Cuando todo el apocalipsis pandémico se nos echó encima a principios de año y, poco antes del verano, se hizo patente que la cosa iba para largo, los aficionados a la música en directo ya dimos por perdidos todos los festivales de esta temporada, tanto grandes como pequeños. Y eso, por supuesto, incluía nuestra imprescindible y deliciosa cita otoñal de cada año con lo mejor de la música verdaderamente alternativa. Porque el AMFest es un evento que, tras siete años sorprendiendo y encandilando a base de coherencia, cercanía y carteles cada vez más excitantes, goza de confianza plena e incondicional y se ha ganado ya un lugar en el corazón de todos los amantes de las sonoridades más atrevidas dentro del espectro rockero en toda su extensión.
El festival organizado por la gente de Aloud Music se celebró por primera vez en 2013, y en sus primeras e ilusionantes ediciones quiso centrar sus carteles exclusivamente en intérpretes instrumentales. Al cabo de poco tiempo, viendo que cada vez crecían más y que esa premisa les limitaba su techo y les reducía mucho las opciones, optaron por abrirse a todo aquel tipo de música que pudiera encajar en el complejo pero coherente universo Aloud. En su ubicación original en la Sala Apolo tuvimos la oportunidad de asistir a conciertos memorables de bandas consolidadas como Leprous, God is An Astronaut, Maybeshewill, Truckfighters, Toundra y un buen puñado más, pero más te valía llegar temprano e irte tarde, porque todo el cartel siempre había estado lleno de joyas valientes y muchas veces aún desconocidas, tanto locales como extranjeras.
En el momento en el que pareció que la continuidad del festival corría peligro, la organización decidió reinventarse sorprendentemente y reubicarse en Fabra i Coats, la ex-fábrica de Sant Andreu que les ha permitido crecer en tamaño, en público y cartel y que hasta el momento ha sido testimonio de dos ediciones absolutamente memorables. Ambas se han saldado con éxitos incontestables en lo musical y a nivel de asistencia, y personalmente recuerdo pocas jornadas en ningún festival de los que he asistido en mi vida tan brutales y redondas como el viernes del año pasado, con Deafheaven, Brutus, Touché Amoré, Bo Ningen o el flechazo que fue para mí descubrir que existía una banda como Falç de Metzinera volándome absolutamente la cabeza.
Este año, cómo decíamos, nadie apostaba ya porque el AMFest pudiera celebrarse, así que cuando anunciaron inesperdadmente esta reinventada nueva edición, al aire libre y con artistas exclusivamente nacionales, la respuesta del público barcelonés fue sencillamente espectacular, hasta el punto de agotar abonos y entradas en un santiamén gracias a las infinitas ganas de conciertos, al amor, respeto y aprecio que se le tiene al festival y a sus organizadores y, cómo no, a lo brillante que vuelve a ser una vez más el cartel. Las fechas originales se situaban a principios de noviembre, pero la imposición de nuevas leyes prohibiendo actos culturales de todo tipo durante unas semanas obligaron a su cancelación y posterior reprogramación para el fin de semana del 4, 5 y 6 de diciembre.
Aunque originalmente no había un plan para que así fuera, el propio director de Aloud Music Sergio Picón nos contó que durante este verano se generaron ciertas sinergias con los responsables de la Associació de Sales de Concerts de Catalunya (ASACC), y al ver lo apañado que quedaba el Castell de Montjuïc como escenario y telón de fondo de música de todo tipo, decidieron animarse a organizarlo junto a ellos. Ciertamente, esta vieja fortaleza militar me pareció un recinto casi ideal cuando lo visité hace unos meses, y espero que no se abandone la idea de programar eventos allí cuando, espero que en un futuro no muy lejano, se puedan volver a hacer conciertos de pie, sin distancias ni mascarillas.
Los cordobeses Viva Belgrado serán los encargados de encabezar la jornada inaugural del festival. Con un bagaje internacional de cuidado y con otro nuevo disco magnífico y notablemente atrevido como es Bellavista bajo el brazo, la banda liderada por el gritón Cándido Gálvez vendrá a demostrar que son una de las bandas de post hardcore y screamo más destacadas del panorama estatal. A su lado, la etérea multi instrumentalsta guipuzcoana Sara Zozaya nos presentará una propuesta rompedora que orbita alrededor del indie, la electrónica y el chill out, mientras que los maresmenses iou3R serán los encargados de dar el pistoletazo de salida al festival con sus infinitas atmósferas psicodélicas y culebreras.
A pesar de que el cartel de los tres días me hace salivar, en lo personal creo que el plato fuerte lo viviremos en la jornada del sábado, liderada por unos Obsidian Kingdom que también acaban de pegar un puñetazo sobre la mesa bastante bestia con la publicación de un maravilloso Meat Machine en el que los catalanes han dado otra nueva vuelta de tuerca a su ya de por sí personal y atrevida propuesta. Si exceptuamos algún acústico y esa mágica experiencia que fue la interpretación de Körkarlen en el CCCB, hace ya muchos años que no hemos tenido la oportunidad de ver a los de Edgar Merigó encima de un escenario barcelonés (¿quizás desde el Be Prog de 2016?), así que os podéis imaginar las ganas que hay de ver y escuchar a la nueva formación de la banda interpretar el catálogo de temarrales que ha acumulado en sus tres discos y casi diez años de historia.
Por si la presencia de Obsidian Kingdom no fuera ya suficiente reclamo por sí misma, la inclusión junto a ellos de los madrileños Jardín de la Croix convierte el cartel de este sábado en uno de mis conciertos más esperados de la temporada con o sin pandemia. El cuarteto ya me ha demostrado en más de una ocasión que son la puñetera leche sobre cualquier escenario tanto grande como pequeño (y eso que, dada la complejidad técnica de su math rock instrumental, se lo ponen bastante difícil a ellos mismos) y su reciente EP Letargo no hace más que confirmarlos como una banda sencillamente brillante y capaz como pocas de expresar una miríada de emociones inmensa sin necesidad de pronunciar ni una sola palabra. La jornada la abrirá la artista barcelonesa Linalab, que con una propuesta bastante distinta a la de sus compañeros de jornada (y bastante menos afín a mis gustos, también hay que decirlo) intentará hacernos volar a base de electrónica disonante y evocadora.
El domingo contará con nuestros amigos de Ànteros como grandes protagonistas. Los barceloneses, bien integrados en el organigrama Aloud ya que algunos de sus miembros forman parte de la organización del festival, acaba de publicar un segundo trabajo llamado …y en paz la oscuridad que roza lo obsceno de lo bueno que es y que reinventa los límites del post rock progresivo, machacón, emotivo y gritón. Y es que si en su debut ya dejaban claro que esta gente jugaba en otra liga, ahora no hacen más que confirmar que son una de las bandas jóvenes (jóvenes como banda, porque sus miembros tienen experiencia y tablas de sobras) más jodidamente talentosas y brillantes de todo el panorama estatal.
A su lado, les acompañarán nuestros también apreciados Gyoza, que con el muy notable y groovero Early Bird han dado otro paso adelante a la hora de reafirmar su particular y potentísima mezcla de rock alternativo, stoner y otros estilos más inclasificables que auguramos que podría sorprender bastante a aquellos que no les conozcan. Por último, y para completar el cartel de la jornada final del AMFest de este año, podremos escuchar al dúo italiano-finlandés Murina, el vehiculo a través del que Martina y Laura nos intentarán transportar a las profundidades del noise punk más macarra y artesano.
Con un panorama como éste, era de esperar que las entradas para el AMFest de 2020 literalmente volaran, y en pocos días la organización tuvo que plantar el cartelito de sold out tanto a nivel de abonos como de entradas individuales para la mayoría de los días. Por desgracia, y poniendo de manifiesto el absurdo de muchas de ellas, las leyes actuales no permiten desplazarse fuera del municipio de residencia de cada uno durante el fin de semana para asistir a actos culturales, así que todos aquellos que pretendían acercarse al Castell de Montjuïc desde fuera de Barcelona no podrán hacerlo. Por este motivo algunas entradas se han visto liberadas, así que si vives en la capital catalana (o quieres bajar a pasar el fin de semana entero aquí), aún tienes la oportunidad de asistir al evento musical más excitante de este final de año.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.