Un año más Zaragoza convoca a las tribus. Llegadas desde todos los rincones de Iberia, las hordas se reúnen para la gran celebración de los ídolos paganos, el Folk Fest. Fecha señalada como pocas para el gran número de aficionados que el folk metal y sus estilos afines han congregado en los últimos años y que ilustran de manera clara el gran salto que el género ha dado desde los márgenes del underground hasta el centro de la escena. La historia del Folk Fest es la de un movimiento cultural que ha sido capaz de atravesar barreras y mimetizarse con las culturas de todos aquellos territorios en los que se ha asentado, y la de los grupos que nacieron al albor del astro que poco a poco iluminaba el cielo, y cuya estela han seguido. Es la historia de cómo una pequeña aldea puede convertirse en un imperio cuyas fronteras sean todas y ninguna.
Y como todos los relatos, este cuenta con un principio. Uno humilde, pero que dejaba entrever la ambición que vertebraba su voluntad. Era el 2016 cuando, fruto del esfuerzo de algunos promotores y actores de la escena local, emergía la primera edición del Folk Fest como parte de la programación de las Fiestas del Pilar. En aquellos momentos Zaragoza ya se había convertido en un centro importante para la escena folkie nacional, pues durante muchos años había acogido el Keltoi Fest, modesto festival dedicado a las bandas emergentes del estilo que más tarde conquistarían este mismo emplazamiento. Además, el año anterior a la puesta en marcha del Folk Fest la capital aragonesa acogió sendas iniciativas que apuntaban al floreciente movimiento folk: los festivales Winds of the North e Iberian Warriors, que contribuyeron en gran medida a consolidar la ciudad del viento como un bastión para este género.
En aquella primera edición coincidieron bandas como Lépoka e Incursed, que comenzaban a despegar con fuerza y a día de hoy pueden congratularse de situarse en la primera línea de combate de la escena. Junto a ellas, los veteranos Crystal Moors aportaban su amplia experiencia para demostrar que la historia del folk metal iba mucho más atrás de la reciente popularidad del estilo. Pero sin duda lo que marcó el espíritu del festival fue la inclusión de Cruachan como cabezas de cartel. El grupo irlandés, uno de los principales responsables de la creación del mismo género que se celebraba, visitaba España por primera vez en su historia. Esta iniciativa, que logró un gran eco entre la prensa especializada y los aficionados, definiría en buena medida las aspiraciones del festival, que se caracterizará por incorporar artistas de gran influencia y difíciles de ver por las tierras del sur.
En el 2017 el Folk Fest volverá a la carga, esta vez incluyendo una segunda jornada que hará las veces de fiesta de presentación. Para ello contarán con los letones Skyforger, primeras lanzas del folk metal europeo y uno de los nombres más populares en la escena. Junto a ellos harán su aparición Pimeä Metsä y los zaragozanos Salduie, cuyas apariciones en el festival constituyen una certera ilustración del crecimiento que han logrado alcanzar año tras año. El día principal estuvo protagonizado por el grupo sueco Fejd, que se marcó una actuación demoledora, destacada por todos los medios que cubrieron el evento. Pese a la infortunada caída del cartel de Dalriada, la jornada se completó de manera exitosa gracias a la participación de Ocelon, Cuélebre, Last Days of Eden y Celtibeerian, otra de las bandas que ha logrado alcanzar las cumbres gracias a al esfuerzo y cuya presencia en el Folk Fest se convirtió en motivo de alegría.
El año 2018 supuso un cambio para el festival, que se desmarcó de las Fiestas del Pilar y desplazó su fecha de celebración a septiembre. Además, esta tercera edición destacó por armar un cartel compuesto de manera íntegra por bandas españolas y que gozó de una enorme aceptación. Liderado por grupos que habían luchado sobre esas mismas tablas como Salduie, Lépoka, Celtibeerian o Crystal Moors y que consiguieron deslumbrar gracias a unas potentísimas descargas, y arropados por bandas de la talla de Endoval, Nakkiga, Sovengar, Northland o Immorgon, el Folk Fest logró su mejor marca hasta el momento y afianzó una escena en plena ebullición y que nada debía envidiar al resto del continente.
Anteriormente hemos dicho que todas las historias tienen un principio. Y aunque la mayoría suele tener también un final, nosotros por suerte aún no hemos llegado al de este relato. Tan solo nos encontramos en el momento más emocionante de la aventura, cuando nuestros protagonistas llegan acompañados de grandes héroes. De Waylander, de Lemuria, de Furor Gallico y de tantos otros que arriban dispuestos una vez más para la batalla. Y nos toca a nosotros responder a su llamada y ayudarles para que, sea cual sea ese desenlace, llegue cuando las armas hayan conocido la gloria y la paz victoriosa.