Lo más granado de la prensa rockera catalana se reunió el pasado viernes por la mañana en el Auditori Can Roig i Torres de Santa Coloma de Gramenet para asistir a la presentación oficial de la edición de 2018 del Rock Fest Barcelona, que como sabéis contará con bandas como Kiss, Ozzy Osbourne, Judas Priest, Scorpions, Megadeth o la reunión de Helloween como nombres más destacados. Un buen rato antes de las doce, hora en la que se nos había convocado, ya se agolpaban a las puertas del recinto una generosa cantidad de fotógrafos, periodistas, y no menos fans con la ilusión de poder hacerse una foto o conseguir un autógrafo del gran reclamo del evento, el bajista y líder de Kiss, Gene Simmons.
La gente de Rock’n’rock, promotores del festival y del evento de hoy junto al Ayuntamiento de Santa Coloma, quisieron cuidar que no faltara de nada en todo momento: no sólo contábamos con la presencia de músicos como Simmons (que de por sí debe ser un esfuerzo económico importante), de Txus di Fellatio de Mägo de Oz y del Sevilla de los Mojinos Escozíos, sino que hubo cervezas y pica pica a disposición de todos y, sorprendentemente, la presencia de un pequeño y muy convincente sexteto de cuerda que se dedicó a amenizar la previa y la prórroga con versiones de clásicos del hard rock y el heavy metal tocadas con violines y violoncelos. Sonaron excelentes y su inclusión en el evento (que no iba a terminar aquí, como veréis) fue todo un acierto.
Con algo de retraso respecto a la hora prevista nos hicieron pasar a la sala, y al cabo de pocos minutos llegaron Gene y su siempre curioso peinado, casi bajo palio, bajando las escaleras situadas en el centro del auditorio de modo que tuvo que pasar entre una nube de móviles y de sonrisas excitadas. Y los más excitados de todos casi parecieron ser tanto Txus como el Sevilla, que le esperaban al final de la escalinata y le recibieron con timidez e indisimulada devoción. Supongo que, aunque seguro que tiene los cojones pelados con ello, una situación así, recién llegado, sin conocer a nadie y sin hablar el idioma más allá de «siéntate» y cuatro palabrejas más, no debe de ser del todo cómoda para alguien como Gene, que salió airoso vacilándole y haciendo coña con todo el mundo con su proverbial cinismo.
Después de pasarnos un vídeo resumen de la edición de 2017, muy bien montado y con la banda sonora del «Shoot ‘em Down» de Twisted Sister versionado por Motörhead, llegó la hora de que, bajo la dirección del incombustible patriarca de la prensa rockera española, Mariskal Romero, los participantes en la mesa presidencial nos explicaran sus distintos puntos de vista sobre lo que significa el Rock Fest y su participación en él.
Tanto la teniente de alcalde como la energética alcaldesa Nuria Parlon, enfundada en una camiseta violeta con el lema «La lucha será feminista o no será», hablaron del compromiso de la ciudad con el festival más allá del obvio impacto económico positivo y de como la presencia de este evento ayuda en la lucha que Santa Coloma tiene que librar constantemente para sacudirse el estigma de ser un lugar quillo y conflictivo (aquí marcó un paralelismo muy bien traído con el heavy metal y sus seguidores, que aunque somos los tíos más dulces que hay, seguimos teniendo fama de malotes).
Admiteron como única fuente de quejas y punto a mejorar el nivel de decibelios que los vecinos de la zona tienen que soportar durante los tres días de festival, aunque oye, poder escuchar a Slayer o Emperor gratuitamente desde el balcón de tu casa tampoco debe ser algo tan malo (eso no lo dijeron ellas, eso lo digo yo). Es de agradacer, a todo eso, que haya equipos de gobierno municipales que apuesten por eventos de este tipo, y tanto Santa Coloma como Ripollet (cuyo alcalde también estaba hoy presente en este acto) son referentes indiscutibles en ello.
Inés Quintana, representante de Rock n’ Rock, confirmó que el cartel aún no está cerrado al 100%, pero que no quedan más que cuatro cositas (y que ninguna de ellas es Metallica). También se mostró orgullosa de un line up que, a juicio de la organización, es el mejor de la historia del festival (yo creo que en lo referente a la cabecera sin duda lo es, y de largo, pero en cuanto a clase media no lo tengo tan claro). Confirmó que se mantendría el formato de dos escenarios grandes más la carpa, así como el césped artificial que tanto nos gustó el año pasado, la Motörtent con Motörhits como grupo residente, el cámping situado en Montmeló y la iniciativa, destinada a proteger y animar a la cantera, de que los menores de doce años sigan entrando gratis. También salió al paso de los rumores que salen cada año sobre que el Rock Fest se va a trasladar de ciudad, diciendo textualmente que de aquí no los sacaban ni con agua caliente.
Como representantes de las bandas nacionales que participarán en el festival, tanto Txus di Fellatio, batería de Mägo de Oz, como el Sevilla, voz y cara de los Mojinos Escozíos, se mostraron humildes, cómplices y dicharacheros, dejando el primer plano que seguro que habrían tomado en otro momento (será por labia la de ambos) al gran protagonista del día, que no fue otro que Gene Simmons, que acabó casi mosqueado ante la insistencia de todo el mundo en llamarle Saimons (supongo que por esa misma razón tan patria por la que llamamos Praist a los Judas). Paul Simon – Gene Simmons. Que no es lo mismo.
El puntazo del día, tanto para Gene como para los más de 200 asistentes congregados entre prensa y fans, fue la sorpresa que la promotora tenía guardada bajo la manga: antes de la esperada intervención del bajista de Kiss, el sexteto de cuerda que ocupaba el hall mientras entrábamos se multiplicó hasta convertirse en una orquestra prácticamente entera que, flautas, violines y violoncelos en mano, se subió al escenario para marcarse una versión excepcional del «I Was Made for Lovin’ You» que hizo flipar a Gene y que arrancó una ovación sincera del público. Después, Inés nos confirmó que se trataba de la Jove Orquestra de Cambra de El Masnou. ¡Pues felicidades para ellos, porque se lo curraron de verdad!
No hay duda que Gene Simmons es un tío que rebosa carisma y cuya presencia (a pesar el peinado que me lleva, por dios, menudo peinado) llena el escenario y atrae todas las miradas tanto si toca como si no toca. Y su presencia y su persona fueron más atractivos que su charla, que creo que tampoco fue mucho más allá de cuatro tópicos como la confirmación de que Kiss no se iban a retirar ni de coña y que venían preparados para patear los culos de todos los asistentes del Rock Fest. En el turno de preguntas pudimos sacar un pelín más de chicha, pero no dio ningún titular que vaya a traspasar fronteras.
El turno de preguntas, limitado a menos de una decena, navegó entre algun gazapo de la traductora, algo nerviosa al principio, y el cachondeo que se trajeron los Mojinos, que quisieron demostrar que el Sevilla tiene la lengua más larga que Gene. Éste no quiso entrar a demostrarlo y se limitó a arrojarle un billete a modo de rendición entre la divertida estupefacción de los asistentes. Más allá de un extraño comentario sobre que, en España, le gustaría actuar como si fuera un torero matador, con muleta y trapo rojo (que no recibió demasiadas ovaciones, como os podéis imaginar), lo más interesante de este intercambio de preguntas y respuestas fue la crítica por parte de Txus y Gene a las nuevas generaciones de fans que no pagan por la música y no dan soporte económico a las nuevas bandas, lo que no permite que exista un relevo con potencial en la cantera del rock.
Siguiendo un poco con este tema, y ante una pregunta de la vocalista de Born in Exile, la banda de Santa Coloma que va a tener la oportunidad de abrir el festival en esta ocasión, Gene postuló que, para triunfar en la música a nivel global es imprescindible cantar en inglés, y afirmó ante una reacción helada que el rock está muerto y que las bandas jóvenes estan destinadas a comerse los mocos a dos manos ya que, lo volvió a repetir, nadie compra ya discos. En mi opinión, se trata de un punto de vista un poco tronado, y por suerte Txus saltó rápidamente a puntualizar que dá igual en qué idioma cantes si lo haces desde el corazón y, en un comentario que me pareció bastante interesante, en no perder nunca la pasión y en seguir persiguiendo la canción perfecta sin llegar a encontrarla nunca para no llegar a acomodarse. Hay que decir que Mägo de Oz es una banda que a mí personalmente no me gusta un pelo, pero el tal Txus demostró tener la cabeza perfectamente a sitio.
Y poco más. Al acabar hubo estampida de fotógrafos (muchos) a la caza de las mejores instantáneas del protagonista del día, y también de fans buscando (y consiguiendo) su anhelado autógrafo. Gene se mostro solícito sin pasarse de simpático, y cuando se fue nos dirigimos todos a la salida, donde pudimos encontrar más cervezas, más cositas para picar y más música por parte de los jóvenes de El Masnou. En resumen, una entretenida e interesante mañana que, si bien no nos descubrió nada que no supiéramos y que, para los que no somos fans devotos de Kiss ni idólatras de personajes concretos, tampoco es que pasara realmente nada, si que sirvió para demostrar que el Rock Fest sigue con paso firme su camino de consolidación como uno de los festivales de referencia en Europa y que cuenta con el apoyo de la ciudad, de los fans y de los medios grandes y pequeños. Como uno de estos últimos, definitivamente cuenta con el nuestro, y allí estaremos para contároslo.
Fotos: Ray Molinari
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.