Estaba haciendo cola en la Razz 2, lamentando mi despiste al olvidar el teléfono en casa (¿qué iba a hacer yo solo antes del concierto y entre grupos?), cuando me dio por mirar a los asistentes. Mucho acento latino, muchísimo, que demostraba de forma inequívoca la ascendencia de los héroes de la noche en medio continente americano. Mucha chupa de cuero, pero también pantalones de pinzas y mocasines. Señores que podrían ser mi padre y personitas que podrían ser mis hijos. Hacía mucho que no veía tan variopinta asistencia a un concierto de rock, y caer en ello no sólo me hizo feliz, sino que consiguió que me diese cuenta (again) de que esto del rock and roll está muy por encima de nimiedades como la raza (qué mal suena), el sexo o la edad. ¡Viva el rock!
Y de eso último, de un gran “¡viva el rock!” fue la noche, pues no consigo imaginar a ningún amante del género (y ya no hablo de rock propiamente dicho, me vale cualquiera de sus variantes) que no saliese extasiado con lo que estaba por venir: nada más y nada menos que dos conciertos con “el músico latino de rock más importante de la historia”, como lo describirían más avanzada la noche.
Walter Giardino’s Temple
Con la sala a medio llenar sonaron los primeros compases de «Corte Porteño», señal inequívoca de que Walter Giardino’s Temple empezaba la descarga. Compuesto en un 60% por miembros de Rata Blanca, la grata sorpresa fue ver a Ronnie Romero a la voz, demostrando por qué ha sido el escogido para ponerse al frente de la nueva etapa de Rainbow. Su maestría y buenas tablas están fuera de toda duda, así como las de Walter, aunque en su segundo concierto, para mi gusto, se luciría más y mejor. Sobre la raya siguió, y como avanzara Romero (autor de la frase descriptiva de Giardino que he mencionado), un buen número de versiones cayeron, como «Mistreated» de Deep Purple. Más abajo dejaré el setlist completo, pero destacar «Azul y Negro», tremenda, «Crying In The Rain» y «Neon Knights». Los bises también estarían compuestos íntegramente por versiones: «Lost In Hollywood», «Speed King» y «Burn». Más allá de los mencionados, todos los músicos estuvieron a una altura enorme, especialmente Fernando Scarcella a la batería, mucho mejor que en estudio. Completarían la formación Pablo Motyczak al bajo y Javier Retamozo a los teclados.
Setlist Walter Giardino’s Temple:
Corte Porteño
Sobre La Raya
Mistreated (Deep Purple cover)
Héroes De La Eternidad
Lady Double Dealer
Cacería
Azul Y Negro
Crying In The Rain
La Danza Del Fuego
Hey Joe
Alquimia
Neon Knights
Lost In Hollywood
Speed King
Burn
Rata Blanca
Tras la pausa de rigor el momento se acercaba. La sala se había acabado de llenar, y el público estaba totalmente entregado. Gritos de “oé oé oéééééé” lo llenaban todo, y cuando las primeras notas de Los chicos quieren rock, de su último trabajo Tormenta Eléctrica (2015), empezaron a sonar, la locura se desató. Barilari saltó a escena demostrando que no es que sea bajito, es que es carisma concentrado. Lección enorme de como encabezar un grupo la que dio, durante toda la noche, Adrián.
Solo para amarte y La otra cara de la moneda aumentaron la locura, aunque el sonido no fuese el mejor, especialmente a las voces. Incluso el propio Walter, entre lecciones de lo que es un guitarra de rock neoclásico, pedía que subiesen el volumen de alguno de sus compañeros. De Scarcella y Motyczak no diremos más de lo que hemos dicho: enorme trabajo y gran sustituto para el malogrado Sánchez. «El Jugador» y «El Círculo De Fuego» seguían tiñendo la noche de rock de altas alturas, aunque en esta primera etapa la que se llevó la palma fue «El Sueño De La Gitana»… inconmensurable.
Tras el parón de rigor y los vítores de la sala entera (hacía mucho, y digo mucho, que no veía un público tan entregado y entusiasta), los argentinos volvieron a escena a son de «El Reino Olvidado», canción que descubrí entonces y que ya es “pa mí pa siempre”. Impresionante tema. Pero no era el único, pues le seguiría trío de auténtico lujo: «Guerrero Del Arco Iris» (quizá con el peor sonido de la noche, lástima), «Mujer Amante» y el colofón final, «La Leyenda Del Hada Y El Mago» y ese solo tan… tan… no sé, me faltan las palabras.
Hemos hablado de Scarcella, de Motyczak, de Barilari, Moschen hizo una gran labor en los teclados (a pesar del sonido) y Walter Giardino estuvo enorme. O más. Si con Temple ya hizo las delicias de todos los presentes, con Rata Blanca se superó a sí mismo en todos los aspectos. Tocó como nunca, lideró como siempre, con una entrega total a su público, que lo vio y no dejó de corearle. Quizá, en Europa, no tengamos a este señor a la altura que merece.
La noche se tiñó del mejor rock and roll, y esperemos que no haga falta esperar tanto para tener a un clásico del heavy metal en castellano girando en salas.
Setlist Rata Blanca:
Los Chicos Quieren Rock
Solo Para Amarte
La Otra Cara De La Moneda
El Jugador
El Círculo De Fuego
Tan Lejos De Aquél Sueño
Rock and Roll Hotel
Aún Estás En Mis Sueños
El Sueño De La Gitana
La Llave De La Puerta Secreta
Chico Callejero
El Reino Olvidado
Guerrero Del Arco Iris
Mujer Amante
La Leyenda Del Hada Y El Mago
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.