La Excavadora – Todo es para destruir

Os pongo un poco en antecedentes antes de entrar al trapo. Recientemente he vuelto a Science of Noise después de dos largos años de desconexión, en este período de tiempo me ha dado por centrarme un poco (algo siempre complicado), organizarme y reencontrarme musicalmente con géneros que tenía un poco apartados y que fueron la base de mi formación personal. Y aquí nos encontramos de nuevo para hablar sobre el maravilloso mundo del punk y el rock cantado en castellano. En esta ocasión surgido del País Vasco y Navarra.

Nuevos para mí, pero no para el negocio musical, sus miembros han militado en bandas como Gatillazo, Marky Ramone y Childrain por poner unos ejemplos. He de confesar que únicamente tenía seguidos los pasos de los primeros, con el único e inimitable Evaristo al frente.

Tras verles verles abriendo para Agua Bendita el pasado 14 de abril en la sala Salamandra de L’Hospitalet de Llobregat, caí rendido a su pesada maquinaria. Ofrecieron un conciertazo sólido y cargado de actitud callejera, a pesar de venir con un batería sustituto tras la baja a última hora (afortunadamente provisional) de Alain Díez.

Y en estos casos, ¿qué hay que hacer? Pues empaparse de la música de estos salvaje. Así que aquí os presento su segundo trabajo que, seguramente, no sorprenda a la mayoría de los seguidores del género, ya que el disco lleva en la calle cuatro meses.

Si su anterior disco homónimo publicado en 2021 era un puñetazo en la cara, este, con cambio de formación en la guitarra y a la batería viene de vuelta, como bien nos indica su título, preparado para arrasar sin compasión.

¿Qué encontraremos aquí? Letras directas, callejeras, con mucha mala baba dispuestas a quemar todo lo que se les ponga por delante. No tienen pelos en la lengua y la sutileza no es su característica principal. Si no estás dispuesto/a a entrar al trapo, apártate para no molestar.

Su sonido tiene reminiscencias de los añorados Barricada, quedando más patente cuando El Drogas hace su colaboración en «Nuestro amor suicida» donde la voz de Pela, muy similar en matices a la del veterano músico, se fusionan a la perfección.

Pero no es la única colaboración, aunque la mencionada anteriormente es la más destacable. En «Quiero ver cómo sufren» colabora Monsieur Le Crêpe (Juantxo Arakama), cantante de la banda euskaldun Glaukoma, que aporta su peculiar toque ragga a la voz a una canción dura y directa marca de la casa.

En definitiva, disco repleto de canciones nocturnas y corrosivas. Como surgidas de El Club de la lucha, historias crudas de amor, fiesta y violencia. Solo hay que escuchar «Mi novia y yo odiamos a la humanidad»,  la vacilona «Aún queda un sitio donde huir» o «Habrá pelea» para comprobarlo. Si vas a unirte saldrás maltrecho/a pero con una gran sonrisa en el rostro. Ha llegado el momento del kaos, disfrútalo. 

Abel Marín

Amante del metal en su variedad de estilos. Vivo con la esperanza de poder llegar a viejo acudiendo a salas de conciertos y festivales. Si los rockeros van al infierno, que me guarden sitio y una cervecita.

Salud y Heavy Metal.