Quizá yo sea el menos indicado para describir las virtudes del Azkena Rock Festival, ya que mi estreno se produjo el año pasado. Una demora provocada por un anterior largo empleo nocturno y, sobre todo, por la saturación de este tipo de eventos durante la década de los noventa. Aunque en su momento, dicho planteamiento de ocio y cultura, sin ser novedoso, me pareció ideal (aglutinar multitud de artistas a canje de un ajustado precio en taquilla), finalmente acabé diagnosticando más inconvenientes que ventajas en muchas de estas citas. Para empezar, descontando algunos cruciales conciertos para enmarcar, suelo evocar un montón de actuaciones raquíticas y previsibles. Con discutibles sonorizaciones, poca rigurosidad en los horarios fijados de antemano y demasiadas coincidencias entre recitales, a priori, imprescindibles. Pero mis peores recuerdos se centran en los restantes aspectos extra musicales. Las incómodas prestaciones de los espacios principales o de las zonas de acampada, los precarios servicios de higiene personal, las colas para todo o la gastronomía de batalla, fueron varios de los argumentos que determinaron mi deserción. Podría añadir las climatologías adversas o los postureos de ciertos espectadores, pero estas execrables variables no dependían de los respectivos organizadores.
Por fortuna, los tiempos y las voluntades han evolucionado notablemente. Así lo comprobé en la última edición del festival vitoriano y por tanto, el próximo fin de semana, repetiré gustosamente.
Con la extremada y loable mejora del envoltorio sólo queda resaltar lo más indispensable del presente cartel programado. En mi caso no me quiero perder al eficiente huraño irlandés Van Morrison, a la mítica e icónica Joan Jett con sus Black Hearts, el solvente rock de raíces que nos ofrecerán Chris Robinson Brotherhood o los Rival Sons y las esenciales reunificaciones de MC5, Mott the Hoople, Thee Hypnotics y, fundamentalmente, de mis anhelados The Dream Syndicate. Sin descartar, si las fuerzas (la edad no perdona) y el reloj (propuestas que se solapan) me lo permiten, las interpretaciones de Dead Cross, Nebula, Girschool, Sol Lagarto o James Taylor Quartet.
¡Conclusiones e instantáneas, a la vuelta!