Fueron la sensación y una de las grandes esperanzas del rock duro actual. Apuntaban a banda de estadio con un disco debut inconmensurable. Pocas cosas han sido más grandes en lo musical y en este siglo que Runnin’ Wild (2007). En un inicio de siglo XXI marcado por las ausencias de bandas capaces de innovar y de llegar a ser grandes bendecimos la llegada de los hermanos O’Keeffe al ritmo de himnos de la talla de “Runnin’ Wild”, “Stand Up for Rock n’ Roll”, “Cheap Wine and Cheaper Women” o “Too Much too Young to Fast”. Un inicio alucinante bebiendo de los más grandes referentes de su Australia natal. Allí hay lo mejor de Rose Tattoo y de AC/DC. Nos parecieron dignísimos sucesores a pesar de que en sus planes no estaba precisamente lo de innovar.
Pero ya en su segundo disco vimos que no iban a poder repetir algo tan grande como lo de su ópera prima. Sus álbumes siempre están bien, pero temas geniales y capaces de hacer que un estadio se rinda a tus pies brillan por su ausencia en sus sucesivas entregas. Eso no quita que en cada obra tengan un buen puñado de muy buenos temas, pero quizá la magia se gastó de un plumazo en 2007. Ahora sacan nuevo disco, y a pesar de que el factor sorpresa ha quedado ya difuminado, siempre es una gran noticia el hecho de poder esperar algo grande de los australes. Si lo han hecho una vez… ¿por qué no otra? Es más, si alguien puede hacerlo, pueden ser ellos, pocos más.
Sus directos fueron espectaculares desde su génesis. El grupo suena como un cañón y es una máquina perfectamente engrasada que arrasa con todo. Son una locomotora sin frenos y poseen sus característicos gimmicks de directo. Joel hace siempre ese solo que aparece en el punto más alejado posible del escenario, en lo alto de una torre de bafles o entre la gente. Ese momento es eléctrico y permite a los fans ver la proximidad de un show tan enérgico como sudoroso. Otro de sus trucos es el reventar la cerveza y darse golpes en la cabeza mientras esta sale a presión contra las primeras filas. Han añadido desde su última gira el uso de una sirena antiaérea en los bises…
Pero por otro lado hay quien considera que se han vuelto muy previsibles en directo y que sus giras con poco minutaje de directo hacen que la variación entre un show propio y uno de festival no tengan diferencia alguna. También sabes cuándo van a caer los temas previstos, no hay variación alguna en el set y 13 temas es algo pobre para un grupo tan joven. Eso sí, se dejan la piel en cada directo. Y en general, muy pocos son los que se quejan de los directos de Airbourne.
Pero si hay un gran atractivo más allá de los chicos de Warrnambool es la presencia de los icónicos e inimitables Supersuckers. Es su participación la que, combinada con Airbourne, hace que estemos ante uno de los shows del año. Será maravilloso ver otra vez a un superviviente y luchador como Eddie Spaguetti combinando su rock n’ roll clásico con esos retazos country tan sorprendentes. Recordemos que esta gente empezó en el sello Sub Pop, el que dio a conocer al grunge al mundo (¡!!!!). Y repito, es uno de los conciertos del año se mire por donde se mire.
Coleccionista de discos, películas y libros. Abierto de mente hacia la música y todas sus formas, pero con especial predilección por todas las ramas del rock. Disfruto también con el mero hecho de escribir.
