Cuando le digo a la gente que voy a ir al concierto de Dead Can Dance muchos se sorprenden pues pocas noticias tienen de ellos, y algunos te dicen eso de: ¿Pero todavía están vivos? No les culpo, pues la trayectoria de este dúo británico-australiano ha tenido momentos para todo, y en alguno de ellos han llegado a desaparecer. Pero los mismos que te miran incrédulos al saber que vienen de concierto añaden eso de: “pues molaría verles en directo”. Y esa posibilidad existe, y nada más y nada menos que en el teatro Barts. Personalmente considero que no hay un sitio mejor en la ciudad condal para ver a una banda de sus características. Tengamos claro también que el legado de Dead Can Dance sigue muy vivo pues realizarán dos conciertos: uno el día 20 de junio y otro el 21 del mismo mes. Para el primero se agotaron muy pronto las entradas, para el segundo tampoco quedan.
Los nombres de Lisa Gerrard y Brendan Perry son los que han dado forma a Dead Can Dance, una banda diferente, arriesgada y a día de hoy todavía muy rompedora. Se formaron en 1981 en Londres y dieron cabida dentro de su particular universo a todo tipo de influencias que difícilmente podían llegar a maridar. La cohesión estilística vino dada gracias a la espectacular voz de soprano de Lisa Gerrard. Eran tiempos en los que la primera oleada del punk perdía fuelle y el post punk empezaba a asomar, junto al rock gótico y los new romanthics. La década más hortera empezaba y Dead Can Dance obtuvieron, de primera mano, el mejor caldo de cultivo posible para su mejunje sonoro. El gótico puede que sea la base de todo, pero a ello hay que sumarle las músicas del mundo, el gusto por la etnografía viajera y la permeabilidad de su membrana que todo lo absorbe. No es raro que tiren de música clásica contemporánea y lo coronen con pasajes de cantos gregorianos. Más que canciones podemos hablar que su material es música descriptiva en la que se dibujan paisajes con una paleta generosa en colores y texturas.
En 1998 vivimos el ocaso del grupo. Cesaron su actividad anticipando los años difíciles que vendrían para la industria discográfica. Lisa volvió a su Melbourne natal y Brendan agrandó su leyenda al comprarse una iglesia en Irlanda instalando allí su centro de operaciones. 2005 fue el año de reunión para la banda a la que se sumó una exitosa gira. El combo tiene nuevo álbum bajo el brazo, se llama Dyonisus con clara referencia a la antítesis de todo lo apolíneo. En él se da salida a la parte menos racional del ser humano, por lo que pinta que vamos a pasarlo muy bien en el teatro Barts. A ello sumémosle ese elenco de clásicos que han llegado a sonar en algunas bandas sonoras de película. Su música es perfecta para combinarla con imágenes. “Rakim”, “Sanvean” o su versión de This Mortal Coil “Dreams Made Flesh” harán las delicias de los afortunados que posean alguna entrada para esta doble sesión. Me sé de alguno y alguna que incluso va a repetir…