sala, sobre el mismo escenario, con el mismo atrezzo, la misma pirotecnia… Aunque bueno, con algún añadido nuevo e incluyendo un par de canciones «nuevas» a su repertorio pero más o menos lo mismo. Eso fue lo que me decepcionó un poco. Entiendo que habría público de la anterior vez y otro nuevo pero eché de menos un poco más de variedad. Aunque no creo que se puedan permitir cambiar mucho las cosas y hoy en día, con todo tan bien estudiado y sincronizado, no puedes dejar nada a la improvisación.
No puedo hablar mucho sobre las canciones que tocaron ya que de títulos me sé más bien pocos y como he dicho no controlo mucho a los originales pero si que me di cuenta que las radios, discotecas y bares musicales hicieron bien la faena en su época, ya que a excepción de un par me las sabía todas sin haberme escuchado en mi vida un disco entero de ellos. Entre otras cayeron la mítica «Du Hast» y «Muter» interpretadas a la perfección con un sonido brutal, vamos, que cierras los ojos y talmente parecían Rammstein.
Y os preguntaréis que qué demonios hacía yo allí. Pues como he dicho me invitaron y ver música en directo siempre es un placer. Además, a nivel periodístico vi que le podía sacar jugo y así poder opinar con argumentos lo que me pareció. Si no hubiese visto nunca un tributo, ¿quién soy yo para opinar? Pero esto es como todo. Si no has visto una película, si no has leído un libro, si no has jugado a un video juego, etc. no puedes o no debes dar tu opinión, así de claro. Por que lo único que estarás haciendo es rodearte de prejuicios que posiblemente estén infundados por terceros o simplemente por tu soberbia, pero eso ya son otros menesteres.
En cuanto al espectáculo que ofrecen no hay ninguna duda: TREMENDO. Fuegos artificiales, espuma, gas, gran juego de luces y hasta la barca de plástico. Todos y cada unos de los elementos que usan los originales aquí los tenemos en tamaño reducido, pero allí están. Incluso sacaron a un chaval con una correa de perro al cuello con el que jugaron durante un rato maltratándolo sin compasión y hasta «eyaculando» sobre él simulando y rememorando la lluvia de espuma de la que hacen gala los alemanes en sus directos. Lo de la barca fue algo brillante pero solo la primera vez, la segunda quedó forzada y bajo mi punto de vista hasta innecesaria. Eso si, se pegó un paseo por casi toda la sala cosa que demuestra la implicación del público.
Y de eso quiero hablar ahora: del PÚBLICO. Voy a un montón de conciertos durante el año y puedo ver desde el más oscuro black metal al más luminoso rock psicodélico con lo que veo muchos tipos de público y si, me encontré caras conocidas pero las puedo contar con una sola mano. Y eso simplemente tiene una explicación: la gente que va a tributos solo van a estos eventos y a los macro conciertos (Metallica, Iron Maiden, AC/DC, etc.) y para de contar. No quiero decir que esto sea malo, solo que me sorprende que esta misma gente no quiera descubrir por ellos mismos un mundo infinito de grandes grupos que pueden estar tocando hoy mismo en un pequeño antro o pub de tu ciudad más cerca de lo que piensas. Triste es ver conciertos en salas donde apenas caben 100 personas que no se llega ni a la mitad de ese aforo y en el concierto que nos concierne hoy la sala estaba llena hasta la bandera. No obstante me alegro por los amigos que tengo participando en estos tributos.
Por poner un ejemplo bien claro solo tenemos que viajar al pasado, hasta el año 1997, hasta la mítica y desaparecida sala Garatge de Barcelona, lugar donde actuó por primera vez Rammstein en nuestra ciudad. Una sala pequeña y con un aforo reducido en la que ya desplegaron todo su arsenal con pirotecnia y barca incluida con el sr Lindemann navegando por encima de las cabezas del público (recuerdo que esa sala era un antiguo garage con el techo muy bajo). Más de 20 años después están llenando estadios. En 1997 cuatro gatos sabían de la existencia de ellos y los apoyaron ya que siempre hay que tener en mente que nuestros ídolos de hoy también fueron underground y desconocidos.
En resumen fue una agradable velada en la que pude ver a algún que otro amigo y charlar sobre todo de música y de la escena metalera mientras unos músicos muy profesionales interpretaban a la perfección el material de dos grupos que a base de trabajo y más trabajo han conseguido estar donde están. Maggots y Meinstein también se lo curran y mucho pero no dejan de estar imitando un producto ya hecho. A esto le encuentro un mérito ya que hay una inversión de tiempo y dinero que hace disfrutar a la gente que por menos de 20€ pueden ver a sus grupos preferidos. Pero eso sí, si queréis hacer un tributo os lo tenéis que currar tanto o más que esta gente, no vale que salgáis vestidos de calle a tocar 15 canciones de tal o cual grupo sin alma y sin garra.