A priori creo que su tiempo ya pasó, aunque es cierto que su último trabajo, M.E.T.A.L (2019) me parece mejor que su predecesor. Sí, a priori, pero la vida me ha enseñado a no dar a nadie por muerto antes de hora, así que me esperaré hasta verles este domingo, día 23, para enterrarlos o ver si, como cantaba aquél, estaban de parranda.
No engañan a nadie, en eso son más honestos que cualquier otro. Power metal ultra azucarado, como unicornios vomitando arco iris, compitiendo por ser el grupo más feliz de la Tierra. Como mínimo, competirán por la primera posición, sin duda. Creo, además, que los cambios en el line up que han ido sucediendo, dan tanto a Freedom Call como a Chris Bay una versatilidad que no tenían con 20 años (aunque sí que creo que Grestner es mejor guitarra que sus sucesores, para felicidad de Helloween).
Espero que Boveda nos ofrezca una velada divertida, llena de buen rollo y sonrisas. Quizá nos parezca que la hayamos vivido muchas veces, especialmente a finales de los 90 o principios del milenio, pero eso no tiene por qué ser malo. Como decía, más honestos que una barra de pan, y es algo que, en la gente (también en los músicos), agradezco. Estaré allí para verlos por primera vez en mi vida.
Abrirán la velada los pamplonicas Taken, que nos presentarán su último lanzamiento, Unchained (2019).
Llevo en esto del heavy más de media vida. Helloween y Rhapsody dieron paso a Whitesnake y Eclipse, pero Kiske sigue siendo Dios.
Como no sólo de música vive el hombre, la literatura, Juego de Tronos y los tatuajes cierran el círculo.
Algunas personas dicen que soy el puto amo, pero habrá que preguntarles por qué.
