Lisa Gerrard y Brendan Perry, o lo que es lo mismo, Dead Can Dance, se conocieron en Australia, pero pronto se trasladaron a Inglaterra para intentar que el proyecto musical que acababan de iniciar pudiera tener más éxito. De esto hace ya 40 años y, después de una larga trayectoria, en breve podremos volver a disfrutar de su maravilloso directo.
A mediados de los 80, y después de dos discos y un EP, ya se habían hecho un nombre dentro de la escena del rock gótico, gracias a ese ambiente medieval que transmitían con sus canciones. Ellos nunca quisieron encasillarse en este género, dejando que su paleta musical se fuera ampliando cada vez más, introduciendo estilos como folk, art rock, avantgarde o música étnica.
Así pues, hasta mediados de los 90, sacaron un total de siete discos, sin bajar en ningún momento el nivel de calidad, destacando Within the Realm of a Dying Sun (1987) y Into the Labyrinth (1993).
La banda se separó en 1998 y Lisa y Brendan iniciaron carreras en solitario, en las que no cesaron de publicar discos, componer bandas sonoras y realizar colaboraciones con diferentes músicos. Por ejemplo, en el año 2000, Lisa participó en la banda sonora de Gladiator junto a Hans Zimmer (ganando el globo de oro a la mejor banda sonora original) y, más recientemente, la hemos podido ver con el conjunto coral femenino The Mystery of the Bulgarian Voices.
Después de una gira de reunion en 2005, la banda volvió la actividad compositiva a partir de 2012, dejándonos desde entonces dos discos, Anastasis (2012) y Dionysus (2018).
Yo de vosotros no me los perdería, la presencia escénica de Lisa Gerrard es impresionante, casi mágica, y los conciertos de Dead Can Dance siempre rebosan de elegancia y calidad.