Crónica y fotos del concierto de Toundra - Parc del Fòrum (Barcelona), 2 de septiembre de 2020

La intensa emotividad de Toundra se intenta adaptar a la nueva normalidad bajo la luz de la luna barcelonesa

Datos del Concierto

Bandas:
Toundra
 
Fecha: 2 de septiembre de 2020
Lugar: Parc del Fòrum (Barcelona)
Promotora: Primavera Sound
Asistencia aproximada: 450 personas

Fotos

Fotos por Manuel Damea

Un par de meses después de que una de las muchas medidas precipitadas y aleatorias que las autoridades han ido tomando últimamente en relación a la cultura obligara a la forzosa cancelación de su fecha original en Barcelona, los madrileños Toundra venían por fin a pagar su deuda con el Parc del Fòrum y a ofrecernos toda la emotividad de su siempre personal propuesta. Su concierto tenía lugar en el contexto de estas Nits del Primavera que están llenando de buena y muy variada música este recinto marítimo barcelonés casi todas las noches de este peculiar verano, y suponía tan solo mi segundo concierto de la era Covid y mi primera visita a este ciclo organizado por la gente del Primavera Sound.

Uno podría pensar que, teniendo en cuenta las circunstancias logísticas inherentes en esta nueva y algo triste normalidad (distancias, mesas, sillas, saludos con el codo y todo lo demás), a priori y dentro de lo que cabe, la propuesta de Toundra podría ser más llevadera que otras cosas que hemos visto este verano como Angelus Apatrida, Siroll o Los Tiki Phantoms. Pero a la hora de la verdad, y como ya iremos revelando, las distancias entre unos y otros afectaron más de lo que nos habría gustado (tanto a ellos como a nosotros) a la experiencia general. Porque la música de Toundra será tranquila y evocadora en muchos momentos, sí, pero también rebosa una intensidad y emoción que se hace más difícil de expresar y de sentir si estamos todos a dos metros de distancia del de al lado y a cien del escenario.

El cuarteto madrileño es sin duda una de mis bandas favoritas dentro del panorama peninsular (y también uno de mis tótems del post rock / rock instrumental / llámale como quieras a nivel mundial), y ya he empezado a perder la cuenta de las veces que les he visto. Pero es que disco tras disco y concierto tras concierto, estos muchachos siguen sorprendiendo y demostrando una valentía, una solidez y una capacidad creativa admirable. Lo del Gabinete del Doctor Caligari fue una sacada de chorra en toda regla (tanto en estudio como en directo), y superada ya por lo que parece esa corta etapa (aunque las circunstancias actuales esa propuesta quizás podría tener algo más de recorrido), su retorno a la senda del rock resulta tan atractivo como siempre.

Después de comprobar con sorpresa y frustración que el inmenso párking de al lado de la playa de Nova Icària sigue absurdamente cerrado (¿por qué?) y de pasar por los exaustivos controles de seguridad y los chequeos de datos personales que permitirán a la organización seguir la pista de cualquier posible rebrote (en esta ocasión no hubo control de temperatura a la entrada como sí vivimos en el Castell de Montjuïc), llegamos a una agradable zona chill out que, de haber sabido que era así, quizás nos habríamos planteado llegar antes. Con bandas como Mastodon o Red Fang sonando de fondo de la mano de un tal dj Sergi Cuxart, cuya selección fue muy acertada el poco tiempo que tuve la oportunidad de escucharlo, la terracita de marras resultó ser un sitio tremendamente agradable para ponerse en situación y saludar a los (en este caso muchos) conocidos que, a falta de conciertos, no hemos visto en bastante tiempo ni tendremos la oportunidad de ver durante la actuación en sí.

El que en los últimos años ha solido ser el escenario Ray-Ban en el Primavera Sound es el encargado de albergar los conciertos de este ciclo de verano, y no hay duda de que es el más apropiado para ello tanto por el hecho de disponer de unas siempre prácticas gradas como por el hecho de gozar del mar como telón de fondo, algo que siempre le da un bonito extra de buen rollo a la cosa. La prensa estuvo relegada al extremo superior izquierdo de la grada, algo que a nivel musical y de intensidad no fue del todo positivo (el escenario estaba muy lejos y costó conectar de verdad con la banda), pero que nos dio la oportunidad de maravillarnos con la inmensa y espectacular luna roja que ascendía lenta y exuberante desde el horizonte marítimo. No hay mal que por bien no venga, dicen.

La banda se subió puntualmente al escenario a las 21.00 bajo las notas del, creo recordar, “Shine on You Crazy Diamond” de Pink Floyd (¿verdad?), y rápidamente enlazaron esta canción con la intro de un Vortex que iba a tomar un protagonismo muy elevado en la noche de hoy, con hasta cinco de las nueve canciones que formaron su repertorio de 75 minutos exactos. Y las que se dejaron por el camino, en realidad, fueron los interludios, así que podríamos casi decir que prácticamente tocaron este nuevo (y a mi juicio más que notable) disco al completo, arrancando con las excelentes “Cobra” y “Touareg” que corresponden también con los dos primeros cortes del álbum.

Desde nuestra panorámica y distante posicion nos dimos cuenta rápidamente de un par de cosas: la primera, que efectivamente iba a costar conectar del todo con la música y la emoción que siempre transmite la banda. Y es que el centenar de metros de separación con el escenario son difíciles de salvar. Probablemente desde las primeras filas de la pista se vivió de una forma distinta, pero a pesar de que las canciones siguen siendo evidentemente maravillosas, y por mucho que lo intenté, me fue imposible meterme en ellas de la misma manera que si hubiera podido respirar la energía del escenario y de la gente a mi alrededor. La segunda es que, acostumbrados a que agoten las entradas en salas como Apolo o BARTS, las aproximadamente 400 personas que nos reunimos hoy aquí supieron bastante a poco. No sé si por fechas, por miedo al contagio o, precisamente, porque las circunstancias y las limitaciones no hacían del evento algo tan atractivo como hubiera sido deseable, el hecho es que la respuesta que Barcelona le ofreció esta vez a uno de sus grupos fetiche no fue tan entusiasta como es habitual ni nos hubiera gustado.

“Bizancio” es, muy probablemente, el gran temazo de la carrera de estos chavales, y uno de mis eternos candidatos a desvirgarme en nuestra sección “Canciones Perfectas” (algún día lo haré, lo prometo). Aún y sin violoncelos (o al menos no se oyeron desde mi posición), la canción sonó tan preciosa y épica como siempre y sirvió para abrir un fragmento central del concierto en el que se centraron en revisar por encima sus discos anteriores: la preciosa “Kitsune”, la espectacular “Cielo Negro” (otro de sus grandes temazos en mi opinión) y la imprescindible y evocadora “Magreb” representaron a la perfección la calidad y la profundidad que envuelve los últimos diez años de carrera de la banda, aunque las frías reacciones a mi alrededor (que no sé si se reflejaron también en las primeras filas) no daban a entender del todo que fuera así.

Con Alberto como siempre en posición central (y, sorpresivamente, enfundado en su mascarilla) y Esteban dando brincos de un lado para otro en contraste con el público sentado y mayormente impasible, la recta final del concierto correspondió otra vez con los últimos cortes de Vortex. La alegre “Kingston Falls” (con su melodía reminiscente de Juego de Tronos) es lo más cercano a un single que ha compuesto nunca esta banda, mientras que “Mojave” me parece la gran obra maestra de este disco con sus elementos electrónicos (más protagonistas aquí que en estudio) y su final absolutamente apoteósico. Para acabar, escogieron la bonita “Cruce Oeste”, durante la que, aquí sí, pidieron a la gente que se levantara y diera palmas ante la positiva respuesta de la práctica totalidad de la pista, hasta el punto de formar una pequeña marabunta en primera fila. Si lo llegan a saber, seguro que lo habrían pedido antes.

Acabado este tema se encendieron súbitamente las luces del escenario, pusieron a sonar el “Children of the Revolution” de T Rex, se descolgaron los instrumentos y salieron a apladir a los presentes. A pesar de que se le puede poner pocos peros a la actuación y al cancionero de los madriñeños, no hay duda que, de todos mis conciertos de Toundra, éste fue también el más raro y desangelado. Pero bueno, supongo que visto lo visto mejor esto que nada. En todo caso, el propio Esteban Girón ya comentó en una entrevista previa en El Periódico que esto de dar conciertos con la gente sentada y a distancia no le convence un pelo, así que es muy probable que, de facto, éste haya sido el último que hagan hasta que volvamos de una forma u otra a una normalidad más normal. Y sí, seguramente eso incluye las dos fechas que sobre el papel siguen programadas en Granollers y Badalona en noviembre. Una pena, está claro, pero qué le vamos a hacer.

Setlist:

Cobra
Touareg
Bizancio
Kitsune
Cielo Negro
Magreb
Kingston Falls
Mojave
Cruce Oeste

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Sobre Albert Vila 954 Artículos
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día. Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.