«Nada tiene importancia, ¿verdad, vieja?»
Decía la vieja tortuga Morla de La Historia Interminable. Anoche, nada fuera de Razzmatazz tenía más importancia de la que había dentro de la sala. El “último” concierto de Vetusta Morla presentaba un sold out de estos modernos, o sea, que las entradas duran escasos minutos. Unos conciertos finales anunciados solamente con una semana de antelación y solo disponibles a través de Valientes, el club de fans de la banda.
Este hiato programada de la banda de Tres Cantos nos sacudió hace unos meses, algo inesperado pero considero, a nivel personal, necesario. La banda liderada por el carismático Pucho líderes del indie nacional por más de dos décadas también nota el agotamiento creativo traducido en un Figurantes (2024) que tiene más corazón que músculo. Un trabajo mimado pero lejos del punch de sus anteriores discos.
Con un retraso insignificante más tarde excusado por Pucho comentando entre risas que la previa del concierto fue más larga de lo prevista entraba el sexteto Madrileño sobre un Razzmatazz calentito y desesperado para degustar este último asalto. Con un escenario sobrio y austero, sin decoración, ni siquiera los amplis frente a la banda tenían cabida. Y con “Puentes” arrancó el concierto y los primeros momentos de comunión entre banda y público. La canción con más gancho de Figurantes entró fina y encumbrada por la gran mayoría de la sala. La fiesta siguió con tres hitazos old school: “El discurso del rey”, “Fiesta Mayor” y “Golpe maestro”, tres canciones mitificadas la cual mejor. Ya pudimos darnos por entendidos de como funcionaria el espectáculo, basado en un despacho de himnos junto a unas pocas menos poderosas, un Pucho comiéndose el escenario con sus palabras y sus bailes, y el quinteto de músicos disfrutando como es habitual en ellos.
Tras un intento de discurso en catalán, de hecho Pucho siempre ha optado por intentar usar el catalán cuando está girando por nuestras tierras, fueron aterrizando sin tregua canciones aclamadas como “El hombre del saco”, “Maldita dulzura” o “Finisterra”. Aunque lo mejor de la noche vendría en su tramo final. Tras desplegar un par de piezas nuevas como “Cosas que hacer un domingo por la tarde” y “¡Ay, Madrid!”, momento aprovechado para que mucha gente bajara a los servicios, llegó una tanda de himnos de traca i mocador como decimos por aquí.
Encadenar “Copenhague”, “La vieja escuela”, “23 de junio” y “Consejo de sabios” tendría que ser un delito. Más de 15 minutos irrepetibles con la banda funcionando al máximo y el público haciendo temblar los cimientos de Razzmatazz alcanzando los 112dB. Y aún quedaba tiempo para éxito colectivo con “Sálvese quien pueda” y una “Valiente” aclamada como pocas. ¡Menudo momentazo!
Aún quedaba tiempo para un largo speech de agradecimiento de la banda y una sorpresa de última hora con “La mosca en tu pared”. Como curiosidad, Pucho nos contó que su primera vez en Barcelona tuvieron que pagar 180€ para tocar. Y cierre épico del concierto con “Cuarteles de invierno” y “Los días raros”, otros dos himnos de lagrimilla y pasión.
Tras casi dos horas y cuarto de actuación, todo terminaba bajo el prisma general de la felicidad. Asistir a estos conciertos te da la vida. Vetusta Morla cierran una etapa estando en la cima del indie, una banda respetada e irrepetible que se toma un merecido descanso para buscar el empuje suficiente para agrandar su leyenda.
Setlist:
El discurso del rey