Daba 2019 sus últimos coletazos cuando acaba de engendrarse La excavadora, proyecto que arrancó Txiki, conocido por entrar hace veinte años en La Polla Records y seguir tras su separación con Gatillazo, y al que no tardaron en sumarse buenos amigos que también traían varios kilómetros a la espalda formando parte de bandas como Al karajo, Rockaína, Sálvate si puedes o Sumisión City Blues. Poco más de un año han tardado en presentarnos su primer álbum, dispuestos a sorprender a propios y extraños.
Abre la veda “Futuro”, construida sobre una base punk rock pero empapada de detalles melódicos, avisando desde el principio de que la banda no ha inventado ningún guiso, pero va a añadir ingredientes a su antojo.
El mismo espíritu urbano transmite “Ceniza”, con su personalidad fiera y desidiosa a la vez, que cede el sitio a una fiestera “Mala música”, que hace de la sencillez su mejor virtud.
Más macarra entra “Kímika”, en la que vuelve a ponerse de manifiesto la intención que tiene el grupo de adornar con toques algo más heavys los cimientos en los que se asientan.
“La excavadora” huele a colillas de tabaco, fondos de litrona y, sobre todo, rabia traída por la falta de esperanza. Cruda, callejera y arisca, como la vida misma.
Para relajar el ambiente suena “Viejas mentiras de viernes”, trayéndonos al aquí y ahora a los eternos Barricada y sus temas que marcaban todos los oyentes, ya fueran crestas con mallas escocesas o melenas con vaqueros ceñidos. Línea de la que no se alejan demasiado en “Perder el vicio”, otro alarde de rock ‘n’ roll chulesco y forjado entre asfalto y hormigón.
“La fábrica de gas” trae aires más desenfadados, para aquellos que buscaban en este disco resquicios de la influencia de Evaristo.
Volvemos a encontrar trabajadas melodías en “Animales”, recordando en ocasiones a bandas punk norteamericanas de hace un par de décadas (no de las surferas de California, esas son película aparte).
Llega el momento de sacar la vena sentimental con “Contra el suelo”, en la que se bajan las revoluciones pero no la intensidad.
En “La reina la fiesta se hace esperar” nos vuelven a dar en la cara una bofetada del rock más básico, aderezado con una buena dosis de rabiosa potencia, para dar paso a “Tiempos diferentes”, que se encarga de apagar la luz con el listón a la altura en la que lleva todo el disco.
Resumiendo el partido, La excavadora nos ofrecen doce temas directos y en los que diversos géneros se encuentran sin ningún problema. Apuesta segura para próximos festivales, cuando vuelvan a existir.