Ya habré dicho un par o tres de veces (o 20, o 30) que los suecos Ghost me parecen la gran esperanza del panorama rockero actual. Y no estoy tan hablando de la música, que eso dependerá de los gustos de cada uno, sino más bien del fenómeno creciente y global que se ha generado a su alrededor. A mí juicio, las huestes del Papa Emeritus han sabido rodear su indudable habilidad y sus rutilantes hitazos (hechos con toda la intención de triunfar en tantos círculos como sea posible) con una historia y una imagen que les hacen irresistibles tanto a extremos (no del todo trues), como a fans del rock melódico, a nostálgicos, jóvenes y a niños. Y esta transversalidad, altamente estudiada y apoyada en grandes cantidades por una industria (y eso es una gran noticia) que parece creer en ellos, se me antoja altamente ilusionante como pequeña punta de lanza para que el rock y el metal puedan meter de nuevo la cabecita, ni que sea de rasquis, en el denostado pero necesario mundo del mainstream.
Su último trabajo, Impera, no hace sino confirmar la ambición desmedida de Tobias Forge. Disco a disco, los suecos han ido evolucionando su propuesta sin traicionar su esencia, y aquí tenemos una cantidad de himnos que los fans de la banda han recibido (en su inmensa mayor parte) con gran excitación. Y claro, si a los nuevos «Call Me Little Sunshine», «Spillways», «Watcher in the Sky» o «Griftwood» le añadimos éxitos incontestables como «Square Hammer», «Cirice», «He Is», «Ritual», «Mary on a Cross», «Rats», «Year Zero» o «Dance Macabre» nos queda un repertorio absolutamente envidiable para una banda con poco más de diez años de vida y cinco discos a sus espaldas.
Porque a pesar de ser cada día un poco más grandes, Ghost no son ni mucho menos flor de un día. Al contrario, su crecimiento ha sido siempre decidido y constante, sin borrones en una discografía admirable. Y para muestra, sus sucesivas visitas a los escenarios barceloneses: primero nos visitaron en el Sonisphere de 2013, cuando tocaron justo antes de Iron Maiden ante la incredulidad, el desprecio y la indignación de los fans de la doncella. Después lo hicieron en el Apolo, en ese concierto presentando Meliora en el que todos los presentes sabíamos que no los volveríamos a ver nunca en una sala de ese tamaño. Poco más tarde tocaron en el Razz, y poco después (tras un paso por el Estadi Olímpic como teloneros de Metallica) en el Sant Jordi Club. Su siguiente paso lógico es el que dan ahora: el Palau Olímpic de Badalona. Y tras ello, el Sant Jordi y el Estadi Olímpic para ellos solos. ¿Llegarán a tanto? El Estadi son palabras mayores, pero yo creo que el recorrido que puede tener este banda aún es grande.
Para muchos de los que creen que Tobias y compañía se han pasado de frenada con el azúcar y los himnos de estadio, la presencia de Uncle Acid and The Deadbeats les puede acabar de convencer de hacer acto de presencia en los conciertos de esta gira. Este cuarteto británico mezcla a la perfección doom, fuzz, proto-metal y rock psicodélico y aportará a la noche la dosis de ocultismo y oscuridad rockera que muchos creen que Ghost nunca deberían haber dejado atrás. Los de Cambridge siempre han sido un bandón y a pesar de que ya hace cuatro largos años de la publicación de su último y magnífico Wasteland, se mantienen en una forma fantástica en directo, cómo querrán demostrarnos aquí.
Para completar el cartel, tendremos a una banda que, si no conocéis, os garantizo que os va a sorprender bastante. El dúo angelino Twin Temple define su música como «satanic doo-woop» y a ellos mismos como «devotos satanistas y meticulosos preservadores del espíritu ancestral del rock ‘n’ roll«. Tras escucharlos con infinita curiosidad, me atrevo a completar la definición con que son una especie de mezcla entre rock ‘n’ roll cincuentero, surf rock, polvorientos aires western, horror hortera a lo Familia Monster, un poco de soul oscuro, lascividad extrema y genuino interés por lo oculto.
Por si fuera poco, tienen una versión en español de su «Let’s Have a Satanic Orgy» que rebosa sass y libido mejicana por todos sitios y que estaría bastante bien que se animaran a tocar por estos lares. Vamos, un triunfazo de banda que, aunque en lo puramente musical no tengan nada que ver en absoluto con el resto del cartel, me parece conceptualmente más que apropiada para abrir una gira de este tipo.
En resumen, una de las bandas del momento, acompañada en este caso por dos teloneros muy apropiados que nos promete una noche para no olvidar de ocultismo y de confetti. Aunque la producción no vaya a ser tan grande como nos sugirieron y demasiadas canciones nuevas se queden en el tintero, un concierto de Ghost es a día de hoy un espectáculo imperdible para grandes y pequeños.
Siempre me ha encantado escribir y siempre me ha encantado el rock, el metal y muchos más estilos. De hecho, me gustan tantos estilos y tantas bandas que he llegado a pensar que he perdido completamente el criterio, pero es que hay tanta buena música ahí fuera que es imposible no seguirse sorprendiendo día a día.
Tengo una verborrea incontenible y me gusta inventarme palabras. Si habéis llegado hasta aquí, seguro que ya os habéis dado cuenta.
